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La Educadora Reflexiva: Un Paradigma Esperanzador


Enviado por   •  16 de Enero de 2013  •  631 Palabras (3 Páginas)  •  452 Visitas

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La educación es un tema muy polémico en México, que atañe a todos los niveles, incluyendo el preescolar. Las educadoras son frecuentemente criticadas –con o sin fundamentos–, al igual que el resto del cuerpo magisterial, atribuyéndoles la culpa de los problemas educativos de nuestro país y, si bien la responsabilidad es de la sociedad entera y no sólo de los maestros, las educadoras deben reflexionar acerca de su ejercicio y desempeño, a fin de no caer en vicios o errores que puedan afectar el desarrollo de los niños. Es entonces donde surge el término de “educadora reflexiva”, un paradigma de la docente ideal, que debería ser la meta a alcanzar de aquellas que planean estar al frente de un grupo de preescolar, e inclusive de aquellas que ya lo están.

La educadora reflexiva cuenta con diversas cualidades a considerar y desarrollar por las futuras profesoras, entre las que se encuentran el reconocimiento, la anticipación y la correcta resolución de problemas en el aula. La manera adecuada e ideal de afrontar dichos problemas es mediante la puesta en práctica de la experiencia previa de la maestra, su bagaje teórico, el conocimiento que tiene de los niños, y el tacto pedagógico que haya podido desarrollar. Y una certeza aplastante es el hecho de que la capacidad reflexiva de la educadora es la que realmente logra hacer frente a las dificultades, y no algún método contenido en un manual.

Dentro de la descripción anterior, se destaca la siguiente cualidad, que reside en el aspecto teórico de la preparación docente. Una educadora debe nutrirse de conocimiento teórico, el cual queda tácito en toda práctica docente, tanto en la resolución de problemas como en el trabajo mismo con los niños.

Por otro lado, la educadora reflexiva debe tener una solicitud pedagógica, es decir, debe ser sensible a las necesidades, capacidades e intereses de los niños, mostrándose fiable, solícita y accesible. Además, debe tener conocimiento del propósito educativo, cumpliendo una finalidad no sólo instructiva, mediante la propiciación de momentos pedagógicos, que son situaciones educativas que apoyan al desarrollo y aprendizaje de los niños.

Además de preocuparse por la atención que se les brinda a los niños, la educadora reflexiva debe valorarse a sí misma, examinando su enseñanza y reflexionando sobre sus resultados, aunque esto implique poner en duda lo aceptado por tradición o por imitación, esos tan arraigados mitos que permean a la educación preescolar. También debe reconocer el componente valoral de su práctica, que abarca aspectos como la responsabilidad, la honestidad, la mente abierta y la capacidad de asombro ante la curiosidad de los pequeños.

Ciertamente, la educadora debe analizarse como un sujeto completo, que también comprende intuición, emoción y pasión por el aprendizaje de los niños; en pocas palabras, la educadora reflexiva debe tener en cuenta que un

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