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La Familia Conviviendo Con La Familia Senil


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  1.423 Palabras (6 Páginas)  •  496 Visitas

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El término demencia deriva del latín ‘demens, dementatus’, que significa sin mente. Este trastorno cerebral deja a la persona con unas habilidades muy reducidas para su actividad diaria, debido a la degeneración progresiva de las neuronas. A corto plazo se detecta por la pérdida de la ‘memoria inmediata’; sin embargo, en una última fase pueden aparecer alucinaciones, cambios repentinos de humor, e incluso problemas de movilidad al perder la noción de la individualidad. La palabra senil sólo indica que se sufre tras haber cumplido los 65 años.

Entre los enfermos hay más mujeres que hombres, precisamente porque su esperanza de vida es mayor. Sin embargo, también existe una predisposición genética relacionada con la disminución del nivel hormonal.

Entre los rasgos característicos de la enfermedad son las Pruebas evidentes de deterioro de la memoria a corto plazo (incapacidad para recordar el nombre de tres objetos al cabo de cinco minutos) y a largo plazo (incapacidad para recordar información que le era conocida en el pasado o conocidos por todos), deterioro del pensamiento abstracto (dificultad para definir conceptos, semejanzas, significado de términos, etc.), deterioro de la capacidad de juicio (incapacidad de resolver problemas relacionados con la vida diaria, laboral, social, incapacidad de planificar, etc.), Otros trastornos corticales superiores, como afasia, apraxia, agnosia y dificultades constructivas, modificaciones en la personalidad (alteración o acentuación de rasgos pre mórbidos), alteraciones de forma significativa en sus actividades laborales sociales y de relación.

El entorno familiar es una de las partes más afectadas con la demencia senil, pero también por obvias razones el mismo enfermo.

También engloba el ámbito profesional (gerontólogos, geriatras, enfermeros), en donde también se trabaja con frecuencia este tipo de patología. El presente articulo presenta como es la convivencia de la familia con un adulto mayor enfermo de demencia senil

Cuando un anciano o anciana padece una Demencia Senil, no sólo es una persona la que enferma. Son varias. La propia demencia y los trastornos del comportamiento que padece la persona pueden ser tan graves, que en muchas ocasiones un miembro de la familia también enferma a causa de los cuidados que proporciona a su familiar (Slachevsky & Oyarzo, 2008)

Durante la evolución de la Demencia, los familiares van a vivir una serie de cambios para los que no están preparados y que les van a producir un vaivén de sentimientos continúo e incluso algún que otro trastorno emocional de consideración.

Hay que tener en cuenta que la familia del anciano con demencia vive dos situaciones muy difíciles. Por un lado, acompañan al enfermo en su proceso de pérdida continuada de facultades mentales y físicas. En este devenir, el anciano pierde primero las capacidades intelectuales y poco a poco se va alterando su forma de ser, su personalidad. La convivencia con un enfermo que sufre una enfermedad crónica o terminal es muy dura, pero si se conservan las capacidades intelectuales, hay un puente de comunicación, de transmisión de emociones, de miedos, de vivencias compartidas, de unión, al fin y al cabo, entre el enfermo y sus seres queridos. Sin embargo, en una demencia Senil, al desaparecer paulatinamente las capacidades mentales, ese puente de comunicación se rompe. El cuidador se irá dando cuenta que tiene que convivir con alguien distinto a quien era antes y con quien cada vez puede compartir menos cosas. Cambian sus maneras, sus contestaciones, sus reacciones... cambia en fin, su personalidad, convirtiéndose una persona distinta a la que era y modificando por completo la relación con su cónyuge e hijos.

Por otro lado, la Demencia Senil, viene acompañada de varios trastornos del comportamiento que alteran la vida familiar y que afectan directamente al estado emocional de los cuidadores. Así, éstos tendrán sentimientos de miedo al futuro, impotencia por no poder parar la enfermedad y evitar el sufrimiento del enfermo, negación de la enfermedad (viviendo como si no pasara nada), cólera y resentimiento (¿por qué me tenía que tocar a mí?), culpa por no poder curar al enfermo, por enfadarse, por perder la paciencia, vergüenza por las reacciones y el comportamiento del enfermo, soledad, sentimientos contrarios de amor y odio... Un sin fín de sentimientos que tendrá que ir encajando en su vida, una vida que ya está llena de cuidados diarios y nocturnos, de agotamiento físico y mental(Sancho – Tello, 2007)

Se ha hablado de los sentimientos y las emociones varias que se pueden generar por el hecho de cuidar a un familiar enfermo de demencia senil. Todos estos sentimientos ocasionan una inestabilidad en el cuidador que no vienen sino a incrementar su sensación de pérdida de control sobre la situación.

¿Cómo afrontarlos? Lo primero que debemos

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