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La Interpretacion De Los Sueños


Enviado por   •  14 de Agosto de 2013  •  3.879 Palabras (16 Páginas)  •  285 Visitas

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Interpretación, análisis y articulación de dos historiales

En este informe intentaré exponer y relacionar dos casos expuestos por Freud de finales del siglo XIX, cuando todo el andamiaje estaba aún en construcción. Dichos son los episodios de Isabel de R. y de Catalina.

Tanto Isabel de R. como catalina, son mujeres sanas que recurren a Freud como última medida ante las pobres respuestas que han encontrado en la medicina de lo fisiológico, que en esa época y hoy se presenta como la primera instancia a la que se acude ante cualquier afección corporal. Los dos casos son explorados por Freud desde el lenguaje, y los dos casos son resueltos a través de un sistema que caracterizará al psicoanálisis como practica de ahí en adelante, sin embargo este sistema aún se presenta de manera rudimentaria y con algunas secuelas de las viejas prácticas que Freud poco a poco va descartando aludiendo al método catártico utilizando la hipnosis como único acceso a aquello que no se podía acceder de manera consciente, hasta ese entonces.

Intentaré establecer las constantes y las variables de ambos casos para luego poder discutir algunos de los conceptos que van emergiendo dentro delos ejemplos.

Freud nos presenta a Isabel de R.

“En el otoño de 1892, un colega y amigo mío me pidió reconociese a una señorita que desde hacía más de dos años venía padeciendo dolores en las piernas y dificultades para andar. (...) los últimos años habían traído para ella más desdichas que felicidades. Primero, había fallecido el padre de la enferma; luego, tuvo su madre que someterse a una grave operación en la vista, y, poco después, una hermana suya, casada, que acababa de tener un hijo, sucumbía a una antigua enfermedad del corazón. En todas estas enfermedades y desgracias había tomado la sujeto parte activísima, no sólo afectivamente, sino prestando a sus familiares la más abnegada asistencia.

(...) Parecía inteligente y psíquicamente normal, y llevaba su enfermedad, que la apartaba del trato social y de los placeres propios de su edad, con extraordinaria conformidad, haciéndome pensar en la belle indifferénce de los histéricos. A mi parecer, aquí se vislumbra una “comodidad” con la histeria, es decir, una suave percepción de acepción y conformidad con sus síntomas. Andaba inclinada hacia adelante, aunque sin precisar apoyo ninguno ni presentar tampoco su paso carácter patológico u otra cualquiera singularidad visible. Sin embargo, se quejaba de grandes dolores al andar y de que, tanto este movimiento como simplemente el permanecer en pie, le producían pronta e intensa fatiga, viéndose así obligada a guardar reposo, durante el cual, si bien perduraba el dolor, era bastante mitigado. Este dolor era de naturaleza muy indeterminada. (...) Como foco de sus dolores indicaba una zona bastante extensa y mal delimitada, situada en la cara anterior del muslo derecho”.

En análisis puedo decir que hasta aquí, sólo sabemos que carece de una “base orgánica”, pero no su sentido. Ya que en la parálisis histérica pude aparecer más disociada y sistematizada que en la parálisis cerebral. Los síntomas de las parálisis orgánica se nos muestran en la histeria como fragmentados. Mencionando que la histeria es una enfermedad de manifestaciones excesivas, que entraña una tendencia a producir síntomas con la mayor intensidad posible. Sabiendo y afirmando que el síntoma expresa algo, es como un mensaje en clave cuyo contenido no podemos, de buenas a primeras, descifrar.

Isabel tenía 24 años y era la menor de tres hermanas. Cuando su padre enfermó, se hallaba la sujeto enamorada de un joven conocido suyo, y debe resignar la búsqueda de su compañía para poder cuidar al padre. En cierta ocasión, es invitada a una reunión social a la que iba a asistir su enamorado e Isabel se resiste a ir, alegando que era prioritario para ella el cuidado de su padre enfermo. No obstante, ante la insistencia de su familia y del propio padre, cambia de opinión. Ya en la mencionada reunión, decide marcharse temprano, aunque el pedido de los invitados la persuade a quedarse por más tiempo. Se retira tarde, y vuelve a su casa acompañada por el joven que ella quería. Al llegar a su hogar, se entera que la salud del padre había empeorado, lo cual la lleva a hacerse los más duros reproches por haberlo abandonado.

Dice Freud sobre este punto: “Su primer síntoma histérico, constituido por un intenso dolor en una zona determinada del muslo derecho, surgió durante la enfermedad del padre. El análisis nos reveló claramente el mecanismo de este síntoma. Era un momento en el que el círculo de representaciones correspondientes a sus deberes filiales entró en conflicto con sus deseos eróticos”.

Se puede apreciar acá que se presenta ya la idea de un conflicto entre diferentes ideas. A lo que debemos agregar lo sucedido en cierto momento del tratamiento: “me sorprendió la enferma, poco después, con la noticia de que ya sabía por qué los dolores partían siempre de determinada zona del muslo derecho y se hacían sentir en ella con máxima intensidad. Era ésta la zona sobre la cual descansaba el padre, todas las mañanas, sus hinchadas piernas, mientras ella renovaba los vendajes”.

Sus dolores se sentían “con máxima intensidad”; esto es, donde el padre reposaba sus piernas para que ella lo curase. La intensidad corresponde a la energía pulsional (una fuerza de empuje en busca de la satisfacción, que da cuenta de la erogenización del cuerpo) que se dirige por un desplazamiento desde las representaciones eróticas incestuosas hacia la pierna de Isabel.

Para la sujeto es mucho más tolerable un dolor físico que la aceptación de sus deseos por el padre, que existían con máxima intensidad en su psiquismo inconsciente.

Creo que los síntomas que se generan luego de la represión son conversivos ya que entiendo que estos "afectan" la musculatura voluntaria, la sensibilidad. Según Freud estos síntomas son tenidos por equivalentes corporales de satisfacciones masturbatorias infantiles.

Freud sustituye la histeria de defensa por la “Histeria de Conversión”

Por otro lado, el inicio de la represión secundaria se encuentra en la existencia de un conflicto psíquico, que se manifiesta claramente acá. El exceso de energía se transforma y pasa del estado psíquico a somático, busca su salida en el cuerpo e inviste un órgano, el cual sufre el padecer (parálisis en el muslo). La región del cuerpo afectada por el síntoma de conversión es la alcanzada por el trauma y pasó a constituir una imagen determinada. Es decir, se afecta la parte del cuerpo percibida en la escena

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