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La estupidez humana


Enviado por   •  25 de Enero de 2019  •  Ensayos  •  994 Palabras (4 Páginas)  •  93 Visitas

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ENSAYO: LA ESTUPIDEZ HUMANA 

INTRODUCCIÓN:

La humanidad desde sus inicios se ha encontrado en estado deplorable, generalmente tendemos a culpar a la perversidad intencional, a la malicia astuta, la megalomanía, etc. de las malas decisiones, estas están allí, por supuesto; pero cualquier estudio cuidadoso de la historia, o de los eventos actuales, lleva a la invariable conclusión que la fuente más grande de los terribles errores es la pura estupidez humana, la estupidez es la condición de imbécil sumada a la pasión por la actividad. Las desdichas y miserias que hemos tenido que soportar los individuos o miembros de la sociedad, es principalmente el resultado de la estupidez humana que cuando se combina con otros factores (como sucede a menudo) los resultados pueden ser devastadores, siendo las personas estúpidas, con ayuda de grandes organizaciones, las responsables de llevar el control de una determinada asociación o incluso países, que en los últimos años hemos sido testigos de la destrucción que puede generar a un país una persona estúpida con alto control de jerarquía.

DESARROLLO:

Según Cipolla, pueden establecerse cuatro categorías morales: primero están los buenos  cuyas acciones logran ventajas para sí mismos y también para los demás; después vienen los incautos, que pretenden obtener ventajas para sí mismos pero en realidad lo que hacen es proporcionárselas a los otros; más abajo quedan los malos, que obtienen beneficios a costa del daño de otros; y por último están los estúpidos que, pretendan ser: buenos o malos, lo único que consiguen a fin de cuentas es perjuicios tanto para ellos como para los demás. La opinión de Cipolla es que hay muchos más estúpidos que buenos, malos o incautos, y que son encima más peligrosos: primero, porque no consiguen nada bueno ni siquiera para sí mismos y luego por aquello que dijo hace ya tanto el sutil Anatole France: el estúpido es peor que el malo, porque el malo descansa de vez en cuando pero el estúpido jamás. Aún peor, porque lo característico del estúpido es la pasión de intervenir, de reparar, de corregir, de ayudar a quien no pide ayuda, de curar a quien disfruta con lo que el estúpido considera “enfermedad”, etc. Cuanto menos logra arreglar su vida, más empeño pone en enmendar la de los demás. En efecto, mirando alrededor no puede uno convencerse de que la abundancia de malos y de incautos baste para explicar la magnitud del tiberio en que estamos metidos, pero la primera ley de la estupidez humana establece que siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan en el mundo.

Cientos de millones de seres humanos se mueren de hambre y los recursos económicos se gastan en armamento o en mármol para decorar ministerios, mientras el Papa y otros santos varones recomiendan tener todos los hijos que se pueda, pues lo contrario es pecado. El ozono del firmamento, el agua de los mares y las selvas de la tierra son sacrificados como si conociésemos el modo de reponer tan indispensables riquezas. Ciertamente hay que darle a la estupidez toda su enorme importancia: sin su colaboración entusiasta, la vida humana sería una aventura más o menos intensa, pero seguro que carecería de sus principales sobresaltos colectivos.

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