El arma más peligrosa del planeta Ensayo sobre “La Estupidez Humana”

La estupidez humana es la más peligrosa amenaza para el planeta y la evolución del género humano. Creo que, persistentemente, se confunde el sentido de esta palabra. Mejor dicho, se la introduce para calificar a personas y acciones que m

uchas veces no lo amerita. Primero, el solo hecho de “calificar” a algo o a alguien de esta forma ya esconde una muestra del poder que tiene el enemigo arriba declarado; quien tiene el poder o se cree tener el poder para decir quién sí y quién no?, qué acto es estúpido y cuál no?, quien no ha cometido un acto estúpido alguna vez?, cuánta cantidad de actos estúpidos y en qué contexto le darían a uno la posesión de esa cualidad?.

Dejando estos interrogante planteados y retomando el sentido de esta palabra, entiendo que el problema es que se le asigna directamente a alguien que comete un error, cualquiera sea su ámbito, tamaño, cantidad o influencia. Creo, bajo mi humilde opinión, que se está lejos de poder reducir la estupidez humana a una acción en particular.

Creo que esta cualidad está vinculada no el acto de “cometer errores”, (cosa que es absolutamente humana, indispensable para la evolución y totalmente sana) sino el acto de repetir y en forma constante los mismo errores sin aprender de los mismos. Esto no termina acá, porque esta situación de repetición quizás tampoco debería dar la cualidad antes mencionada ya que existen varios agravantes que la potencian: por ejemplo, no ser consciente de lo que se ha hecho, no ser consciente del error que se ha vuelto a cometer.

A esto se le suma otro agravante generado por la inconsciencia de esa repetición de errores y tiene que ver con que esa repetición le genera una pérdida (de cualquier índole) a los demás, a los otros, expuestos a esta irradiación de supuesta “estupidez”. Pero sigue, porque tampoco termina ahí. El último agravante radica en que el ser humano que cometió la repetición constante de errores, de los cuales no solo no tomo nunca conciencia sino que tampoco le generaron un beneficio personal, a partir de esos errores se aseguró un perjuicio para si mismo, quizás consciente, quizás inconsciente.

Esto nos podría mostrar la cantidad de oportunidades que tenemos los seres humanos de no enarbolar la bandera de nuestra propia estupidez. Más que estupidez, creo que podría reducirse, sobre todo estos últimos agravantes, a la palabra NECEDAD. Reflexionando una poco más, la mala noticia es que hay un último agravante que le da un “proceso de cataforesis”, como si fuera un recubrimiento con barniz, laca, o algo que haga de cobertura, que le dé más protección a toda la imbecilidad antes mencionada: se corona y se hace casi imposible de mensurar y controlar cuando entra la amiga SOBERBIA, aquella cualidad nefasta de la especie humana, que es necesaria en su justa medida y atroz en su desmesura.

La palabra

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