Las 3 Preguntas Jorge Bucay

El libro las 3 preguntas de Jorge Bucay busca responder las preguntas existenciales que siempre han tenido las culturas. ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Con quién?

La primera pregunta: ¿Quién soy?

1. La alegoría del carruaje.

El autor nos hace “la alegoría del carruaje” que relata que un hombre un día recibe un regalo, un carruaje. Muy emocionado se sube en él y lo admira; mira por la ventanilla y puede observar la casa de su vecino de enfrente de un lado, y del otro, la suya. Al poco rato se aburre de ver el mismo paisaje y piensa que es un regalo muy inútil. Después sale su vecino quien le dice que le faltan los caballos para que el carruaje se mueva. El hombre va por unos caballos fuertes y los amarra al carruaje, entonces éste avanza. El dueño del carruaje disfruta del paisaje que cambia constantemente hasta que empieza a sentir que va muy rápido y por caminos peligrosos, es cuando su vecino aparece otra vez y le dice que le falta un cochero. El hombre del carruaje consigue un cochero. Esta vez puede el hombre subir al carruaje y verdaderamente, disfrutar su viaje.

Con ésta alegoría, el autor nos trata de explicar el concepto del ser. Explica que nuestro primer regalo es nuestro cuerpo que es una especie de carruaje diseñado especialmente para cada uno de nosotros, capaz de adaptarse a todo y acompañarnos durante todo el viaje. También explica que para que nuestro carruaje se mueva necesitamos caballos, es decir, deseos, necesidades, pulsiones o afectos. Sin embargo los deseos por sí solos, pueden llevarnos por caminos peligrosos y es ahí cuando necesitamos un cochero, es decir, nuestro intelecto. Cada uno de nosotros, a lo largo de nuestra vida, somos todos los personajes y no debemos descuidar ninguno de ellos. Cuando entendemos y hacemos un equilibrio entre nuestro cuerpo, los deseos y nuestra mente podemos recorrer adecuadamente nuestro camino.

2. Padres e hijos:

Un vínculo para el crecimiento y la discordia.

Cualquier criatura viva tiene una posibilidad de sobrevivir aunque ninguno de sus padres esté cerca. Como las tortugas que llegan al mar sin la ayuda de su madre; algunas mueren en el camino pero al final una o dos consiguen vivir. En cambio el bebé humano, abandonado a su suerte no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir porque es absolutamente dependiente. La solución de la naturaleza para que los bebés humanos no sean abandonados por sus padres es la creación de una relación amorosa. Esta relación es impulsada por el instinto de concebirlos. Pero con este instinto también vienen responsabilidades como capacitarlos para el momento de su partida. Cuando los padres creen que los hijos son una prolongación de ellos hay muchos afectos y mimos pero cuando pasan los años se vuelven una carga

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