Las Representaciones Sociales

LAS REPRESENTACIONES

SOCIALES

La categoría Representación Social alude al conocimiento socialmente elaborado, utilizado y compartido, para orientar las respuestas sociales de los sujetos, son igualmente denominadas como saber de sentido común en contraposición con el conocimiento científico. Este conocimiento de sentido común, espontáneo, ingenuo o natural, se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también a partir de las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social, por esto las representaciones constituyen un lugar privilegiado en el que se expresa el pensamiento social. Sus orígenes se surgen con Durkhein, siendo el primero en señalar la importancia del pensamiento social, exponiendo así la primacía de lo social con relación al individuo.

Las representaciones sociales no son sólo productos mentales sino que son construcciones simbólicas que se crean y recrean en el curso de las interacciones sociales; no tienen un carácter estático ni determinan inexorablemente las representaciones individuales. Son definidas como maneras específicas de entender y comunicar la realidad e influyen a la vez que son determinadas por las personas a través de sus interacciones. Esta actividad es un metasistema, constituido por regulaciones sociales que hacen intervenir los modelos, las creencias ya establecidas, las normas y los valores del grupo, es decir, dirige las operaciones cognitivas.

Son dos los procesos a través de los cuales se generan las representaciones sociales. El primero es definido como la objetivación y consiste en transformar entidades abstractas en algo concreto y material, los productos del pensamiento en realidades físicas, los conceptos en imágenes. Consiste en transferir algo que está en la mente en algo que existe en el mundo físico. Dos fenómenos se dan en este proceso: la selección perceptiva, proceso a través del cual los diferentes grupos sociales y los sujetos que los integran se apropian, de las informaciones y los saberes sobre un objeto. El otro fenómeno es la descontextualización, se da al separar la información seleccionada, de su contexto original.

El segundo proceso es el Anclaje: Este proceso se refiere al enraizamiento social de la representación y de su objeto. En este caso la intervención de lo social se traduce en el significado y la utilidad. Este aspecto se refiere a la integración cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensamiento preexistente y a las transformaciones derivadas de este sistema. Ya no se trata, como en el caso de la objetivación, de la constitución formal de un conocimiento, sino de su inserción orgánica dentro de un pensamiento constituido.

Basado en sus estudios del psicoanálisis Moscovici distingue tres condiciones susceptibles de orientar las organizaciones cognitivas que constituyen las representaciones sociales:

Dispersión de la información: se refiere a los datos de los que dispone la mayor parte de las personas para responder a una profunda, para formar una idea a propósito de un objeto preciso, son generalmente a la vez, insuficientes y superabundantes.

El factor de focalización: el aspecto expresivo de la relación del individuo o el grupo con el objeto social. En forma espontánea, un individuo o un grupo otorga una atención específica a algunas zonas muy particulares del medio circundante y toma distancia frente a otras zonas del mismo medio.

Presión de la inferencia: se presenta cuando las circunstancias y las relaciones sociales exigen del individuo o del grupo social que sea capaz, en todo momento, de actuar, de tomar una posición, de estar en situación de responder. De alguna forma se orilla al individuo a elegir y reelaborar informaciones a hacer anticipaciones para restablecer un significado que estaba amenazado o impugnado.

La representación es, en primer término, la transformación de una realidad social en un objeto mental. Desde este punto de vista, no es jamás un simple calco, no restituye en su integridad los datos materiales, sino que los selecciona y los distorsiona, en función del puesto que ocupan los individuos en una determinada situación social y de las relaciones que mantienen con los demás. El contenido de la representación es en primer lugar cognitivo, se trata de un conjunto de informaciones, relativas a un objeto social, que pueden ser variadas, estereotipadas, lingüísticas y culturales. El pensamiento social puesto en práctica en la elaboración de las representaciones sociales se caracteriza por su dualismo causal, la causalidad sólo es posible cuando se da un lazo entre la causa siempre precediendo al efecto. La intención en la organización social de las organizaciones, desempeña un papel importante, ya que orienta la disposición de los elementos cognitivos y la forma en que se relacionan de modo que la organización resultante pueda traducir directamente las expectativas del grupo.

La primacía de la conclusión puntualiza otro aspecto del pensamiento social, manifiesta las convicciones, las preferencias, o los valores del grupo, sólo posteriormente, los elementos de información serán seleccionados entre los disponibles y planteados para justificas la conclusión, es decir, que las premisas sólo hacen sentido en la medida que permiten la afirmación o el esfuerzo de la conclusión y su objetivo es volverla destacada.

Son tres los principios que constituyen los recursos cognitivos, cuya intervención y puesta en práctica en el pensamiento social son permanentes, estos son: principio de repetición (reconstrucción preferencial de modelos familiares), el principio de confirmación electiva (valor/acción de todo aquello que va en el sentido de las expectativas, opiniones, convicciones, creencias e intereses del grupo, son percibidas como concluyentes, por tanto, serán buscados como tales) y el principio de ejemplificación ( utilización de ejemplos como medio de prueba necesaria y suficiente). Su valorización recae en su contribución a concretizar lo real, transformándolo inmediatamente disponible. Moscovici,

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