Manejo del enojo

Manejo del enojo

Para realizar el manejo del enojo, es necesario esclarecer para que sirve y sus intensidades. El enojo es una emoción común que, cuando es leve, cumple con muchas funciones positivas, como indicar la insatisfacción, motivar una acción correctiva y dar energía a comportamientos adaptativos de afrontamiento. Sin embargo, cuando es intenso o se expresa de maneras disfuncionales, llega a presentar graves problemas. En el caso de algunos pacientes el enojo sano se niega o se proyecta sobre otras personas, otros experimentan un enojo crónico, generalizado, en el que es muy fácil que se vean provocados por una amplia variedad de estímulos. Entonces el enojo se vincula a una reducción en el apoyo social, dificultades de relación, abuso del alcohol, agresión verbal y física, etc. Y aún con todo esto, el DSM no aporta mucha ayuda para clasificar el enojo en un trastorno y por lo tanto, se han propuesto posibles trastornos de enojo, específicamente cinco: a) trastorno de adaptación con estado de ánimo enojado, b) trastorno por enojo situacional sin agresión, e) trastorno por enojo situacional con agresión, d) trastorno por enojo generalizado sin agresión y e) trastorno por enojo generalizado con agresión. Estos trastornos claramente se adecuarían a criterios para su diagnóstico.

Existen más teóricos que proponen en sus trabajos, que el enojo surge como la interacción de a) estímulos que lo producen, b) el estado de la persona antes del enojo y c) las estimaciones cognitivas del individuo acerca de los estímulos productores de enojo y de su capacidad para enfrentarlos, derivando diferentes procesos para que estos sucedan.

Dentro de las intervenciones, existe apoyo empírico para las a) habilidades de afrontamiento con relajación, b) intervenciones cognitivas, c) entrenamiento conductual en habilidades de afrontamiento y d) intervenciones multicomponente. A continuación se presentarán cada una, en habilidades de afrontamiento se atienden la excitación emocional y fisiológica aumentada, entrenando a los clientes en relajación progresiva. Siendo entonces la relajación un conducto para reducir el enojo en frecuencia e intensidad. Estas intervenciones aumentan el rapport y reducen la resistencia del cliente a las estrategias de cambio cognitivo.

Otras intervenciones son las cognitivas, aquellas que  ayudan a los pacientes a identificar los patrones distorsionados de pensamiento y les asisten en el desarrollo de cogniciones más basadas en la realidad y menos productoras de enojo que después se ensayan de manera repetida, se refinan y se aplican en vivo. Estas intervenciones incluyen la reestructuración cognitiva/autoinstrucción y la solución de problemas. Los cuales consisten en cuestionar la evidencia a favor de creencias particulares, explorar alternatvas, diseñar experimentos y analizar la utilizad de ciertos pensamientos, hablando de la reestructuración cognitiva y hablando de la autoinsturcción, alienta a los clientes a modificar su autoplática.

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