Muerte Y Duelo
GabyMrqz11 de Marzo de 2015
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La muerte es uno de los tópicos de los que no nos gusta hablar. La muerte se debe entender, estudiar los aspectos emocionales, prácticos y morales que conlleva su inevitable llegada tanto para el que va a morir como para el que le sobrevive.
Las actitudes frente a la muerte son distintas, en los niños, la consideran como una condición temporal y reversible, pensando a menudo que la persona fallecida volverá. Su conocimiento de la muerte se desarrolla gradualmente hasta la temprana adolescencia donde la muerte se comprende como un proceso natural del ciclo de vida y no como un castigo. Este conocimiento gradual es debido al desarrollo cognitivo normal pero también a las propias experiencias individuales. Los adolescentes y jóvenes rara vez piensan en ella, normalmente es hasta la madurez en que las personas aceptan el hecho de que han de morir. Esto les impulsa muchas veces a realizar cambios importantes en la vida. Al saber que su tiempo es limitado toman en consideración su profesión, matrimonio, amistades, valores y actividad como padres. Por lo general son los ancianos quienes aceptan más fácilmente la muerte que las personas de mediana edad.
El duelo consta de tres etapas. Durante las primeras semanas tras la muerte las personas reaccionan con conmoción e incredulidad. Cuando la aceptación de la perdida penetra en ellos la inseguridad inicial da paso a una gran tristeza. Algunos lloran, otros sufren síntomas físicos como insomnio, dificultades respiratorias, pérdida de apetito, algunos temen un derrumbamiento emocional, otros beben demasiado o se sedan con tranquilizantes.
A partir de las tres semanas de la muerte y hasta aproximadamente un año las personas afectadas reviven la muerte en su mente en la búsqueda obsesiva de su significado. Pueden sufrir alucinaciones en las que dicen ver la cara del fallecido u oír su voz. Al principio del segundo año del fallecimiento, los deudos se vuelven más activos socialmente, salen más, ven más gente y reanudan sus intereses. En este momento se sienten con mayor fortaleza al saber que han superado una prueba terrible.
Cuando las personas reaccionan a la muerte con una sensación de bienestar y después muestran cambios en la personalidad como hostilidad o irritabilidad generalizada, depresiones de larga duración o cuando desarrollan síntomas físicos como colitis o asma, a menudos les sirve un tipo de ayuda que les enseñe como vivir con su dolor ya sea con grupos terapéuticos o con una breve psicoterapia.
VIUDEZ: tres de cada 4 mujeres sufrirá uno de los mayores traumas de la vida, la muerte de su esposo. La mayoría de las mujeres pasan a ser viudas antes de los 56 años. Los hombres viudos tienen más probabilidad de morir por ataques cardiacos y las mujeres de sufrir trastornos de incapacidad crónica, y ambos tienen más probabilidad a desarrollar una enfermedad mental.
Con la viudez viene problemas en el aspecto económico, de juego de roles, la vida social cambia de relacionarse con personas que tienen pareja a relacionarse con personas que no están emparejadas, así como la compañía diaria que se deja de tener con la muerte de uno de los conyugues.
La manera en como lo solucionan suele ser distinta entre hombres y mujeres, ellos tienden más a casarse nuevamente y ellas a buscar amistad con otras viudas. Pocos son los que eligen vivir con sus hijos casados. Las viudas jóvenes a menudo se sienten más competentes una vez realizados los ajustes básicos tras las muerte de su esposo y llevan una vida más independiente.
Como otras crisis de la vida, la viudez afecta a las personas de distinta manera en función de su personalidad, la calidad de su relación matrimonial y otros elementos de su vida como es el trabajo, amistades y asuntos financieros. El prepararse para la viudez es un aspecto importante en todas las parejas, esto se logra manteniendo un fuerte sentido de su propia identidad,
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