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PROCESOS PSICOLÓGICOS BÁSICOS. MEMORIA Y APRENDIZAJE

lupiizlaRa27 de Septiembre de 2012

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1. Señale las diferencias entre las concepciones empirista y racionalista sobre la memoria.

Estos dos enfoques filosóficos han influido en la Psicología a la hora de explicar el fenómeno de la memoria.

La concepción empirista considera al hombre como tabula rasa u “hoja en blanco” en la que las sensaciones van imprimiendo ideas simples que luego por asociación entre ellas forman ideas cada vez más complejas. Desde esta perspectiva, el rol de la experiencia es fundamental: sólo estaría presente en la memoria todo aquello que es resultado de aprendizajes. Las asociaciones entre elementos se darían fundamentalmente en función de la mayor proximidad de ellos en el tiempo; de tal forma que estímulos, imágenes, palabras, que se presentan continuamente uno tras otro se asociarán entre sí con gran fuerza y permanecerán más tiempo en la memoria. Un factor fundamental para los empiristas es la repetición de la asociación, lo cual asegura una mayor memorización. Para este enfoque, ni los afectos, ni el significado de la información presentada resultarían relevantes para potenciar la memoria. En la psicología contemporánea la escuela que asume esta posición respecto del estudio de la memoria y el aprendizaje es el Conductismo. La concepción empirista de la memoria es pasiva y dependiente del medio externo.

La concepción racionalista, por su parte, considera por un lado la existencia de cierta información disponible de forma innata, aún antes de tener experiencias empíricas. Luego, considera que la memoria depende de la interacción dinámica entre la información provista por el medio ambiente al sujeto y lo que éste ya conoce. Es decir, que habría una interacción entre la realidad externa y una realidad interna, psíquica, cognitiva, mental; y fruto de esa interacción se daría el funcionamiento de la memoria. Esta perspectiva considera abiertamente la influencia del significado atribuido y de los procesos afectivos, emocionales, motivacionales, sobre la memoria. Los recuerdos serían básicamente una reconstrucción de la realidad o de las experiencias pasadas, mediada por todos aquellos factores psíquicos; y no una perfecta copia de la realidad evocada. Los procesos de memoria, entonces serían construcciones activas del sujeto que dependen de su forma de significar la realidad, la información, el pasado; así como de su particular modalidad afectiva, su carácter, su personalidad. La memoria será concebida como una construcción activa del sujeto, fruto de la interacción de factores internos y externos.

2. En el marco de la concepción empirista: reseñe brevemente los experimentos de Ebbinghaus sobre la memoria.

Hermann Ebbinghaus (1850-1909) fue el primer psicólogo en realizar investigaciones experimentales sobre la memoria, desde la perspectiva asociacionista y empirista planteada por la escuela Estructuralista alemana (hoy ya desaparecida). Sus experimentos consistieron en armar listas de alrededor de 20 sílabas sin sentido (“nit”, “pej”, “dla”, “wux”), que debían ser leídas repetidamente por el sujeto experimental (el propio Ebbinghaus) hasta que la recordara completamente (para garantizar que lo investigado fuese la memoria pura, sin efectos del significado de la información memorizada, el sujeto también evitaba agrupar las sílabas con algún criterio, simplemente se las repetía, no se realizaba ningún otro proceso mental que ese). Luego se dejaba pasar un período de tiempo y se evaluaba la cantidad de sílabas de la lista que lograba recordar. Cuando el sujeto cometía un error al recordar la lista, debía volver a leerla y se repetía el procedimiento. De esta manera era posible realizar un registro y análisis cuantitativo de la capacidad de la memoria (ideo un indicador de la persistencia de la memoria llamado “índice de ahorro”). Para garantizar la objetividad de los datos y que se estuviera analizando la memoria propiamente dicha, controlaba rigurosamente las condiciones en que se leía y repetía la lista de sílabas, para analizar en qué forma otras variables podían intervenir y alterar los resultados de la investigación (hora del día, número de repeticiones necesarias para memorizar la lista, cantidad de sílabas recordadas). A este tipo de análisis hoy se los conoce como metodología cuantitativa, en la cual se recurre a la estadística como herramienta para procesar y verificar la información obtenida en el experimento.

Las investigaciones de Ebbinghaus, entre otras cosas, según Carretero, demostraron experimentalmente:

“1.Cuanto más larga es la lista de elementos a memorizar, mayor es el número de repeticiones necesarias para recordarla con exactitud.

2.Cuantas más repeticiones se realizan, la lista se retiene en la memoria por más tiempo.

3.Si las repeticiones de una lista son espaciadas en el tiempo, la retención es mayor. En otras palabras, resulta más eficaz repetir una lista de palabras, por ejemplo, una vez por día durante diez días, que diez veces en el mismo día.

4.La mayor pérdida de información se produce en los primeros veinte minutos, y es mucho menor en las horas y días siguientes.

5.La cantidad máxima que puede tener una lista para ser recordada con una sola repetición es de siete sílabas. Esto constituye un descubrimiento esencial que, recientemente, fue denominado memoria a corto plazo.”

Ebbinghaus ideó también el concepto de curva del olvido, para representar gráficamente el porcentaje de información que se recordaba luego de intervalos de tiempo diferentes. En general descubrió que hacia los 20 minutos de momento de la memorización el recuerdo caía al 60 %, a la hora bajaba a un 50 %, a las 9 horas a un 40% y a las 24 hs se estabilizaba en un 20 %, manteniéndose constante en esa proporción pasado un mes.

3. En el marco de la concepción racionalista: sintetice los experimentos de Bartlett y los descubrimientos de Freud.

Hacia 1932 el ingles Frederic Bartlett (1886-1969), desde una perspectiva no sólo racionalista sino también constructivista, cuestionó la perspectiva empirista centrada en los procesos de repetición; y planteó que lo fundamental en los procesos de memoria es el significado de la información memorizada. Sus investigaciones, entonces, tomaron como estímulos dibujos y relatos breves. Su hipótesis principal era que lo recordado depende siempre del significado que tiene para cada persona el contenido memorizado; y los significados dependen a su vez de los modelos del mundo que tenga cada persona, resultantes de la interacción en la mente de la información nueva y la ya conocida, con una gran influencia de las motivaciones y emociones. Fundamentalmente se ocupó en sus investigaciones de indagar sobre la forma en que las personas distorsionaban y modificaban el contenido de los relatos memorizados a medida que pasaba el tiempo.

Según Carretero, entre las conclusiones más trascendentes a las que llegó este psicólogo se indican las siguientes:

“Bartlett considera que la memoria no funciona recordando hechos o elementos aislados, sino que más bien recuerda totalidades en las que cada elemento tiene relación cono los demás”.

Los procesos de evocación o recuerdo activaban distintas operaciones mentales como las racionalizaciones (“en el recuerdo se introducen elementos nuevos que no estaban en el texto original” para lograr mayor congruencia frente a datos que el sujeto no comprendió adecuadamente), la organización de la información en base a ideas centrales (más allá de que muchas veces no estén explicitadas en el texto) o las supresiones (omisión de elementos aislados o fragmentos enteros de información que no concuerdan con los conocimientos previos significativos para el sujeto).

Por su parte, Freud (1856-1939) también teorizó sobre la memoria desde una perspectiva racionalista (o irracionalista…) mucho tiempo antes que Bartlett, sólo que a partir de investigaciones realizadas mediante el método clínico. La idea de que las emociones y afectos influyen en la memoria fue originalmente planteada por él. Según el fundador del Psicoanálisis, nuestras experiencias quedan impresas en la memoria por dos vías: de forma consciente y de forma inconsciente, más profunda e inaccesible. Para Freud, los recuerdos no se perderían, sino que tendrían una duración permanente, sólo que su recuperación, cuando se tratan de recuerdos inconscientes, requeriría un especial esfuerzo de búsqueda, análisis y elaboración. En la teoría psicoanalítica se asigna especial atención a la etapa infantil como un momento fundamental en la estructuración del psiquismo y de la memoria; y se considera a los contenidos inconscientes como atemporales, siempre presentes y reeditados en cada momento de la vida (las experiencias olvidadas lo serían por la insatisfacción que provocaron en su momento y en realidad habrían sido reprimidas y enviadas al inconsciente, como un mecanismo de defensa para que la experiencia psíquica actual no se vea invadida por contenidos de memoria displacenteros. Así, el fenómeno de la amnesia infantil (el olvido que sufrimos de nuestros primeros años de vida) es explicado por Freud como un efecto del mecanismo de la represión.

Para este autor, al igual que para Bartlett, “el recuerdo tiene, entonces, un carácter constructivo, y la intervención terapéutica del psicoanalista ayuda a reconstruir esos recuerdos reprimidos y a interpretarlos, dándoles un significado”; por ello es que el psicoanálisis, como psicoterapia, promueve un vínculo entre paciente y analista, en el cual el primero se siente en confianza para expresar sus ocurrencias y recuerdos tal como le vienen a la consciencia (asociación libre) y el segundo colabora haciendo

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