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PSICOLOGIA


Enviado por   •  21 de Octubre de 2013  •  3.862 Palabras (16 Páginas)  •  182 Visitas

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CULIACÁN

“Scrutari et Vivere Veritatem”

NOMBRE DE LA MATERIA: ANTROPOLOGIA SEXUAL.

TEMA: ENSAYO SOBRE .

NOMBRE DEL ALUMNO: WALDO GÓMEZ ESPINOZA.

NOMBRE DEL MAESTRO: DRA. NEREYDA GONZALEZ PEREZ

GRUPO: LCF EN LÍNEA

FECHA DE ENTREGA: 10/01/13.

ENSAYO SOBRE EL LIBRO EL MEXICANO PSICOLOGIA DE SUS MOTIVACIONES

Este libro nos muestra por que le mexicano es como es y el por qué se sus acciones nos muestra lo que somos, nuestros miedos, proyecciones, idealizaciones y motivaciones que todas estas tienen un raíz en nuestros antepasados el origen es que desde la conquista de los españoles le arrebatan a sus dioses y se les imponen unos nuevos y pierden parte de su identidad parte y queda grabado en la consciencia del mexicano, le siembra una nueva cultura a la fuerza y lo mantiene mediante un sistema conductual hacia un fuerte arraigo espiritual el mexicano producto del choque de culturas es el mestizo y como mestizo mantiene otro mecanismo de defensa que lo estigmatiza fuerte porque su autoestima queda totalmente destruida por que ni es de “aquí ni es de allá! Y surge el machismo esa forma de pensar y creerse superior a la mujer y quererla hacer menos;“El machismo aparece desde la temprana edad del niño mestizo… el machismo del mexicano no es el fondo sino la inseguridad en la propia masculinidad, el barroquismo de la virilidad, el alejamiento de la difusa paternidad introyectada…”

La mujer es objeto de conquista y posesión violenta y sádica, su intimidad es violada y hendida..." Otra parte de la psicología del mexicano es la negación. Es un mecanismo de defensa que utiliza para ocultar sus deseos o lo que en realidad le importa. Lo convierte en un “importamadrismo”, con el cual tapa a los ojos de su conciencia el dolor del abandono, la angustia o la depresión, ante esto el mexicano se pone una máscara para no mostrar sus sentimientos por miedo por la misma autoevaluaciones uno mismo por que tiene costumbres muy arraigadas pero estas se deben desechar y por no querer volver a sufrir.

En el lenguaje se expresa el sentimiento ambivalente hacia la madre en donde en un “me vale madre” niega su realidad, en cambio en un “me dieron en la madre” la acepta.

La llegada de los españoles escinde la consciencia del mexicano. Le siembra una nueva cultura a la fuerza y lo mantiene mediante un sistema conductual hacia un fuerte arraigo espiritual. El mexicano producto del choque de culturas es el mestizo. Allí se encuentra un origen y causa. El padre español es irresponsable, pues tan sólo utiliza a la india para su placer. Él tiene que importar una mujer peninsular que se mantenga dentro de su canon social y cultural; alguien verdaderamente espiritual. El niño mestizo forma inconscientemente un odio latente hacia la imagen paterna, quien distingue como un objeto total de agresión. Se apega entonces a la madre, objeto total a la que desarrolla una ambivalencia crucial. Se le ama por otorgarle amor al alimentarlo con sus pechos, pero su se le odia también, por no ser fuerte, por dejarse dominar por el padre. Entonces se hace uso de varios mecanismos de defensa: la negación (niega su pasado para protegerse de recordar); la compensación (mantiene una imagen de violencia heredada del padre para ocultar su flaqueza); la proyección (ve en los demás los defectos que no quiere ver sí mismo); la identificación (no encuentra identidad original e imita).

El mestizo mantiene otro mecanismo de defensa que lo estigmatiza fuerte. El de aislamiento. Sabe que nunca llegará a ser español; pero, también niega su parte indígena. Así le es recíproco por parte de los españoles y los naturales. El sólo tiene un camino, el progreso; y el progreso es ser como el padre aunque lo odie. Aprende a ser como él, lo imita. La imagen del padre ha de ser fundamental durante toda su historia. Tratará de repararse con una máscara, el machismo. Aunque el machismo es de carácter meramente varonil y con esto se crea que se excluye a la mujer de la historia, no es así, ya que el machismo lo juegan los dos sexos. El macho necesita de una mujer sumisa, abnegada; estereotipo por demás cansino de la ambigua madre mexicana.

La mexicana, esa mujer minimizada en las canciones populares, la ingrata que siempre abandona al ausente, al mexicano y que por tanto este se cansa de rogarle; la flor silvestre que no es ni rosa y mucho menos flor de liz, solo flor de campo que crece junto al nopal, que descarga todos sus sentimientos afectivos a través del ser madre, con sus muñecas, sus hermanos, sus hijos, sus nietos. La expresión de su sexualidad solo acarrea desprestigio, esterilidad y satanización.

El mexicano es ese pueblo gordo por los cuidados excesivos de su madre, con su horizonte adornado y limitado por los cerros, el autonombrado, dramáticamente el pueblo del sol. Pero México (metl-luna; xi-ombligo; co lugar), el lugar del ombligo de la luna, es el seno de esa madre protectora que lo amamanta con su leche aguamiel.

La conquista, con su nueva figura paterna, la pérdida de la identidad, la presencia de Estados Unidos que remplaza a la España en la idealización paternal, la mujer extranjera que es la mujer deseada, la mujer nacional que es la madre querida y todo ese ramillete de cualidades que estereotipan a lo mexicano, es a lo que Santiago Ramírez le preocupa por saber su origen.

Propone, la teoría de reparación. El mexicano estigmatizado por el mestizaje, moldea su inconsciente colectivo. El padre, clave medular, aparece con diferentes significantes. Primero es dios, dador de vida, de amor; pero, a cambio, pide sacrificios, cuando llegan los españoles encuentran que su dios –al contrario del suyo- se sacrificó por los hombres. Este detalle significativo, hace que encuentren afable el nuevo dios y lo adopten a la par. Pero, es a la vez símbolo de la conquista y provoca conflicto espiritual, el único refugio o salida alternativa, es la madre, la virgen de Guadalupe.

La imagen de padre que prevalece, es la del español. Padre sin calor. Se le odia, al no querer recordarlo, se trata de ser como él. Santiago Ramírez menciona a los franceses como símbolo posterior del padre; símbolo de carencia cultural. Ellos son la parte refinada de Europa, que sí se quiere. Después los Estados Unidos, aunque, ellos primero

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