PSICOLOGÍA
frexco18 de Marzo de 2015
13.761 Palabras (56 Páginas)198 Visitas
El amor no sólo descansa allí, como una piedra; debe ser hecho, como el pan, rehecho todo el tiempo.
URSULA K. LE GUIN.
Una pareja nos hace crecer, nos complementa. Ya no es más un yo o un tú, sino un nosotros que nos hace vivir en plenitud.
Considero que elegirla es la decisión más importante de la vida, ya que al hacerlo decidimos nuestro futuro y gran parte de nuestra felicidad. Al elegir al compañero o compañera de toda la vida, nuestro corazón se llena tanto de ilusiones como de temores.
Durante y después del proceso de elección, en nuestro interior se forma una mezcla en la que se confunden la alegría que nos produce el amor y las dudas que nos provoca la expectativa de compartir nuestro espacio, nuestro tiempo y nuestra vida, y, al mismo tiempo. Todas las esperanzas de que el enamoramiento, el deseo y la amistad que nos unen al otro no solo no solo permanezcan, sino se incrementen con el tiempo.
Lo cierto es que en lo cotidiano nos enfrentamos a muchos retos que ponen a prueba el matrimonio en forma constante. El amor es un acto de voluntad: necesitamos reinventarlo todos los días y no dar por hecho que, por sí solo, será para siempre.
Hojeando un libro de etiqueta escrito en los años cincuenta, Enciclopedia de educación y mundología, de Antonio de Armenteros, me encontré con un capítulo en el que describe diez reglas muy simples y necesarias para conservar un matrimonio feliz:
• NO REGAÑE.
• NO TRATE DE CAMBIARLO O CAMBIARLA.
• NO CRITIQUE.
• DEMUESTRE QUE APRECIA HONRADAMENTE SUS BUENAS CUALIDADES.
• TENGA SIEMPRE PEQUEÑAS ATENCIONES.
• SEA CORTÉS.
• CUANDO SU PAREJA ENFRENTE UN PROBLEMA, DEJE TODO PARA APOYARLA.
• SEA SIEMPRE AMABLE CON SUS AMIGOS (AUNQUE NO LE CAIGAN BIEN).
• SI ESTÁ DE VIAJE, MANTÉNGASE EN CONTACTO.
• LEA UN BUEN LIBRO SOBRE SEXO.
Al leerlas me pregunto: ¿Cambiaría alguna? Yo creo que no.
Lo cual nos demuestra que, en la relación de pareja, las bases han sido y serán las mismas siempre.
LOS PILARES DE LA VIDA EN PAREJA.
Uno está enamorado cuando se da cuenta que la otra persona es única.
JORGE LUIS BORGES.
Aunque existen muchos factores que sostienen una relación de pareja, considero prudente que juntos recordemos los principales, por si hemos olvidado alguno:
• Si la comunicación es la base de todas las relaciones, con mayor razón tendría que serlo en el matrimonio. Hay estadísticas que la comunicación entre la pareja, durante las 24 horas de un día, se reduce a 15 minutos efectivos. “Buenos días”, “que te vaya bien”, “¿Cómo te Fue?”, “¿Qué se te antoja comer?, y otras frases automáticas por el estilo. Busquemos todos los días la manera de conversar no solo acerca de los problemas de la casa, los hijos y la oficina. Es importante crear el momento para compartir nuestros sentimientos y continuar conectados.
• Estar los dos solos es indispensable para recordar por qué nos enamoramos. De vez en cuando hay que escaparnos un fin de semana; así como también procurar ir juntos a comer, a cenar o a bailar, ya que todas esas actividades nos acercan como pareja y refuerzan nuestro amor.
Cuando nos rehusamos a buscar esos momentos, es fácil que nos enfrasquemos en la rutina, cualquier actividad o el trabajo, y de pronto nos encontremos con que ya hay pocas cosas en común con nuestro compañero o compañera.
• Como matrimonio hay que mantener viva la magia para seguir siendo novios. Uno de los principales puntos para lograrlo es mantenernos atractivos y estar en forma en los aspectos físico, intelectual y emocional.
• El sexo es la comunicación en plenitud. El sentido de entrega y gozo es esencial para la unión y el amor de pareja. Con imaginación y creatividad busquemos siempre la forma de tener relaciones más placenteras. Hay libros que nos educan en ese aspecto.
• Es básico que nuestra pareja se ría y se divierta con nosotros. El sentido del humor es la vitamina que permite al matrimonio vivir relajado y afrontar con alegría los vaivenes de la vida. Nunca lo perdamos.
• Tengamos la capacidad de observar y agradecer esos pequeños detalles de todos los días, como el que uno de los cónyuges se encargue de los niños un sábado para que el otro pueda descansar, que se levante sin hacer ruido para cuidarnos el sueño, que nos prepare nuestra comida favorita, y otros detalles así. DEL MISMO MODO HAGÁMOSLO NOSOTROS. En caso de que él o ella no tengan esos detalles, podemos platicarlo con tranquilidad. Si de plano no se le dan aceptemos que es así. Seguro tiene otras mil cualidades.
• La plena confianza entre ambos es vital. Con nuestra actitud, ganémosla y mantengámosla. La confianza absoluta en el otro es el tapete que le da solidez a la pareja.
• En la intimidad, en la vida diaria de pareja, la cortesía juega un papel preponderante. No sólo estimula la relación conyugal, sino que evita situaciones de deterioro. Hay dos valores clave: adaptación y respeto.
• En un momento de enojo, aunque nos den ganas de matar al otro o a la otra, controlemos lo que decimos. Al pasar tanto tiempo con una persona, la conocemos muy bien y sabemos exactamente donde dar en el blanco a la hora de una discusión. Tratemos de poner en práctica aquello de que “los que de corazón se quieren, solo con el corazón se hablan”.
• Es vital tanto respetar sus espacios, amigos, costumbres y familia, como sus pasatiempos e ideas. Al mismo tiempo, busquemos ser independientes como personas, más que convertirnos en una mera extensión del otro.
• En lo personal es importante crecer y enriquecer nuestra vida para compartirla con nuestra pareja en una renovación constante.
• Expresemos nuestro amor de todas las maneras posibles: con elogios, sorpresas, e imaginación: un “¡Qué guapo (a)!”, “¡Qué inteligente!”, “¡Que bueno (a) eres para ...!”; una cena íntima, una fiesta inesperada, una llamada, unas flores, e.t.c...
• La pareja necesita aire. La Epístola de Melchor Ocampo debería incluir una cláusula de vacaciones entre los cónyuges al menos una vez al año.
• En caso de tener algún problema es importante no ventilarlo a los cuatro vientos, como quien dice los trapitos sucios se lavan en casa.
• Con el tiempo, nuestro defectos y cualidades se hacen más evidentes. Por ello, una buena relación de pareja implica estar consciente de los defectos propios y comprender, ceder y aceptar por completo al otro.
HACER EL AMOR
Se diría que la felicidad y la fidelidad ya no son acontecimientos.
Al parecer no está de moda hablar de matrimonios y familias felices.
En los noticieros nada más se reseñan infidelidades; las telenovelas sólo exponen amores fracasados y parejas abandonadas. Las historias de amor pertenecen a la etapa anterior al matrimonio o se llevan a cabo fuera de él, y el matrimonio es tratado como la sepultura del amor.
Todos hemos vivido esos sentimientos y, sin embargo, pocos llegamos a advertir el profundo y gran amor que existe en un buen matrimonio.
¿Cómo se forma? ¿Qué lo sostiene? ¿Qué lo hace sobrevivir a las tempestades que lo acosan? El verdadero amor no sólo lo busca el cuerpo, es en el alma donde reside.
“Imaginemos el Alma como una casa”
En la entrada hay un gran portal que da hacia la calle. Ésta sería la parte más externa del alma, donde tenemos contacto epidérmico con mucha gente.
Entremos a la segunda habitación, que es la sala de estar. Ahí entran todos aquellos con los que compartimos actividades, el trabajo, el estudio, cosas en común.
Después, una tercera habitación, más reservada: el comedor, donde invitamos a la mesa sólo a los más íntimos. Hasta ahí las posibilidades de entrar, aun para nuestros seres más queridos.
Por último, hay un cuarto recinto: El dormitorio, reservado para lo más profundo, lo más preciado, lo más íntimo. Mientras nadie lo habita, se encuentra lleno de nostalgia.
Yo no puedo abrir esa puerta y permitirle el paso ni a mi madre ni a mi mejor amiga o amigo. No por otra cosa, sino porque en ese cuarto ellos no tienen respuesta para mí, ni yo para ellos.
Cuando alguien llega, como en los cuentos, con la otra mitad de la naranja; cuando uno siente que esa es la persona, se produce una adivinación recíproca.
Surgen nuevas formas de sentir, de soñar, de esperar, que estaban reservadas para que juntos las descubriéramos. Cuando ese alguien llega, nos parece que despertamos aquello que permanecía dormido, latente.
Nuestra identidad, nuestra feminidad o masculinidad, emerge como nunca, como algo muy fuerte y al mismo tiempo frágil.
Por eso, cuando llega ese momento, ninguna otra experiencia humana en común nos hace sentir tan plenos, tan llenos de gozo. Gozo es el sentido más íntegro de la palabra. Cuando alma y cuerpo trascienden más allá del placer físico, significa que ha llegado el verdadero amor.
Y en ese momento aparece el reto de conservar, como pareja, esa historia de amor. ¿Qué la amenaza?
Entre otras cosas, considero tres muy importantes:
1.- Ocurre con frecuencia que la rutina, el cansancio, los problemas económicos, el
...