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Pavlov Y Los Reflejos Condicionados: La Verdadera Historia Sobre Un Descubrimiento


Enviado por   •  16 de Enero de 2015  •  2.523 Palabras (11 Páginas)  •  217 Visitas

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Pavlov y los reflejos condicionados: la verdadera historia sobre un descubrimiento

Teoría - Fundamentos

Publicado: marzo 17, 2014, 6votos , 1 Comentarios

• Jairo Rozo Castillo

Psicólogo e Investigador Social

Editor de PserInfo (Servicio Electrónico de Información Psicológica).

Doctorando en Psicología Experimental

Universidad Pablo de Olavide, España

RESUMEN

• Este artículo recoge los últimos hallazgos de Todes (2002), que esclarecen las circunstancias alrededor de uno de los momentos fundamentales de la psicología: el origen de los reflejos condicionados y de la investigación experimental alrededor del fenómeno del aprendizaje asociativo, hoy conocido como condicionamiento clásico o pavloviano. Presentamos la historia oficialmente conocida sobre el origen de su investigación, difundida por Pavlov y sus discípulos, que luego se contrasta con la historia reveladora y radicalmente diferente que ofrecen las investigaciones de Todes, basadas en las disertaciones doctorales de los discípulos de Pavlov.

Palabras clave: Pavlov, reflejos condicionados, aprendizaje asociativo.

Como todos sabemos, la figura de Pavlov y su trabajo ha sido fundamental para el desarrollo y fortalecimiento de la psicología como ciencia. Para Pavlov, el descubrimiento de los reflejos condicionados fue también muy importante en su vida académica y científica, pues dedicó 34 años de su vida (desde 1902 hasta 1936) al estudio de las funciones de la corteza cerebral por el método de los reflejos condicionados.

El punto fundamental de la enseñanza de Pavlov era que toda la actividad nerviosa de un animal tan sumamente organizado como un perro, incluyendo su “actividad psíquica”, estaba basada en la acción refleja. Así, aún el comportamiento más complicado de un perro no era nada más que una respuesta -efectuada por el sistema nervioso- del animal a ciertos estímulos que actuaban sobre él, tanto dentro como fuera de su cuerpo (Babkin, 1949).

Pero su descubrimiento, el punto de inflexión que le llevo a enfrentar el estudio científico de la llamada “secreción psíquica”, ha sido contado y transmitido por Pavlov y sus discípulos de una forma, llamémosla “oficial”; sin embargo, nuevos estudios demuestran que la historia no es como nos la contaron.

Empecemos por recordar la “historia oficial”. Dentro del laboratorio de Pavlov y alrededor de los experimentos del aparato digestivo de los perros surgió un nuevo hecho, del cual todos se percataron, los perros no sólo segregaban jugo gástrico cuando la comida estaba en la boca, sino también cuando veían la comida e incluso cuando veían al cuidador que les proporcionaba el alimento. Se le denominó “secreción psíquica”, pues se pensaba que dependía del estado psicológico del perro ante la espera de la comida (Fernández, 2006).

Dos discípulos de Pavlov empezaron a interesarse por el tema: primero fue Wolfsohn y luego Snarski, quienes consideraban que había procesos mentales en el animal. Wolfsohn empezó los estudios de los reflejos psíquicos en 1897, comprobando que la composición de la saliva que obtenía del perro variaba según el estímulo que introducía en la boca del animal, de modo que una comida seca producía una saliva muy acuosa, y otros alimentos producían una saliva rica en moco, adaptándose al tipo de alimento. También comprobó como la respuesta salival podía variar tan solo con la estimulación visual. Al ver arena, el perro al que previamente se le había dado arena, producía el mismo tipo de saliva que la que producía cuando se ponía la arena en su boca.

Snarski fue más allá, pues consiguió la secreción psíquica con estímulos arbitrarios o artificiales, así al teñir un ácido de negro y dárselo al perro, podía lograr que posteriormente ante la presencia de agua teñida de negro el perro produjera una abundante saliva, como la que producía para defenderse del ácido. Para Snarski la explicación era subjetiva, centrada en los deseos, sentimientos y pensamientos del perro (Fernández, 2006). Pero para Pavlov eran “absurdos e inútiles” los intentos de penetrar en el mundo interior de los animales y tratar de adivinar sus deseos, sensaciones y gustos (Asratian, 1949). Snarski fue autorizado a presentar su tesis, pero no logró llegar a un acuerdo con Pavlov, quien prefirió permanecer como un fisiólogo puro, observador y objetivo, alejándose de la postura psicológica. No obstante, la cuestión no se limitó a la tranquila renuncia de Pavlov de la psicología como ciencia, sino que surgió en él un sentimiento de hostilidad irreconciliable hacia esa injustificada “aliada de la fisiología”.

Según las diferentes biografías de Pavlov, hechas por sus discípulos: Babkin (1949), Asratian (1949) y Frolov (1976), la historia es básicamente la misma y está basada en la narración de los hechos que hizo el mismo Pavlov en su introducción a Veinte años de experiencia en el campo de la actividad nerviosa superior, y dice así: “Comencé a estudiar el problema de la excitación psíquica de las glándulas salivares con la colaboración de mis colegas, los doctores S. Wolfsohn y A. Snarski. Mientras que Wolfsohn había obtenido nuevos datos que conferían gran importancia al tema estudiado y se relacionaban con los detalles de la excitación psíquica de las glándulas salivares, Snarski, por el contrario había emprendido el análisis del mecanismo interior de esta excitación, partiendo de posiciones subjetivas, es decir, teniendo en cuenta la imaginada vida interior del perro por analogía con la nuestra (habíamos realizado los experimentos con perros), así como sus pensamientos, sensaciones y deseos. Esto originó un episodio único en los anales de nuestro laboratorio. Empezamos a opinar de muy distinta manera sobre la explicación de esta vida interior y, a pesar de nuestros esfuerzos, nos fue imposible llegar a un compromiso o a cualquier conclusión común, contrariamente a la costumbre de nuestro laboratorio donde, por lo general, las contradicciones y discusiones encontraban siempre una solución con nuevos experimentos emprendidos de común acuerdo. El doctor Snarski se mantuvo en su punto de vista subjetivista. Por lo que respecta a mí, sorprendido por el carácter fantástico y por la inutilidad científica de tal actitud ante el problema a resolver, comencé a buscar otra salida a esta difícil situación” (Pavlov, 1993, p. 103-104).

Esto le llevó a oponerse a la interpretación psicológica

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