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Plan Nacional Apoyo A La Familia


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  1.369 Palabras (6 Páginas)  •  408 Visitas

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¿APORTA CALIDAD DE VIDA, QUE EL ADULTO MAYOR SEA UN SER RELIGIOSO?

Por Marta Cánepa

Laica consagrada. Psicopedagoga.

Equipo Nacional de Adultos Mayores y Ancianos,

Conferencia Episcopal Argentina.

No es fácil llegar a conclusiones objetivas y que puedan aplicarse a todos.

La vida religiosa de una persona suele comenzar en su infancia. Pero uno se puede preguntar si un niño sin ninguna formación religiosa llegaría, exclusivamente con sus recursos hasta la idea de Dios. Algunos investigadores como Aragó, han comprobado que el niño pequeño está naturalmente abierto a lo religioso a pesar de su ambiente, por ejemplo siendo sus padres ateos.

Es evidente que una educación religiosa desde temprana edad acompaña al individuo toda su vida y se puede hacer cada vez más profunda, con el paso de los años. Vergote afirma que “la religión es una realidad dinámica y evolutiva como la persona y la cultura”.

La etapa de los mayores está signada por una fuerte presencia del tema religioso. Descubren que en este tramo final de la existencia, Dios se hace cercano y encontradizo. La fe los dota de una mirada serena y comprensiva sobre lo vivido y pueden descifrar lo que antes no se podía entender.

Es de mucha salud, la tendencia del mayor, de traer a la memoria su vida pasada. La reminiscencia se la suele llamar una pieza de oro. Ayuda a la autoestima porque rememora las glorias del pasado que muestra quien fue esa persona. También permite transmitir a nuevas generaciones todo lo aprendido y agradecer la experiencia y sabiduría acumulada. Sirve de balance de la vida y puede preguntarse si está conforme con lo vivido y agradecer tanto lo positivo como lo negativo. Posibilita reparar lo que no se hizo bien y restablecer vínculos perdonando. Se recupera la paz abandonando en manos de Dios los temores, dudas y culpas

La búsqueda de la trascendencia se va haciendo más real hacia el final del ciclo vital porque el adulto mayor va llegando a reconocer lo que verdaderamente es. Dijo el Papa Juan Pablo II “Descubrirán la verdad sobre ustedes mismos, la intencionalidad, y encontrarán al Tú que cura las angustias, las preocupaciones, y ese subjetivismo salvaje que no deja en paz”.

La mayoría de los temores que enfrentan los mayores se relaciona con algo que le va a ser quitado, una persona, una posesión, su prestigio, su salud, su vida.

Pero una de las principales causas de preocupación surge de construir la vida sobre cosas temporales, que es lo que podemos perder. La persona mayor, que conoce que su destino es eterno, le es más fácil ir desprendiéndose, en paz, de los perecedero, en espera de lo definitivo.

Es el momento en que se toma conciencia de que la muerte es una realidad y que llegará también para él. La persona de vida espiritual intensa goza de un beneficio terapéutico adicional, ya que para ellos la muerte constituye el principio de otra etapa y aprenden a convivir con ella.

No todos logran aceptar la muerte. Existen reacciones negativas, aferrándose a etapas anteriores. El mismo sentimiento religioso es diferente ante la amenaza o proximidad de la muerte en el individuo que cree y el no creyente.

Los problemas nos hacen daño sólo cuando nos resistimos o los soportamos con odio, resentimientos, rencores. Estos sentimientos crean infelicidad, confusión, enfermedad. El camino hacia la liberación es el perdón. Este tipo de renovación se obtiene a través de la conciencia y la justa apreciación de los caminos por los que se actúa, ya sea en la debilidad o en la virtud. El recuerdo de los pecados no trae desaliento para quien llega a comprender que la clemencia de Dios es más grande que los pecados y que el perdón de Dios es una prueba de su amor.

“Diversos estudios han demostrado que la religión ayuda a los mayores a enfrentar mejor situaciones difíciles y estresantes a las que tienen que adaptarse. Si la religión está integrada a su modo de vida tiene menos problemas psicológicos, ansiedades, depresiones, afecciones fisiológicas. Por otra parte, cuando la persona usa la religión para resolver situaciones serias, buscando soluciones mágicas o para auto justificarse es cuando presenta mayor cantidad de problemas emocionales”.

“Estas conclusiones se observan más en ancianos institucionalizados, y de éstos más en el sexo femenino”.

“Se ha podido demostrar que la religión

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