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Psicoanalisis


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2014  •  1.408 Palabras (6 Páginas)  •  187 Visitas

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La mente consciente es como la punta de un iceberg flotando en un mar de irracionalidad, caldo de cultivo de nuestros trastornos mentales y nutriente de nuestras más gozosas pulsiones.

Médico y neurólogo, filósofo y creador del método y la teoría psicoanalítica, Sigmund Freud, nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg (República Checa), trasladándose a Viena cuatro años después, país en el que residió la mayor parte de su vida.

En 1873 estudió medicina en la Universidad de Viena, realizó investigaciones neurológicas con el médico alemán Ernst Wilhelm von Brücke, entrando a trabajar en el Hospital General de Viena en 1883. Fue a París (1885) a estudiar sobre el tratamiento de los trastornos mentales, fundamentalmente la histeria, y la aplicación terapéutica del hipnotismo con J.M.Charcot.

En 1886 se estableció como médico privado en Viena desarrollando su teoría psicoanalítica. Titular de la Universidad de Viena en 1902, Freud se rodeó de un reducido número de alumnos y seguidores que luego se harían famosos por sus teorías sobre el psicoanálisis: Otto Rank, Eugen Bleuler y Carl Jung. La Escuela psicoanalítica internacional se fundó en 1910. Huyendo de Austria que había sido ocupada por los nazis, murió el 23 de septiembre de 1939 en Londres.

Entre sus obras destacan: Estudios sobre la histeria (1893), La interpretación de los sueños (1900), Psicopatología de la vida cotidiana (1904), Tótem y tabú (1913), El malestar de la cultura (1930) e Introducción al psicoanálisis (1933).

Como médico el interés de Freud se centró fundamentalmente en conocer cómo el cuerpo podía ser afectado por la mente creando enfermedades mentales, tales como la neurosis y la histeria y en la posibilidad de encontrar una terapia para tales enfermedades.

Como filósofo Freud investigó la relación existente entre el funcionamiento de la mente y ciertas estructuras básicas de la cultura, por ejemplo, las creencias religiosas. La cuestión fundamental consistía en dilucidar cómo se forma una conciencia individual y cómo operan la cultura y la civilización.

Freud distingue dos principios fundamentales: el principio del placer y el principio de realidad. El primero supone una búsqueda de lo placentero y una huida del dolor, que nos impulsa a realizar aquello que nos hace sentir bien. En contraposición a éste, el principio de realidad subordina el placer al deber. La subordinación del principio del placer al principio de realidad se lleva a cabo a través de un proceso psíquico denominado sublimación, en el que los deseos insatisfechos reconvierten su energía en algo útil o productivo. Tomando como ejemplo el deseo sexual, ya su práctica continua supondría el abandono de otras actividades productivas (trabajo, arte, etc.), el hombre sublima sus deseos y utiliza su energía para la realización de otras acciones (deporte, literatura, juego). Sin la sublimación de los deseos sexuales no existiría, según Freud, civilización.

No obstante, la sublimación no elimina los deseos sexuales. Éstos, si quedan insatisfechos, se empaquetan o son reprimidos en un lugar concreto de la mente llamado inconsciente, que es, por definición, aquella parte de la mente inaccesible a nuestro pensamiento consciente (o yo) que reúne todos los deseos y pulsiones reprimidos. Sin embargo, existen caminos indirectos para acceder a los contenidos del inconsciente, como por ejemplo los sueños, los actos fallidos y las bromas.

Los sueños son satisfacciones simbólicas de deseos que han sido reprimidos. Inaceptables para la mente consciente (ya sea por la presión social y moral o por un sentimiento de culpa), algunos deseos se manifiestan oníricamente, de un modo extraño y absurdo que oculta su verdadero significado.

Los sueños utilizan principalmente dos mecanismos de ocultación: la condensación, en la que imágenes o ideas dispares son reunidas en una sola (correspondiéndose con la metáfora en el lenguaje) y el desplazamiento, mediante el cual, el significado de una imagen o símbolo es transferido a algo asociado con él que desplaza a la imagen original (su correspondencia con el lenguaje es la metonimia).

Los sueños pueden ser también interpretados a través de la paráfrasis o actos fallidos. Éstos, lejos de ser errores de la mente, revelan contenidos reprimidos del inconsciente que afloran en forma de olvidos, deslices, etc. Las bromas también son emergencias de deseos reprimidos. Por ello, el psicoanalista otorga una gran importancia al lenguaje utilizado tanto por sus pacientes, como el empleado culturalmente en determinadas

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