Psicologia Social
pamelahas26 de Junio de 2014
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LA PSICOLOGÍA SOCIAL DE ENRIQUE PICHON RIVIÈRE
Primeras reflexiones acerca de la Psicología Social
La Psicología Social es una disciplina reciente. Como todas las Ciencias Sociales se inicia a mediados del siglo pasado. Michel Foucault señala que la evolución del saber no tiene un origen puro e iluminado sino que emerge de la voluntad de poder. Lo que impulsa al desarrollo del conocimiento es el poder. El poder entendido como dominio de la naturaleza o de ciertas problemáticas que desafían al hombre.
En relación a las Ciencias Sociales no debemos olvidar que a mediados del siglo XVIII (1750) en Inglaterra se crean las máquinas hidráulicas que permitieron la producción a gran escala sobre todo en la industria textil. En 1790 la fuerza hidráulica de las fábricas fue sustituida por el vapor. En 1821 había en Lancashire 32 industrias textiles mecánicas con 5.700 telares. La producción se adelanta a la demanda por lo cual los comerciantes buscan mercados en todas partes. La industria manufacturera nacida de las invenciones mecánicas se desarrolló enormemente en Inglaterra, Francia y otros países europeos.
Gran parte de la población rural vendió sus pequeñas parcelas de tierra y se dirigió a las ciudades. La clase obrera sin embargo no sacó ninguna ventaja de todos estos cambios. En 1815 se produjo la primera crisis que altero el mercado inglés, quedando muchos obreros en la calle y provocando disturbios y destrucciones de maquinas.
La causa fue la especulación de los patrones acumulando grandes existencias de producción con vistas a la exportación pero que el continente europeo no podía consumir. Otras crisis más graves se produjeron en 1820, 1825 y se extendieron a todos los países industrializados orientándose los obreros por caminos de violencia y a organizarse en asociaciones de resistencia. Contra la pobreza extrema y las crisis económicas se levantaron
Escritores e intelectuales protestando contra el régimen de explotación y pidiendo la intervención del Estado. La miseria de la clase obrera la explotación de niños y mujeres mueve a los intelectuales a reflexionar sobre ello y otros como Marx a rebelarse y a intentar transformar esta realidad.
Este es el clima social en el cual surgen las primeras reflexiones acerca de la Psicología Social.
Existe una corriente sociológica que se inicia en Francia con Comte (1798-1857) Discípulo de Saint Simón y que reflexiona acerca del individuo y la influencia o condicionamiento social. Continua en Inglaterra con John Stuart Mill (1806-1873) y luego con Gabriel Tarde (1843-1904) y su famosa polémica con Durkheim (1858-1917), Gustave Le Bon (1841-1931) y culmina en Estados Unidos con la Escuela del Interaccionismo Simbólico cuyos fundadores son Cooley (1869-1929), William I. Thomas (1863-1947) y sobre todo George Mead (1869-1931).
La corriente psicológica de la Psicología Social reconoce sus antecesores en Wilhelm Wundt (1832-1921) continua con William McDougall (1871-1938) en Inglaterra, Floyd Allport en Estados Unidos y culmina con Kurt Lewin el creador del termino Dinámica de Grupo y el que funda la Psicología Social como disciplina que puede intervenir transformadoramente en la organización social desde una incidencia microsocial.
En síntesis en la Psicología Social académica se desarrollaron dos tendencias, una más sociológica que culmina con este gran creador que fue George Mead y una corriente más psicológica donde ubicaríamos a Kurt Lewin también en EEUU.
La diferencia que nos importa de una u otra corriente es en cuanto a la concepción del sujeto que sustentan. Una cosa es considerar al hombre como un individuo influido por su ambiente pero donde se lo sigue considerando como originariamente individuo y otra es tener una concepción de sujeto social.
Para George Mead, fundador del interaccionismo simbólico el sujeto es sujeto social. Deviene sujeto a partir de su interacción con otros.
Enrique Pichón Rivière adhiere a esta corriente. Su concepción del hombre es la de un sujeto social. Un ser que inexorablemente, solo por su condición social puede devenir humano.
E. Pichón Rivière plantea que “La Psicología Social debe dar cuenta de cómo la estructura social deviene Fantasía Inconsciente”. Todo un desafío: dar cuenta cómo una estructura tan macro como la sociedad deviene materia de una sustancia tan íntima como nuestras fantasías, nuestros sueños.
Aquí necesariamente debemos acudir a las estructuras intermediarias entre lo social y el individuo como son las instituciones, la familia, la cultura y las culturas particulares y lo que para E. Pichón Rivière es la unidad mínima de análisis que es el Vínculo.
El ser humano, para E. Pichón Rivière, emerge como única posibilidad de supervivencia de las tramas vinculares que le dieron origen. Pero no solo es un ser producido, constituido desde estas tramas vinculares sino que también es productor. Su concepción del hombre es de un sujeto productor y producido por esas estructuras objetivas, fundamentalmente vinculares, que trascienden su subjetividad y que tienen efectos de determinación sobre él.
Esta posición tiene efectos no solo teóricos sino metodológicos y técnicos ya que si son las tramas vinculares que trascienden al sujeto las que tienen efecto de determinación sobre él, al intervenir en estos contextos (que en general son los grupos y las instituciones a las que pertenece el sujeto) estamos actuando sobre la subjetividad individual y nos permite incluso actuar preventivamente.
El ser humano es desde la teoría de E. Pichón Rivière emergente y emisor de las tramas vinculares que le dieron origen. Toda sociedad enfrenta la tarea de producir, a través de sus instituciones, sujetos que la reproduzcan. El inconsciente humano es el que tiende a repetir la estructuras ideativas, afectivas y de acción que le dieron origen.
¿Y cómo el sujeto reproduce a la sociedad que le dio origen? A través de un “aparato para pensar”.
Enrique Pichón Rivière sostiene que todo ser social construye a partir de toda su historia vincular-institucional un marco referencial, un sistema de ideas, afectos y modelos de acción con el que percibe, organiza y actúa en la realidad social que le ha tocado vivir. Este “aparato para pensar” la realidad ha sido conformado por el sujeto en su intersección con la cultura de su sociedad, la cultura particular , los campos sociales y la novela familiar de la cual ha sido parte. Una de las causas de los conflictos humanos tiene que ver justamente con los diferentes “aparatos para pensar” que se ponen en juego entre los seres humanos cuando interactúan.
Desde esta concepción interaccionista simbólica no hay una naturaleza humana como la que poseen los animales. El animal, aún los mamíferos superiores, nace con un paquete instintivo que le da certeza y lo liga a un hábitat. Un potrillo a las pocas horas de nacer ya esta en condiciones de seguir a su madre y a la tropilla a la que pertenece.
Si comparamos a este potrillo con un ser humano recién nacido visualizamos el grado de inmadurez con que emergemos al mundo y la necesidad de un “útero social” donde completar la maduración.
Hay solo dos rasgos que podrían considerarse propios de la naturaleza humana: la apertura al mundo y la inespecificidad de los instintos (2). Esto significa que nacemos incompletos, con una carencia fundamental y es esta carencia la que se va a constituir en la posibilidad de un desarrollo deseante en el ser humano. Es por esta carencia que el ser humano no encuentra una homeostasis, un equilibrio en su subjetividad. Por esta ruptura de la homeostasis subjetiva el ser humano se lanza al mundo externo en una necesidad de externalización que culminará en objetivaciones sociales materiales y simbólicas.
Decíamos que en su interrelación con otros sociales el ser humano desarrolla un “aparato para pensar” la realidad. Es necesario aclarar que ese “aparato para pensar” que contiene dimensiones ideativas, afectivas y de acción es un “aparato” que siempre funciona un poco mal. Es incompleto, siempre le falta un “tornillo” y por ello siempre esta puesto en cuestión por el mismo sujeto lo que le genera incertidumbre pero también lo abre a nuevas significaciones frente a cambios propios o del contexto.
Decíamos entonces que el ser humano deviene ser humano porque desde el sostén vincular primero de la madre, luego de la familia y finalmente de las instituciones sociales se lo introduce en la cultura en la que ha nacido.
Aquí hay un instrumento privilegiado que es el lenguaje. Es a través de la palabra que empezamos a apropiarnos de las cosas de este mundo. Es a través del lenguaje que llegamos a saber que es una taza, una mamá, un hermano, un perro y luego significaciones más abstractas como qué es el Estado, la virtud, Dios el pecado, la sexualidad etc.
Para Enrique Pichón Rivière las tramas vinculares no solo están constituidas por el lenguaje sino que incluyen lógicas y formas de pensar, de sentir y de hacer en el mundo. Si no, no se entendería como son posibles culturas particulares diferentes dentro de un mismo idioma. (3)
El ser humano es productor y re-productor de los hábitos, costumbres modos de ser de los instituidos de la sociedad en que vive.
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