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Psicologia de la vida cotidiana - psicoanalisis


Enviado por   •  29 de Abril de 2020  •  Resúmenes  •  3.506 Palabras (15 Páginas)  •  215 Visitas

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  1. El olvido de nombres propios.

     En este capítulo Freud se refiere al frecuente caso del olvido temporal de nombres propios. El hace un análisis en profundidad lo que le hace observar ciertos detalles por ejemplo que no solo se produce el olvido, sino que también un recuerdo falso, que el empeño por recordar un nombre hace que acudan a la conciencia otros nombres sustitutivos. Así mediante un ejemplo que escogió para analizar el olvido del nombre de un maestro – Signorelli – procedían otros nombres como Botticelli y Boltraffio. Y así llega a la conclusión de que existe una asociación extrínseca entre el nombre y el elemento reprimido, asociación la cual es condicional suficiente para que el elemento reprimido perturbe la reproducción del nombre olvidado.

     Resumen de las condicionantes del olvido de nombres, acompañado del recuerdo fallido o erróneo.

  1. Cierta predisposición para el olvido.
  2. Existe un proceso de represión trascurrido poco antes
  3. La posibilidad de una asociación extrínseca entre el nombre que se olvida y el elemento anteriormente reprimido.

     Por último, Freud menciona que “junto al olvido simple de nombres propios, se presenta también un olvido que está motivado por represión”

       

  1. Olvido de palabras extranjeras

     Según S. Freud el léxico de nuestra lengua materna parece a salvo del olvido dentro del campo de una función normal, notoriamente esto no sucede con los vocablos de una lengua extranjera. Preexiste una predisposición a olvidarlos para todas las partes del discurso.  Un primer grado de perturbación funcional está en la desigualdad de nuestro dominio sobre la lengua, según nuestro estado de fatiga.

   

      Aquí Freud expone un ejemplo donde un tipo intenta usar una frase para resaltar lo que ha expuesto y se le olvida una palabra de la frase perdiendo así el énfasis del sentido de la frase que quería decir. Así expone que todos y cada uno de los casos que se sometan al análisis, conducirán siempre al descubrimiento de casualidades muy extrañas, donde se concluye que la contradicción proviene de fuentes reprimidas y parte de unos pensamientos provocarían un extrañamiento de la atención.

    Se presenta un segundo mecanismo del olvido: la perturbación de un pensamiento por una contradicción interna proveniente de lo reprimido.

III.    Olvido de nombres y frases

     

     El capítulo comienza con Freud conversando con un colega más joven quien le comenta que ha presentado olvidos en un poema en lengua materna, por lo que Freud le pide citar unos versos de algún poema que él conozca y efectivamente este se equivoca en algunos versos. Tras escuchar a su colega, Freud asume que estos errores al citar se deben a situaciones que su colega está pasando en su vida o con algún pensamiento de este, porque le pide explicar su olvido y asocia, por ejemplo, la frase “ahora que cada día trae consigo algo nuevo” puede que esté relacionada con el aumento de clientes que ha tenido últimamente y que obviamente le tiene muy feliz.

     En relación con la frase “si no compra muy caro su favor”, puede estar asociada a una situación un tanto negativa, ya que hace un tiempo le habría pedido la mano a una mujer y esta lo habría rechazado, aunque ahora que su situación económica ha mejorado pretende, nuevamente, realizar su propuesta.

Luego de analizar una serie de casos de olvidos similares o de un error en la reproducción, Freud se inclina por un mecanismo de olvido o factores que influyen como: lo olvidado o deformado entra en conexión por un camino asociativo cualquiera; mientras que el mecanismo del olvido de nombres sería una perturbación en la reproducción deseada del nombre por ideas ajenas que no son conscientes en aquel momento. Además, el texto señala que olvidar un nombre se debe a algo más sutil, como por ejemplo el rencor que se siente por la persona que ha sido sublimado.

IV.     Recuerdos Infantiles o Recuerdos encubridores.

     En este capítulo se hace referencia a que los recuerdos de la infancia de cada persona se conservan, a menudo, aquellos que son indiferentes y accesorios, mientras que en la memoria de un adulto no se encuentra huella de aquellos recuerdos más importantes, intensos y plenos de afecto. Además, se menciona que los recuerdos indiferentes en las personas, nacen en base a un proceso de desplazamiento, lo que quiere decir que al momento de reproducirse constituyen un sustituto de otras impresiones que son de mayor valor pero que a la vez está “estorbado” por alguna resistencia.

     En el caso de los recuerdos “encubridores”, estos se relacionan de manera temporal con el contenido oculto. Esto pertenece a aquellos recuerdos de primeros años de vida, mientras que aquellos “reprimidos”, corresponden a hechos posteriores de la vida de las personas; a esto Freud lo denominó: retroactivo o regresivo. Ahora bien, también esto puede suceder de manera inversa, ya que si el recuerdo indiferente de la primera infancia sea el recuerdo “encubridor” debido a su asociación con un hecho anterior, se le denominará: progresivo o avanzado.

     En último lugar, en donde el recuerdo “encubridor” se asocia al contenido oculto, no solo por su relación de contenido, sino que también por su contigüidad en el tiempo, son llamados: recuerdos encubridores simultáneos o contiguos.

V.    Trastrabarse

     El material de nuestra lengua materna pareciese estar protegido del olvido pero, a pesar de esto, tenemos bastantes errores que conocemos como “equivocaciones orales” o “trastrabarse. Por ejemplo, muchas veces intentamos sin éxito, encontrar un nombre en nuestra mente del cual estamos convencidos de conocer la primera letra, aquella seguridad infundada es falsa ya que la reproducción del sonido inicial está errada.

      Cuando cometemos un error en el discurso oral, se puede deber a una influencia de algún elemento del mismo discurso, como algún sonido anticipado, un eco, o por tener la frase un sentido opuesto a aquel que se desea. Además, también puede producirse esa perturbación por alguna influencia exterior a la palabra o frase, ejercidas por componentes donde no hay intencionalidad de expresión.

     Diversas observaciones le han entregado a Sigmund Freud la confirmación de que las palabras reproducidas en lugar de otras (de sentido opuesto) es algo muy común. Aquellas palabras tienen relación con nuestra conciencia del idioma, son una especie de “vecinas” por lo que evocarlas erróneamente se hace con facilidad. Freud señala también que: toda equivocación oral siempre tiene un fundamento, además de realizarse confesiones involuntarias. Muchas veces la influencia externa supera a lo que se tiene intención de decir, ya que este elemento perturbador solo se puede manifestar a través de una equivocación puesto que no siempre puede ser traído a la conciencia.

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