Psicologia
kdcp9628 de Enero de 2014
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EL CARÁCTER
En los últimos años la posición de la caracterología avanzó notablemente en relación con las grandes dificultades de principios y métodos con que tropezó en sus comienzos. Existen en la actualidad conocimientos caracterológicos a cuya calidad no es posible presentar muchas objeciones, pues en numerosos casos y por la aplicación de métodos perfectos se han realizado investigaciones cuyos resultados sometidos a un criterio de realidad han confirmado su exactitud.
En esta posición se encuentra la investigación psicoanalítica que se halla en condiciones de aportar, a la teoría del carácter, algunos puntos de vista novedosos y fundamentales, a partir de los cuales la investigación científica llevará a nuevos conocimientos.
La teoría de los mecanismos inconscientes, su enfoque histórico y la comprensión dinámico-económica del suceder psíquico son los tres elementos que capacitan plenamente al psicoanálisis para ello.
No puede faltar en una obra sobre psicoanálisis, dirigida especialmente a médicos generales, un capítulo sobre el carácter, ya que el primer contacto que se establece entre los seres se hace a través de la estructura caracterológico. Para desarrollar el capítulo sobre este tópico, se ha realizado una síntesis resumida de los conceptos que W. Reich ha expuesto en su libro Carácter Analysin, IIIa. Edición, 1949*. Se eligió a este autor porque se considera que es el que ha enfocado y estudiado el tema de manera que une lo profundo y lo dinámico de un modo tal, que resulta de fácil comprensión, aun para aquellos que no tengan una extensa preparación previa, además de resulta útil y fácil de aplicar en los pacientes la clasificación de los distintos tipos caracterológicos que él ha realizado.
* Versión española: Análisis de carácter. Paidós, 1955.
Al iniciar sus estudios Freud se interesó principalmente por los síntomas neuróticos, pero a medida que, merced a la práctica diaria, fueron aumentando sus conocimientos, vio con mayor claridad que un síntoma neurótico puede interpretarse mucho mejor –tal como lo señaló W. Reich en Análisis del Carácter, en 1933-. Comprendiendo la estructura del carácter en el que el síntoma se desarrollaba. Por esta razón la estructura y la función del carácter desplazó en vierto momento al síntoma como objeto principal de la teoría y la terapéutica psicoanalítica.
El primer descubrimiento de Freud según el cual ciertas particularidades del carácter pueden explicarse históricamente por la persistencia de tendencias instintivas primitivas, modificadas por la influencia del ambiente, abrió nuevos caminos para la comprensión de estos problemas1.
1 Fromm ha dicho que Freud desarrollo una teoría del carácter que no sólo es la primera sino la más consistente y penetrante al definirlo como un sistema de impulsos subyacentes a la conducta pero no idénticos a ella. 2
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Para poder apreciar el concepto dinámico del carácter, es de utilidad
establecer una comparación entre los rasgos de conducta y los de carácter.
Se consideran rasgos de conducta aquellas acciones observables por otra
persona. Por ejemplo, el ser valiente puede definirse como la conducta
dirigida a lograr una meta preestablecida sin que sea impedimento para ello
el arriesgar la propia comodidad, la libertad o la vida. El ahorro podría
definirse como una conducta encaminada a economizar dinero u otros
objetos materiales. Pero si investigamos las motivaciones –particularmente
las inconscientes- de tal o cual rasgo de conducta, hallamos que el mismo
encierra numerosas y diferentes connotaciones caracterológicas. Una
conducta “valiente” puede estar motivada por la ambición, de manera que
la persona llega a arriesgar la vida en ciertas situaciones con el fin de
satisfacer su necesidad de ser admirada. Puede también estar engendrada
por impulsos suicidas que lo inducen a buscar en el peligro –consciente o
inconsciente- una forma de lograr su deseo; puede estar determinada por
una falta de imaginación que hace que actúe valientemente tan sólo porque
no se da cuenta cabal del peligro que lo acecha. Pero también puede estar
motivada por una genuina devoción a una idea o un fin, en aras del cual la
persona actúa; determinación que convencionalmente se acepta como la
base de valor. En todos estos casos la conducta es superficialmente la
misma, pese a las diferencias que puedan existir en las motivaciones
profundas (Fromm).
La secuencia cronológica de los conceptos psicoanalíticos referentes al
carácter es la siguiente:
Freud fue el primero en estudiar en el año 1908, en El carácter y el
erotismo anal, los instintos parciales anales, considerados como el
substratum de los rasgos caracterológicos posteriores, tales como son la
avaricia, el orden y la pedantería. Luego en el año 1919 Ernest Jones y en
1924 Karl Abraham hicieron una reducción de los rasgos caracterológicos a
su base instintiva. Dijeron, por ejemplo, que la envidia y la ambición
derivan de impulsos correspondientes a la etapa uretral. Pero con esto
sólo se explican las bases instintivas de tipos aislados y diversos de
carácter.
En Análisis del carácter, Reich trató de comprender el carácter desde un
punto de vista histórico y dinámico-económico, considerándolo como una
formación total y general. Su concepto básico es que la entidad
fundamental en el carácter no es el rasgo único, sino la organización total
del mismo, de la cual deriva una cantidad de rasgos de carácter. Estos, a
su vez, deben interpretarse como un síndrome que resulta de una
organización particular, o sea la orientación del carácter hacia una finalidad.
Fromm define al carácter como la forma –relativamente permanente- en
que la energía humana es canalizada en los procesos de asimilación y
socialización.
Jaspers, por su parte, dice: “El carácter es, con sus motivos históricos
dados, el producirse del hombre en el tiempo y no sólo la acuñación de un
ser así definitivo en el transcurso del tiempo”. “El carácter –se ha dicho- es
tan sólo evidente en la biografía que abarca el curso de una vida, con sus
posibilidades y decisiones”. Planteado de este modo, ya no tiene importancia el contenido o la peculiaridad de un rasgo caracterológico aislado1.
Reich no asigna importancia a un rasgo aislado del carácter, pues estima que lo valedero y significativo es la forma general de actuar y la génesis de tipo reaccional característico como un todo. Se llega con esto al planteo básico que consiste en tratar de comprender la manera de percibir una vivencia y producir un síntoma. La forma más acertada de encararlo –dicho Reich- estriba al explicar lo que se denomina un rasgo fundamental de una personalidad2.
En el lenguaje popular se clasifica a las personas como duras, blandas, orgullosas, que se autoestiman o autodisminuyen; frías, cálidas, impulsivas, etc. El análisis profundo de estos rasgos puede mostrar que sólo se trata de diversas formas de un acorazamiento del yo contra peligros del mundo exterior y frente a las exigencias instintivas del ello. Así la excesiva cortesía encubre muchas veces una cantidad de angustia no menor que una reacción brusca y a veces brutal. Ambas son reacciones en distinto sentido, endientes a superar un estado de angustia.
Genéticamente la formación del carácter individual se determina por el impacto de las experiencias vitales –y las derivadas de la cultura- sobre el temperamento. Se puede afirmar que el ambiente jamás es el mismo para dos individuos, pues la diferencia en la constitución los hace enfrentase con el ámbito en que viven de una manera más o menos diferente. Es lo que ocurre con personas que en una misma familia soportan en el hogar una situación dada, estímulo que vivirían de manera totalmente diferente, según el temperamento que cada uno de los integrantes de esa familia tenga. En
1 Con elementos aislados no puede construirse un proceso anímico. Lo típico es un fenómeno en el campo de lo viviente; pero lo viviente no está compuesto de elementos, con la materia está integrada por moléculas, sino que es el efecto de muchas funciones. Si desaparece la función, se modifica la totalidad. En otras palabras: los procesos anímicos, como todos los vitales, no son meras conexiones aditivas de componentes aislados, sino que son productos de la actuación conjunta de muchas funciones, y como en todo organismo, también en la vida anímica todo se halla en íntima conexión con todo, hecho que no se puede percibir tampoco ni aun en las sensaciones que antes se consideraban como fenómenos psíquicos sumamente simples y por esto más “elementales” (Rohrather).
2 Para evitar la confusión que prevalece en cuanto a los términos temperamento, carácter y personalidad, hay que diferenciar a cada uno de éstos: el temperamento se refiere al modo de reacción y es algo constitucional e inmodificable; el carácter se forma por las experiencias de la persona y en especial por las de su infancia y es modificable hasta cierto punto por nuevas experiencias. Una persona de temperamento colérico reaccionará siempre en forma rápida y fuerte, pero aquello ante lo cual reacciona depende de su carácter: si es una persona productiva, justiciera y amante reaccionará cuando ame, cuando la irrite la injusticia o cuando la impresione una nueva idea.
Las
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