ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Psicologia


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  7.683 Palabras (31 Páginas)  •  186 Visitas

Página 1 de 31

Una historia crítica de la psicología*

Nikolas Rose

¿De qué manera debería hacerse la historia de la psicología? Me gustaría proponer un enfoque

concreto con respecto a este problema: una historia crítica de la relación entre lo psicológico,

lo gubernamental y lo subjetivo. Una historia crítica es la que nos llama a reflexionar sobre

nuestra naturaleza y nuestros límites, sobre las condiciones en las que se estableció lo que

entendemos por verdad y por realidad. Una historia crítica perturba y fragmenta, pone de

manifiesto la fragilidad de aquello que parece sólido, lo contingente de aquello que parece

necesario, las raíces mundanas y cotidianas de aquello que reclama nobleza excepcional. Nos

permite pensar en contra del presente, en el sentido de poder explorar sus horizontes y sus

condiciones de posibilidad. El objetivo de una historia crítica no es imponer un juicio, sino

hacerlo posible.

La psicología y sus historias

Las ciencias psicológicas —la psicología, la psiquiatría y las otras disciplinas cuyo nombre

empieza con el prefijo “psi”— no carecen de conciencia histórica. Muchos gruesos volúmenes

nos cuentan la larga historia de los estudios científicos sobre el funcionamiento psicológico

normal y patológico. Casi todos los libros de texto de psiquiatría o de psicología parecen

obligados a incluir un capítulo histórico o una reseña, por poco relacionada que esté con los

temas que tratan. Esos textos nos cuentan en términos similares una y otra vez el desarrollo de

las ciencias psicológicas: que tienen un pasado extenso pero una historia corta. Un pasado

extenso, en el sentido de una tradición ininterrumpida de especulación acerca de la naturaleza,

las vicisitudes y las patologías del alma humana, prácticamente coextensiva con el propio

intelecto humano. Pero, una historia corta, en el sentido del abandono de la metafísica, la

especulación o el reduccionismo médico o fisiológico, que sólo se produjo con el despliegue

del "método experimental” en el siglo XIX. Resulta tentador desechar estas historias por su

ingenuidad epistemológica, o ver cómo se translucen los intereses egoístas de los que escriben

acerca de las ciencias de la mente. Quizás, todas esas acusaciones tengan algo de verdad. Pero

esa manera de utilizar la historia no es exclusiva de las ciencias psicológicas. De hecho, cierta

forma de historia es un elemento interno de la conciencia de todas las prácticas de

representación e intervención a las que llamamos ciencia.

Los textos prestigiosos de historia científica desempeñan un papel decisivo en la

construcción de la imagen de la realidad presente de la disciplina en cuestión, papel que se

hace evidente en la importancia que esos textos tienen en la formación de todos los

principiantes. A esa literatura, Georges Canguilhem la denomina “historia recurrente”

(Canguilhem, 1968, 1977). Usa ese término para describir (no necesariamente de manera

despectiva) la forma en que las disciplinas científicas suelen identificarse, en parte, con una

determinada concepción de su pasado. Esas narraciones establecen la unidad de la ciencia

construyendo una tradición ininterrumpida de pensadores que buscaban aprehender los

fenómenos que componen su contenido. Es inevitable que, desde esa perspectiva, el objeto de

una ciencia —la “realidad” que ella procura hacer inteligible— parezca ahistórica y asocial.

Existe con antelación a los intentos de estudiarlo, siempre existió en la misma forma, y todos

esos pensadores del pasado estuvieron dando vueltas alrededor de una realidad que siguió

siendo la misma. Por ende, los trabajos de esos pensadores se pueden ordenar en un relato

organizado cronológicamente, que corresponde a un avance hacia el objeto. Cualquier

*

Fuente: Rose, N. (1996). Inventing our Selves. Cambridge: Cambridge University Press. Traducción: Sandra

De Luca y María del Carmen Marchesi. Trabajo final de Residencia en Traducción, IES en Lenguas Vivas "Juan

Ramón Fernández", Buenos Aires, bajo la tutoría de la prof. Elena Marengo.

1

alteración de ese avance uniforme se puede volver a integrar a la narración mediante las

nociones de precursor, genio, prejuicio e influencia.

Simultáneamente, esas “historias recurrentes” establecen la modernidad de la ciencia en

cuestión. Convalidan el presente por medio de su respetable tradición y lo deslindan de

aquellos aspectos del pasado que puedan perturbarlo. Eso se logra llevando a cabo una

división entre textos y autores sancionados y caducados, entre teorías y argumentos que

coinciden con la imagen actual que la disciplina tiene de sí misma y los que son marginales y

excéntricos. El pasado autorizado se ordena en una secuencia más o menos continua que llevó

al presente y lo previó, una tradición virtuosa de la cual el presente es el heredero. Es un

pasado de intuiciones individuales, de avances difíciles y fracasos inesperados, de influencias

personales, profesionales y culturales, de obstáculos superados, experimentos decisivos,

descubrimientos originales y otras cosas por el estilo. En oposición a esa historia “oficial” está

la historia que ha caducado, una historia de caminos falsos, de errores e ilusiones, de

prejuicios y mistificación, todos esos cul-de-sacs en los que cayó el conocimiento y que lo

desviaron del camino del progreso. Todos los libros, teorías, debates y explicaciones

vinculados con el pasado de un sistema de pensamiento pero incongruentes con su presente

están registrados en esa historia de errores. Las “historias recurrentes” consideran que el

presente es la culminación del pasado y el lugar desde el cual se pone de manifiesto su

historicidad. Sin embargo, esas “historias recurrentes” son más que una “ideología”:

desempeñan un papel constitutivo en la mayoría de los discursos científicos porque usan el

pasado para deslindar el régimen de verdad contemporáneo de una disciplina y, al hacerlo, no

solamente usan la historia para vigilar el presente, sino también para moldear el futuro (el

ejemplo más debatido es el de Boring, 1929). Aplicando criterios de inclusión y exclusión,

dichas historias ejercen la función de gendarmes en las fronteras de la disciplina. Desempeñan

su papel estableciendo una

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (55 Kb)
Leer 30 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com