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Psicologia


Enviado por   •  19 de Mayo de 2015  •  1.714 Palabras (7 Páginas)  •  174 Visitas

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En este artículo no pretendo vincular la elevada inteligencia con inadap¬tación, inestabilidad emocional o neurosis como lo han hecho algunos investigadores, que a partir de casos puntuales han establecido una generalización dando una imagen enfermiza y distorsionada de este colectivo. Más bien sostengo la postura contraria basándome en los resultados tanto de mis investigaciones como en los de otras investigaciones españolas. Sin embargo, a pesar de rechazar la existencia de rela¬ción directa entre elevada inteligencia y enfermedades mentales o desórdenes afectivos, me inclino a pensar que algunos alumnos bien dotados, al igual que muchas perso¬nas, podrían manifestar ciertos bloqueos neuróticos en su perso¬nalidad.

En relación con su personalidad se ha venido investigan¬do durante muchos años sobre si el grado de inadaptación social y emocional de los bien dotados es mayor o no que el de las personas con inteligencia media. El estereotipo de que el niño superdotado es socialmente inmaduro y emocionalmente desadaptado fue propugnado por Lombroso y Nisbet quienes en 1895 establecieron una íntima conexión entre el ingenio y la demencia. En síntesis Lombroso sostenía que "siempre una gran evolución en una dirección va acompañada de una paralización en otras direcciones" y que existían muchos puntos de coincidencia entre el hombre genial y el alienado mental, lo que lo llevó a pensar que "el genio es una psicosis degenerativa del grupo epiléptico".

Esas afirmaciones se transformaron en tenaces prejuicios contra los bien dotados, hasta que Terman en 1925 comprueba, por una parte, que no se cumple aquella ley de compensación de la que hablaba Lombroso y, por otra, que la frecuencia de aparición de perturbaciones mentales y emocionales en los bien dotados es inferior a la media de la población general. En un poste¬rior estudio de seguimiento hasta la edad adulta (Terman y Oden, 1947) confirmaron que los bien dotados eran menos ines¬tables emocionalmente, demostraban una mayor adaptación perso¬nal y había menos casos de demencia y delincuen¬cia que en la población general. En términos grupales no presentaban tenden¬cias psicopáticas y daban una mejor imagen de equilibrio, adaptación y popularidad en comparación con el grupo con¬trol.

Investigaciones ulteriores (Warren y Heist, 1960; Lessin¬ger y Martinson, 1961; Kennedy, 1962; Weiss et al., 1974; Haier y Denham, 1976; Hogan et al., 1977; Lehman y Erdwin, 1981; Pollins, 1983) han demostrado que los superdota¬dos como grupo muestran un alto nivel de madurez personal y social, sin incidencias inusuales de problemas emocionales y de desadapta¬ción (Brody y Benbow, 1986).

No obstante, Hollingworth en los años 1929 y 1942 había sustentado la idea de que los alumnos que obtienen puntuacio¬nes dentro de los rangos de inteligencia más altos podían experimen¬tar mayores dificultades de adaptación que los menos superdota¬dos.

Burks et al. en 1930 ya habían estudiado una submuestra de los sujetos investigados por Terman que alcanzaron puntua¬ciones de 170 o más en el test de inteligencia Stan¬ford-Binet y encontraron chicos que presentaban dificultades de adapta¬ción. Hollingwor¬th observó chicos superdotados con un cociente intelectual de más de 180 según el mismo test y halló eviden¬cias de dificul¬tad en la adaptación escolar y social, sugi¬riendo que un alumno para ser líder debe ser inteligente pero no extremada-mente. Esta investigadora sostuvo que un alumno con un C.I. superior a 160 no será popular a menos que se le sitúe entre compañeros con cocientes intelectuales superiores a la media. Posteriormente otros autores tales como Gallagher en 1958; Freeman en 1979; Austin y Draper en 1981, coinciden en que los alumnos con C.I. muy altos serán poco populares entre compañeros de capacidad media.

Con objeto de delimitar el marco de nuestro trabajo dejaremos de lado esa franja de sujetos con altos cocientes intelectuales, debido a que estamos estudiando adolescentes intelectualmente bien dotados situados en una zona por encima de la media, no empleando un criterio exclusivamente psicométrico. Además nuestro enfoque pluridimensional es tanto cuantitativo como cualitativo.

Los estudios que se han realizado en España con niños intelectualmente bien dotados coinciden en que la buena dotación en términos generales no está relacio¬nada con factores de inadaptación ni de predispo¬sición psico¬pática en estos sujetos. Blasco, Roca y Tabera (1983) estudiaron algo más de un millar de niños intelectualmente bien dotados en dieciséis provincias españolas a través de encuestas y entrevistas a padres y profesores, comprobando que las conductas absurdas e incohe¬rentes no aparecen en estos alumnos, la fre¬cuencia de conductas de ensoñación y falta de comunicación es menor en el grupo de bien dotados en comparación con el grupo de sujetos de nivel intelectual medio.

El investigador García Yagüe (1986) sostiene que niños bien dotados de seis y ocho años presentan menos trastornos de conducta, dando una favora¬ble impresión de desarrollo, adaptación, apertura, madurez, auto¬nomía, autocon¬trol, sociabilidad y popularidad. Estos investi¬gadores concluyen que existe menor tendencia a la psicosis en los niños bien dotados que en el grupo de referen¬cia. Actual¬mente a la vista de los resultados de distintas investigacio¬nes no podemos relacionar la elevada inteligencia con desórdenes afectivos e intelectuales. Sin embargo, debemos considerar

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