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Psicología humanista


Enviado por   •  23 de Abril de 2019  •  Documentos de Investigación  •  1.907 Palabras (8 Páginas)  •  143 Visitas

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PSICOLOGIA HUMANISTA

  1. INTRODUCCIÓN

La psicología humanista o “tercera fuerza de la psicología” como es conocida, aparte del conductismo y el psicoanálisis, lo que hace es centrarse en la idea de que los hombres pueden autorrealizarse, es decir alcanzar el máximo de sus potenciales y así ser mas auténticos, y crecer de una mejor forma.

“Fue un movimiento plural, que estuvo formado por destacados autores de procedencia teóricas distintas: terapeutas de visión existencialista, fenomenólogos, gestalistas, psicoanalistas, psicólogos de la personalidad y psicólogos evolutivos.” (SÁIZ ROCA Milagros, ANGUERA DOMENJÓ Blanca, CIVERA MOLLA Cristina, 2011, Historia de la Psicología pág. 375)

  1. HISTORIA

Los orígenes de la Psicología humanista se remontan aproximadamente a la década de 1940, aunque se volvió popular 20 años después. La Segunda Guerra Mundial en Europa y el dominio Nazi de gran parte del continente llevaron a muchos europeos a emigrar hacia Estados Unidos, lo cual apoyó una renovación humanística y cultural que estaba teniendo lugar en gran parte del continente americano y que siguió en años posteriores. Esta guerra demostró que el ser humano también es vulnerable y que además tiene una gran importancia como especie.

A mediados de la década de 1940, la psicología humanista surgió como respuesta al descontento de lo que proponían las corrientes teóricas de mayor predominancia en ese momento: el psicoanálisis (primera fuerza), una psicología de las profundidades a partir del inconsciente, que tenía una visión de la naturaleza humana como patológica, mientras que el conductismo (segunda fuerza) tuvo su base en el concepto de la psicología como una ciencia exacta, en el observar, medir y controlar conductas, planteando una naturaleza mecanicista del ser humano (Engler, 1996).

Maslow, insatisfecho con las teorías de la primera y segunda fuerzas, convoco a todos los psicólogos que estuvieran en desacuerdo con esas propuestas teóricas y fue en 1963 cuando se dio el primer encuentro y fundación de la Associantion For Humanistic Psychology (AHP).

Al inicio de la AHP la constituyo un grupo que protestaba contra el conductismo y el psicoanálisis dependiendo la introducción de los valores humanistas y los principios de la psicología. Sin embargo, la membrecía creció de 100 miembros a 500 entre los años de 1963 a 1966 y se elaboraron políticas más precisas dirigidas a métodos de la psicología humanista. Charlotte Buhler, presidenta 1965, retomo el reto de confrontar la gran confusión relacionada con la Psicología Humanista. Cuatro años más tarde la AHP no era más un grupo de protesta si no una tercera fuerza de la Psicología, establecida con una identidad propia. La propuesta, de la tercera fuerza ha sido desde entonces abarcar las relaciones y posibilidades del hombre, captar la totalidad de las potencialidades del ser humano. A esta nueva propuesta se le identificaron tres enfoques distintos: teorías del yo, existencialismo y fenomenología.

  1. AUTORES DESTACADOS
  • Carl Ransom Rogers, (8 de enero de 1902 – 4 de febrero de 1987) psicólogo. Nació en Oak Park, Illinois, Estados Unidos. Se crio en un barrio de Chicago, pero luego, en 1914, decidió buscar una vida más tranquila marchándose al campo para dedicarse a la agricultura y a la crianza de animales. Motivado por la vida en el campo, en 1919 decidió empezar estudios en la Facultad de Agricultura en la Universidad de Wisconsin-Madison. Pero, su vida de un vuelco importante al cambiar sus estudios por los de Teología en un seminario. 

El planteamiento fundamental de Rogers exponía que la educación tenía como objeto ayudar a los alumnos a convertirse en individuos capaces de tener iniciativa propia para los retos del día a día, además de ser responsables por sus acciones para alcanzar sus propios objetivos. Realmente, los postulados de este psicólogo estadounidense fueron fundamentales para el desarrollo de la psicología y la pedagogía. Por ello, fue catalogado como uno de los psicoterapeutas más influyente de la historia, por delante de Albert Ellis y Sigmund Freud.

“Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático viviría en la muerte. Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ése es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante.”

  • Víktor Emil Frankl nació en Viena el 26 de marzo de 1905. Desde que era un estudiante universitario y envuelto en organizaciones juveniles socialistas, Frankl empezó a interesarse en la psicología.

Tanto la teoría como la terapia de Víctor Frankl se desarrollaron a partir de sus experiencias en los campos de concentración nazis. Al ver quien sobrevivía y quién no (a quién se le daba la oportunidad de vivir), concluyó que el filósofo Friederich Nietszche estaba en lo cierto: Aquellos que tienen un por qué para vivir, pese a la adversidad, resistirán”. Pudo percibir cómo las personas que tenían esperanzas de reunirse con seres queridos o que poseían proyectos que sentían como una necesidad inconclusa, o aquellos que tenían una gran fe, parecían tener mejores oportunidades que los que habían perdido toda esperanza.

La logoterapia se enmarca en el análisis existencial, un tipo de terapia con un marcado carácter filosófico que se centra en la búsqueda de significado vital ante el vacío existencial, causante de síntomas psicológicos, emocionales y físicos. Según Frankl, las personas siempre podemos dar un sentido a nuestras vidas, independientemente de las circunstancias en que nos encontremos; esta búsqueda de significado constituye la principal motivación vital. Además siempre tenemos un cierto grado de libertad, puesto que podemos decidir al menos qué actitud adoptamos ante la adversidad.

“El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz, le da muchas oportunidades —incluso bajo las circunstancias más difíciles— para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal, tal como nos ha recordado la psicología del prisionero en un campo de concentración. Aquí reside la oportunidad que el hombre tiene de aprovechar o de dejar pasar las ocasiones de alcanzar los méritos que una situación difícil puede proporcionarle. Y lo que decide si es  merecedor de sus sufrimientos o no lo es.”

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