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Reflexiones sobre la adquisición del lenguaje


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2018  •  Apuntes  •  3.002 Palabras (13 Páginas)  •  444 Visitas

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Reflexiones sobre la adquisición del lenguaje. GIULIANI Y BARALO.

Un niño nace en un mundo donde todo tiene nombre, donde todo esta ordenado simbólicamente. Su nacer significa algo para alguien. Quien lo recibe su madre es el que posee toda su posibilidad de ser. Ser significa ser para otro y a través del otro ser para sí mismo.

La madre que encarna la lengua erotiza y carga caóticamente parte a parte el cuerpo del niño. Traza sobre este cuerpo el mapa de su propia sexualidad. La mama como portadora de la lenga ofrece, se juegan las funciones maternas y paternas en un juego de muta imbricación. Estas diferencias indicarán un camino en la adquisición del lenguaje. Toda la sexualidad materna puesta en juego desde el primer momento. El poder encontrarse con ese bebé y hablarle desde un “que chiquito es” o “se parece a” lo instala en un lugar de punto de partida de lo que vendrá a ser un sujeto.

Creemos que, en este lugar, y con esa demanda, aparecen los primeros sonidos que luego serán balbuceo y que para nosotros es lenguaje porque sin esa piedra fundamental un niño no puede adquirirlo, dado que es imposible ir en busca del código de la lengua si antes no se produce este espacio sostenedor en el que algo está suspendido, algo se espera, algo se promete, algo nunca alcanzado. En este lugar, paraíso de lo imposible, se ubica la palabra.

Existe una diferencia entre los primeros sonidos que produce el bebé, en donde no hay discriminación entre sonidos vocálicos y consonánticos y una etapa posterior donde puede seleccionar aquellos sonidos que pertenecen a su lengua, otorgándole así valor lingüístico, ya que vemos en esta posibilidad de selección los inicios de la función semiótica. Por lo tanto, entendemos que algo del orden de la identificación gobierna este proceso. Cuando hablamos de identificación nos referimos: “al modo de constitución primitivo del sujeto sobre el modo del otro”. Entendemos que e este proceso están incluidos otros aspectos que hacen también a la constitución e un sujeto psíquico.

Si nos preguntamos qué posibilita a un niño el constituirse como sujeto es porque sostenemos que el ser humano en su indefensión de cachorro humano al nacer necesita imprescindiblemente de otro que lo sujete, que lo permita humano, dado que no posee una inscripción biológica instintiva que le marque desde su cuerpo el camino necesario para esa constitución. Hasta tanto el niño pueda ocupar “plenamente” el lugar yo del adulto “le presta” subjetividad, le presta precipitándolo desde un lugar de existencia que siempre va un paso más delante de lo que el niño puede: pero al alcance de lo que sí pueda tomar.

Todo niño juega en otra escena, que implica renuncia para ese niño que es ahora “jugada” activamente a través de un juguete, del ir y venir de un tren, del andar y rodar de una pelota. Ausencia, presencia, actividad, pasividad, yo y tú que se instalan como realidad dialéctica en donde no hay dos términos simétricos.

Juego y lenguaje, formas que permiten a un niño hacer las transcripciones necesarias que articulan sus adquisiciones. Freud: FORT DA.

En un principio el niño comienza a denominar las cosas, otorgándoles movimiento, indicando desde su decir su participación en la construcción del lenguaje y en la construcción del mundo de los objetos. Este mundo está integrado por los objetos y el niño, situados en coordenadas de espacio y tiempo. Así el niño comienza a utilizar juntos con las denominaciones palabras como “acá, allá, este, ya…”. Es decir, indicadores de la deixis. Tomando la definición de BENVENISTE: deícticos son los que organizan las relaciones espaciales y temporales en torno al sujeto tomado como punto de referencia.

Asumir la forma lingüística “YO” implica haber discurrido, transitado desde la concretud, desde el en sí hasta una forma simbólica. Implica ocupar un lugar en el diálogo asumiendo sus enunciados en cada acto de habla. El lenguaje propone en cierto modo formas vacías que cada locutor en ejercicio de discurso se apropia y que refería a su persona, definiendo al mismo tiempo él mismo como yo y una pareja como tú.  La instancia de discurso es así constitutiva de todas las coordenadas que definen el sujeto, de las que apenas hemos designado sumariamente las más aparentes.

¿Qué se juega cuando jugamos? PAEZ Y ENRIGHT.

Habla del otro y como construye al recién nacido dándole su lugar.

Un nene se lanza a la apropiación activa de los significantes que hasta entonces le han sido dados por otros adueñándose del juego, de la palabra, de sus aprendizajes, de su espacio. La especificidad de la psicopedagogía inicial como abordaje terapéutico en niños pequeños con problemas de desarrollo hace su entrada en este movimiento de pasaje de ser bebé a ser nene, remarcando que alguien comienza a perfilarse en este otro lugar. Su trabajo se orienta a facilitar este pasaje e intervenir para que estas posibilidades que se inauguran puedan desplegarse.

¿cómo intentamos conocer más a los niños? ¿cómo entendemos el proceso diagnóstico en psicopedagogía inicial?

La lógica que subyace tras sus producciones, los procesos neuro funcionales que las cimientan, se anudan en la historia de este niño y determinan el armado de ciertas producciones sintomáticas. La indagación diagnostica se orienta a desentrañar los mecanismos que subyacen tras esta producción y a “desanudar” este entramado, con l objeto de ubicar el lugar que la problemática de aprendizaje en este niño viene a ocupar. El diagnostico forma parte de la dinámica misma del proceso terapéutico y no deberá restringirse a una etapa o momento predeterminados. En tanto proceso se sustenta lo que el niño trae, mientras orienta y se nutre, a la vez, de las ofertas del terapeuta y de las formaciones clínicas resultantes.

¿Qué evaluar?

El encuentro con un niño que comienza o trascurre su tratamiento en psicopedagogía inicial nos lanza a la formulación de preguntas que no pueden responderse a través de pruebas estandarizadas. Preguntas para cuyas respuestas es necesario hacer confluir discursos y sobre las cuales las modalidades tradicionales de evaluación no pueden dar cuenta suficiente.  Desestimar la singularidad del niño buscando someterla a la valoración según normas predeterminadas, puede llevar a despojarlo de sus matices propios a desconocerlo como sujeto que aprende hipotetizando acerca el mundo que lo rodea, restringiéndolo al contexto artificial en que la prueba lo sitúa. Entonces no basa con datos psicométricos, sino que es necesario interpelar con discursos desde la psicología genética, psicoanálisis, la neuropediatría, etc. Que den cuenta de la singular interacción de los procedimientos cognitivos o procuren explicar la posible obturación de los mecanismos intelectual en sus múltiples causas.

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