Relato Autobiografico

Soy la profesora Luz María Viridiana Gutiérrez Peña, tengo 31 años de edad y un año y medio laborando en la Escuela Primaria Emma Godoy Lovato, que se encuentra en la colonia Alfredo V. Bonfil en Atizapán de Zaragoza.

Como se puede observar, mi experiencia es muy poca, ya que sólo he tenido dos grados, tercero y quinto, el último grado fue quinto donde tuve que adaptarme a la Reforma Educativa, donde sinceramente no estaba empapada de todos los cambios en la educación; sin embargo, con el diplomado de la “Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB)” me ha abierto un panorama más claro de los cambios educativos que se están presentando.

Durante este ciclo escolar, mi grupo estaba conformado por 36 alumnos, 15 niñas y 21 niños, y estábamos ubicados en un salón muy pequeño y con un mobiliario inadecuado para trabajar, por lo que en varias ocasiones se me dificultaba laborar como, actualmente, lo marca dicha reforma. Así que, por esta situación y la falta de tiempo se decidía trabajar de manera individual, aunque siempre procuré que se compartieran los resultados de dichos trabajos.

Mi actuación pedagógica actual se ha ido adaptando a los nuevos cambios educativos, ya que mi instrucción profesional fue todavía con el Plan 93 de Educación, sin embargo en ésta ya se nos hablaba del desarrollo de competencias para la vida, que hasta que ya estoy laborando puedo comprender que son muy importantes para los alumnos para que den solución a los problemas que se les presentan cotidianamente.

Por lo cual, ahora que me percato de esto, al impartir mis clases he tratado la mayoría de las veces, adecuar los aprendizajes esperados al contexto de los alumnos, para que ellos puedan comprender con mayor facilidad y les sea más significativo este aprendizaje.

Asimismo, siempre me he preocupado por conocer a mis alumnos, saber cuáles son sus necesidades y sus intereses, lo cual me permite fácilmente adecuar mis actividades a ellos. Y no sólo por esto, sino también porque me importa el lado humano de ellos, qué siente, qué les preocupa, cuáles son sus problemas, y hacerlos sentir que cada uno de ellos son importantes para mí y qué me interesan. Esto lo he realizado a través de bailar, jugar, vacilar, reírnos juntos, y obviamente sin faltarnos el respeto.

Considero que para mí eso es lo más importante, el lado humanístico de mi profesión, obviamente sin dejar de lado el lado educativo ya que a partir de esto, los alumnos pueden aprender mejor si sienten confianza con el docente, además de que para formar mejores ciudadanos es necesario que los alumnos se sientan que son escuchados.

Anteriormente, yo estudié la licenciatura en contaduría pública la cual considero que, profesionalmente, no me llenaban ya que es una carrera muy cuadrada, por tal motivo y porque mi mamá también es profesora,

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