Resumen El Secreto De Las Siete Semillas
Psitachi303 de Octubre de 2012
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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA ACADEMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA HUMANA
CURSO:
PSICOLOGIA CLINICA
PROFESOR:
PS. LUIS CARRASCO ALTAMIRANO
TEMA:
TEORIAS Y APORTES DE CARL JUNG Y CARL ROGERS A LA PSICOLOGIA
CICLO:
VII
ESTUDIANTES:
MOGOLLON CORDOVA, MOISES
ROJAS CISNEROS, CHRIS
SEMINARIO JUAREZ, JOSE LUIS
"LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA DE JUNG Y SUS
APORTES A LA PSICOTERAPIA”
BIOGRAFIA
Carl Gustav Jung nacio el 26 de julio de 1875 en Kesswil, cantón de Turgovia, Suiza y murió el 6 de junio de 1961, Küsnacht, cantón de Zúrich, suiza, fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.
Se lo relaciona a menudo con Sigmund Freud, de quien fuera colaborador en sus comienzos. Carl Gustav Jung fue un pionero de la psicología profunda y uno de los estudiosos de esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo XX. Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura de la psique y la de sus productos, es decir, sus manifestaciones culturales.
La mayor parte de su vida centró su trabajo en la formulación de teorías psicológicas y en la práctica clínica, también incursionó en otros campos de las humanidades, desde el estudio comparativo de las religiones, la filosofía y la sociología hasta la crítica del arte y la literatura.
APORTES TERAPÉUTICOS DE LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA
La psicoterapia es muchas cosas a la vez: es teoría, es método, es técnica, es práctica y a la vez es interacción e influencia interpersonal. Por eso, al hablar de las contribuciones de la psicología analítica al trabajo clínico es necesario hacer alusión a conceptos, procedimientos y actitudes. Se deben tener presentes las prevenciones que tenía Jung al hablar de este tema, en el sentido de evitar todo intento de estandarizar la psicoterapia.
El planteamiento de partida de la terapéutica analítica es que la salud mental responde a la adecuada relación funcional que se establezca entre los procesos conscientes y los inconscientes en el transcurso de la vida de un individuo. En consecuencia, la práctica terapéutica analiza esta relación en las personas y busca recuperar la sana comunicación entre la conciencia y el inconsciente mediante técnicas que se han desarrollado con tal fin, para aquellos casos en los que se presenta un funcionamiento inadecuado.
Jung afirmaba que no existía ninguna terapéutica que fuera válida para todos los individuos, por lo cual procuraba prescindir de toda teoría aprendida sobre las neurosis al entrar en contacto con un paciente, para dejar que fuera la experiencia la que dictara el camino terapéutico a seguir. Esto prevenía contra los procedimientos estereotipados. Además, que lo importante es intentar comprender en cada caso individual, a través de los sueños, las tendencias curativas del individuo a fin de activarlas mediante una participación consciente y ayudar a que orienten la autocuración.
Los principales aportes teórico-prácticos en materia terapéutica podrían resumirse en los siguientes aspectos que constituyen algo así como el sello particular en la forma de conducir el proceso terapéutico.
1. Concepto positivo de la neurosis:
Basado en el enfoque finalista, la psicología analítica aborda las enfermedades mentales y en particular la neurosis, de una manera bastante optimista, ya que las concibe como intentos de curación con los que reacciona el organismo ante un estilo de vida inadecuado. “Una psicología de la neurosis que sólo vea lo negativo, lo desbarata todo, porque no aprecia el sentido y el valor de la fantasía ‘infantil’, es decir, creadora.... El hombre está enfermo, pero la enfermedad es una tentativa de la naturaleza, que se propone curar al hombre. Podemos aprender de la enfermedad muchas cosas útiles para nuestra curación...”.
Para la psicología analítica, todas las neurosis están caracterizadas por la presencia de conflictos que involucran complejos y disociaciones, los cuales provocan regresiones y descensos del nivel mental. La causa suele ser una deficiente adaptación interna o externa que lleva a la persona a una regresión a etapas infantiles.
No obstante, además de las neurosis clínicamente determinables, Jung descubrió que una buena parte de estas enfermedades se manifestaba a causa de la falta de sentido en la vida y correspondían en su mayor parte a personas que se hallaban en la segunda mitad de la vida. En tales casos aparecen como un momento crítico en la vida de una persona, en el que se enfrenta a la disyuntiva entre dos estilos de vida. Generalmente se producen cuando el individuo ha desarrollado una forma de vida que le ha significado el sacrificio de potencialidades que se ven reprimidas, hasta que llega un momento en que éstas se rebelan y exigen que se las tenga en cuenta. Es decir, falla en ese momento la adaptación que había operado hasta entonces y el conflicto se hace evidente. La enfermedad pone a la persona contra la pared y la obliga a tomar una decisión con respecto a su futuro, existiendo la posibilidad de desarrollar un crecimiento personal que lo lleve a un estado de realización mayor al que tenía antes de la aparición de la neurosis.
Es interesante el énfasis que hace la psicología analítica en que el desarrollo humano no se detiene en ningún momento, sino que continúa de una manera diferente hasta la muerte. Algunos junguianos han realizado sugestivos descubrimientos en los sueños de las personas que van a morir, como si durante estas fases anteriores al deceso el desarrollo continuara y el inconsciente estuviera preparando a la conciencia para este importante momento.
En las neurosis de la segunda mitad de la vida, Jung no veía útil el psicoanálisis. Freud había elaborado su teoría de las neurosis partiendo de que su causa se halla en un pasado remoto. Sin negar esta afirmación, Jung consideró que la neurosis vuelve a construirse constantemente de nuevo, por lo que no veía esencial remontarse al pasado en el tratamiento, sino que era posible trabajarlo desde los sucesos del día de hoy, que actualizaban la neurosis. Por el contrario, consideraba que el psicoanálisis era indicado, al igual que la psicología de Adler, para el tratamiento de las neurosis en niños y adolescentes.
2. Etapas del tratamiento:
La psicología analítica de Jung distingue cuatro fases por las que pasa un paciente en un tratamiento analítico: confesión, explicación, educación y transformación. En la etapa de confesión se trata, como se hace en tantas prácticas sanatorias, de que el individuo tome conciencia y reconozca ante el terapeuta todo lo escondido y reprimido que le causa culpa y que lo lleva a alejarse del resto de la sociedad. Esta etapa lleva implícita la aceptación de la sombra que es el aspecto oscuro de nuestra personalidad. En la etapa de la explicación se ayuda al paciente a hacer consciente la transferencia con el terapeuta, o sea la dependencia en la que cae éste, al revivir la reprimida relación familiar infantil con los padres. A diferencia de la anterior etapa, en ésta se trata de llevar a la conciencia fantasías que nunca antes han estado allí, mediante diferentes técnicas, en especial la interpretación de sueños. En esta labor, el terapeuta ofrece explicaciones del material, utilizando el método interpretativo.
Luego, se presenta la etapa de la educación, en la que hay una especie de entrenamiento indirecto para que el paciente pueda continuar con su trabajo terapéutico de manera independiente. Este es un aspecto especialmente importante en el que insistió Jung en toda su obra y es la posibilidad de que los mismos pacientes pudieran continuar en un proceso de autoeducación que los llevara a convertirse en verdaderos sujetos sociales. Aunque no excluía proporcionar conocimientos psicológicos, la “educación” se refería fundamentalmente al aprendizaje a través de la práctica terapéutica, pero en ambos casos se buscaba liberar al paciente de la dependencia y autoridad del terapeuta lo más pronto posible.
Y finalmente está la etapa de transformación. Esta etapa no parece haberla recomendado Jung a todo el mundo, sino tan sólo a aquellas personas “que pueden más que el hombre medio”. Esto se basaba en la presunción de que las tres primeras etapas enunciadas pueden conducir a la “normalidad”, pero según Jung hay personas para quienes el logro de una adaptación social normal a este mundo contemporáneo con valores tan cuestionables, no es de modo alguno satisfactorio, pues se pueden sentir partícipes de una neurosis colectiva que está lejos de ser un objetivo moralmente aceptable. Así que esta cuarta etapa está dirigida a estas personas y consiste en una transformación ética ante la vida, que los conduzca a encontrar sus propias metas en el plano moral.
3. Personalidad del terapeuta y contratransferencia:
Para Jung la psicoterapia es una labor difícil en la que cooperan dos personalidades totales: la del terapeuta y la del paciente, otorgando mucha importancia a la personalidad del primero y en ocasiones parece valorarla más aún que la técnica que éste utilice. Así mismo resaltaba la actitud abierta y comprometida
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