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Rivalidad Entre Hermanos


Enviado por   •  11 de Agosto de 2014  •  1.930 Palabras (8 Páginas)  •  845 Visitas

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Cómo manejar los conflictos entre hermanos adultos

Toma pequeños pasos para abrir la comunicación con tus hermanos.

La rivalidad entre hermanos tiene sus raíces en la primera infancia, cuando los hermanos compiten entre sí por el amor y la atención de sus padres. Aunque es común sentirse amenazados por esta competición en la infancia, de acuerdo con Elizabeth Bernstein, autora de "Sibling Rivalry Grows Up", esta situación a menudo continúa sin resolverse en la edad adulta. Al mismo tiempo, las relaciones entre hermanos son generalmente las que más duran. Muchos factores, incluyendo la genética, patrones familiares, el orden de nacimiento y el género pueden afectar el resultado.

Detener la rumiación negativa

Evita alimentar tu enojo y frustración poniendo fin a los pensamientos con respecto a los rasgos negativos de tu hermano o de todas las formas en que percibes que tu hermano te ha hecho daño. Más bien haz un plan de acción y aborda el tema según sugiere Jeanne Safer, psicóloga con sede en Manhattan y autora de "Cain's Legacy: Liberating Siblings from a Lifetime of Rage, Shame, Secrecy and Regret", un artículo del Wall Street Journal. Ten en cuenta la forma como otros ven a tu hermano. Ten en cuenta los puntos de vista de sus compañeros de trabajo, cónyuge o hijos. Decide lo que te gusta de tu hermano y las razones que las que puedes considerar reparar la relación.

Abrir la puerta

Debido a la historia que han compartido durante la infancia, los hermanos tienden a conocerse más profundamente que cualquier otra persona, lo que puede ayudarte a entenderte mejor a ti mismo como un adulto, según la revista Psychology Today. Toma el primer paso para resolver el conflicto. Por ejemplo, comienza por invitar a tu hermano a un asado informal en tu patio trasero o salir a cenar una noche. Esta es una oportunidad para ofrecer paz y un nuevo comienzo. De acuerdo con Safer, mientras que tu puedes desear hablar, analizar y resolver el problema, tu hermano puede sentirse incómodo o puede no querer hacerlo, por lo que puede ser útil ser paciente y acercarse a tu hermano de una manera en la que él se sienta cómodo comunicándose.

Punto de vista del hermano

Considera el hecho de que puedes haber malinterpretado las intenciones de tu hermano. De acuerdo con Ruth Peters, psicóloga clínica y colaboradora de "Today", si es necesario, habla con su cónyuge o un amigo para obtener una perspectiva adicional sobre el tema. Debes estar dispuesto a escuchar el punto de vista de tu hermano y escuchar sin juzgar. Además, busca tu parte en el problema. Por ejemplo, si tu hermano se siente excluido año tras año debido a que invitas a tus padres a cenar tanto en el día de la madre como el día del padre sin tenerlo a él en cuenta, ofrece sugerencias para ayudar a que se sienta incluido. Tal vez puedan hacer la cena juntos o cambiar en las fiestas. Debes estar dispuesto a ceder, negociar y resolver el problema.

Se realista

Tal vez no deseas una relación en absoluto si esta persona no estaba relacionada contigo. Judy Dunn, profesora de desarrollo humano en la Penn State University, reconoce que los hermanos con diferencias marcadas de personalidad pueden provocar, frustrar y agitar hasta el punto que deseas poco o ningún contacto con ellos. En estos casos, los conflictos entre hermanos tiene más que ver con la incapacidad para hacer clic con tu hermano y no la competencia residual de la infancia. Mantén la paz enviando cartas, asistiendo a las reuniones familiares y siendo educado. Evita hablar acerca de tu hermano con otros miembros de la familia. Disfruta de la conexión en términos neutros.

Todo puede arreglarse

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En muchas familias, sus componentes, reunidos para esa comida anual navideña ineludible, habrán comprobado una vez más las dificultades que entraña disimular, en aras de la concordia, los desencuentros personales con determinados parientes.

Mal que nos pese, algunas personas cargan en sus espaldas el abrumador peso de unas relaciones fraternales marcadas por la distancia, los enfados, o los crudos enfrentamientos con alguno de sus hermanos.

Casi nunca faltan motivos para llevarnos mal con alguno de ellos: desde la aparente incompatibilidad en la forma de ver la vida y comportarse ante ella de unos y otros, hasta causas muy concretas: herencias y otras cuestiones económicas, atención a los padres o hermanos enfermos, incomprensión o falta de solidaridad ante situaciones penosas que alguien padece, .... Sobran los argumentos que explican la distancia o la ausencia de comunicación entre hermanos.

Hemos de partir de que lo natural entre hermanos en llevarse bien, siquiera por los lazos sanguíneos y por ese pasado vivido en común. Ello no significa que debamos sentir un cariño idéntico por todos ellos, pero resulta evidente que una fértil y serena relación entre hermanos ayuda a que todos nos sintamos mejor. Porque, querámoslo reconocer o no, la familia pesa mucho. Y, en última instancia, recurrimos a ella cuando los problemas más graves nos amenazan.

Es habitual que no nos suponga mayor problema expresar lo que sentimos o queremos, tratar las discrepancias e incluso los conflictos, cuando el interlocutor es un amigo o un compañero de trabajo; sin embargo, a veces nos sentimos incapaces de tratar ciertas cuestiones con nuestros hermanos. Enseguida salta la chispa, surge la discusión, entran en liza las palabras mayores, y se hace imposible mantener la más mínima comunicación. O también puede ocurrir que nos encontremos con una fría y protocolaria acogida a nuestro propósito de entablar conversación sobre el tema que nos interesa, lo que no nos anima precisamente a un nuevo intento.

Y la cosa es que a menudo nos preguntamos el porqué de esa situación; querríamos resolver el problema, pero no sabemos cómo hacerlo.

Dónde nace el problema

Las malas relaciones fraternales acaban, en la mayoría de los casos, convirtiéndose en un lastre para nuestras vidas, que acabamos arrastrando con una emotividad muy negativa, diferente que la que nos supone, por ejemplo, romper

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