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SOCIOLOGIA

30 de Abril de 2013

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KOTTAK, Conrad. Antropología Cultural, espejo para la humanidad.

Madrid; Mc Graw Hill, 1997

La cultura

¿QUÉ ES LA CULTURA?

La cultura es aprendida • La cultura es compartida • La cultura es simbólica • Cultura y naturaleza • La cultura lo abarca

todo • La cultura está integrada • La gente utiliza activamente la cultura • La cultura puede ser adaptante y mal-adaptante •

Niveles de la cultura • Etnocentrismo, relativismo cultural y derechos humanos.

UNIVERSALIDAD, PARTICULARIDAD Y GENERALIDAD

MECANISMOS DE CAMBIO CULTURAL GLOBALIZACIÓN

Recuadro: Tocarse, afecto, amor y sexo

El concepto de cultura ha sido fundamental desde hace mucho tiempo para la antropología.

Hace más de un siglo, en su libro clásico La Cultura Primitiva, el antropólogo

británico Edward Tylor expuso que los sistemas de comportamiento y de pensamiento

humanos no son aleatorios. Por el contrario, obedecen a leyes naturales y, por tanto,

pueden estudiarse científicamente. La definición de cultura de Tylor todavía ofrece una

buena panorámica del objeto de estudio de la antropología y es ampliamente citada.

«Cultura... es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte,

la moral, el derecho, la costumbre y cualesquiera otros hábitos y capacidades

adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad» (Tylor, 1871/1958, pág.

1). Aquí la frase crucial es «adquiridos por el hombre como miembro de la

sociedad». La definición de Tylor se centra en las creencias y el comportamiento

que la gente adquiere no a través de la herencia biológica sino por desarrollarse en

una sociedad concreta donde se hallan expuestos a una tradición cultural específica.

La enculturación es el proceso por el que un niño o una niña aprende su cultura.

¿QUE ES LA CULTURA?

La cultura es aprendida

La facilidad con la que los niños absorben cualquier tradición cultural es un reflejo de

lo única y lo elaborada que es la capacidad de aprendizaje de los humanos. Hay

diferentes tipos de aprendizaje, algunos de los cuales los compartimos con otros

animales. Otros animales pueden aprender de su propia experiencia; por ejemplo,

evitando el fuego tras descubrir que quema. Los animales sociales también aprenden

de otros miembros del grupo. Los lobos, por ejemplo, aprenden estrategias de caza

de otros miembros de la manada. Este tipo de aprendizaje social es particularmente

importante entre los monos y los simios, nuestros parientes biológicos más cercanos.

Sin embargo, nuestro aprendizaje cultural depende de la capacidad exclusivamente

desarrollada por los humanos de utilizar símbolos, signos que no tienen una conexión

necesaria ni natural con aquello a lo que representan.

Mediante el aprendizaje cultural la gente crea, recuerda y maneja las ideas, controlando

y aplicando sistemas específicos de significado simbólico. El antropólogo

Clifford Geertz define la cultura como ideas basadas en el aprendizaje cultural y en

símbolos. Las culturas son conjuntos de «mecanismos de control; planos, recetas,

reglas, construcciones, lo que los técnicos en ordenadores llaman programas para

regir el comportamiento» (Geertz, 1973, pág. 44). Estos programas son absorbidos

por las personas a través de la enculturación en tradiciones particulares. La gente

hace suyo gradualmente un sistema previamente establecido de significados y de

símbolos que utilizan para definir su mundo, expresar sus sentimientos y hacer sus

juicios. Luego, este sistema les ayuda a guiar su comportamiento y sus percepciones

a lo largo de sus vidas.

Todas las personas comienzan inmediatamente, a través de un proceso de aprendizaje

consciente e inconsciente y de interacción con otros, a hacer suyo, a incorporar,

una tradición cultural mediante el proceso de enculturación. A veces la cultura se

enseña directamente, como cuando los padres enseñan a sus hijos a decir «gracias

» cuando alguien les da algo o les hace un favor.

La cultura se transmite también a través de la observación. Los niños prestan

atención a las cosas que suceden a su alrededor y modifican su comportamiento no

sólo porque otros les dicen que lo hagan, sino como resultado de sus propias observaciones

y de una creciente conciencia de lo que su cultura considera bueno y malo.

La cultura también se absorbe de modo inconsciente. Los norteamericanos adquieren

sus nociones culturales sobre la distancia física a mantener con las personas

cuando hablan con ellas, no porque se les diga que han de mantener una cierta

distancia, sino a través de un proceso gradual de observación, de experiencia, y por

la modificación consciente e inconsciente del comportamiento. Nadie les dice a los

latinos que mantengan menos distancia que los norteamericanos, sino que lo aprenden

así como parte de su tradición cultural.

La cultura es compartida

La cultura es un atributo no de los individuos per se, sino de los individuos en cuanto

que miembros de grupos. Se transmite en la sociedad. ¿Acaso no aprendemos nuestra

cultura a través de la observación, escuchando, conversando e interactuando con

muchas otras personas? Las creencias culturales compartidas, los valores, los recuerdos,

las esperanzas y las formas de pensar y actuar pasan por encima de las

diferencias entre las personas. La enculturación unifica a las personas al proporcionarnos

experiencias comunes.

A veces, en Estados Unidos la gente tiene problemas para entender el poder de la

cultura debido al valor que la cultura norteamericana atribuye a la idea del individuo.

Los norteamericanos se sienten orgullosos de decir que todos son únicos y

especiales en algún sentido. Sin embargo, en la cultura norteamericana el individualismo

es en sí mismo un valor distintivo compartido que se transmite a través de

cientos de afirmaciones y contextos de la vida cotidiana. Constantemente, tanto en

las series de televisión como en la «vida real», los padres, los abuelos y los profesores,

los agentes enculturadores por excelencia en el caso norteamericano, insisten en que

todos son «algo especial».

Los padres de hoy son los hijos de ayer. Si crecieron en la cultura norteamericana,

absorbieron ciertos valores y creencias transmitidos de generación en generación. Las

personas se convierten en agentes enculturadores de sus hijos, del mismo modo que

sus padres lo fueron para ellos. Aunque la cultura cambia constantemente, ciertas

creencias fundamentales, valores, cosmovisiones y prácticas de crianza de niños se

mantienen. Consideremos un sencillo ejemplo de enculturación compartida que permanece

vivo en el caso norteamericano (y sin duda en otros países ricos). Cuando la

generación de quienes hoy son padres eran niños y no querían terminarse alguna comida,

sus padres les recordaban la existencia de niños que pasaban hambre en otros

países, del mismo modo que lo había hecho con ellos la generación anterior. El país

específico puede cambiar (China, India, Bangladesh, Etiopía), pero estas culturas continúan

transmitiendo la peculiar idea de que comiéndose todas esas verduras que no

suelen gustarles pueden ayudar de alguna manera a los niños del Tercer Mundo.

La cultura es simbólica

El pensamiento simbólico es exclusivo y crucial tanto para los humanos como para la

cultura. Un símbolo es algo verbal o no verbal, dentro de un lenguaje o cultura

particulares, que se sitúa en lugar de alguna otra cosa. El antropólogo Leslie White

definió la cultura como:

un continuum extrasomático (no-genético, no-corporal) y temporal de cosas y hechos

dependientes de la simbolización... La cultura consiste en herramientas,

implementos, utensilios, vestimenta, ornamentos, costumbres, instituciones,

creencias, rituales, juegos, obras de arte, lenguaje, etc. (White, 1959, pág. 3).

Para White, la cultura tuvo su origen cuando nuestros antepasados adquirieron la

capacidad de simbolizar, es decir, de crear y dotar de significado una cosa o

hecho, y, correspondientemente,... captar y apreciar tales significados (White, 1959,

pág. 3).

No tiene por qué haber una conexión obvia, natural o necesaria entre el símbolo y

lo que simboliza. Una mascota que ladra no es más naturalmente un perro que un

chien, un dog o un mbwa, por utilizar las palabras en francés, inglés o swahili para

referirse a ese animal. El lenguaje es una de las posesiones distintivas del Homo

sapiens. Ningún otro animal ha desarrollado nada que se aproxime a la complejidad

del lenguaje.

Los símbolos suelen ser lingüísticos. Sin embargo, también hay miríadas de símbolos

no-verbales, como las banderas, que representan países, o las cruces de color

verde de las farmacias. El agua bendita es un potente símbolo del catolicismo romano.

Como en el caso de todos los símbolos, la asociación entre un símbolo (agua) y lo

que simboliza (santidad) es arbitraria y convencional. El agua no es intrínsecamente

más sagrada que la

...

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