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Secuelas Del Abuso Sexual


Enviado por   •  20 de Agosto de 2014  •  3.308 Palabras (14 Páginas)  •  263 Visitas

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Secuelas del abuso sexual en el desarrollo del pensamiento (1)

por Reynaldo Perrone (2) y F. Bak

Consideraciones preliminares

En el marco del abuso sexual y del incesto, los terapeutas organizan sus intervenciones con destreza, pero frecuentemente con miedo de equivocarse por ignorar la manera de pensar de las víctimas. A pesar de sus brillantes intuiciones, éstas no alcanzan para compensar la carencia.

Los importantes factores en juego (el sufrimiento que puede ocasionarle al niño la ignorancia o falta de pertinencia en la relación de ayuda) amplifican la ansiedad del operador.

Todos los profesionales expresan la voluntad de proteger y ayudar a estos niños, pero no disponen de medios suficientes para comprender científicamente los mecanismos del pensamiento infantil, para confirmar o no la comprensión empírica que tienen de ellos.

Nuestro trabajo se propone aportar aclaraciones sobre el funcionamiento psico-afectivo y cognitivo del niño, así como esclarecer el origen de los trastornos cognitivos que resultan del impacto del abuso sexual a lo largo de un período significativo del desarrollo del pensamiento de aquél.

La respuesta del niño a la violencia sexual sufrida será diferente y dependerá de la génesis del vínculo causal consciente y del grado de equilibrio logrado en la organización cognitiva. Estos conceptos son esenciales porque se refieren a la gestión de la realidad de todo individuo así como a la adaptación a su entorno.

El modo de relacionarse de un niño que ha sufrido abuso sexual con el entorno social será cualitativamente diferente del de un niño que ha tenido vivencias menos traumáticas. Esta diferencia nos parece fundamental para la organización del tratamiento.

Organización del pensamiento operatorio

Todo organismo vive y se desarrolla a través de una serie de intercambios con el medio en el que se encuentra. Así es como el niño debe adaptarse permanentemente a los requerimientos que se le hacen, a una realidad (compuesta de objetos, de individuos, de reglas) de gran complejidad. La interacción con su entorno le permite adquirir, tratar y organizar las informaciones que recibe, organizándose a sí mismo simultáneamente.

El pasaje de la asimilación (integración de nuevos conocimientos en las estructuras ya existentes) a la acomodación (modificación de las estructuras internas del individuo por auto-transformación) permite al niño estructurar y comprender la realidad, adaptándose de la mejor manera posible. Esta adaptación se caracteriza por la aparición de un equilibrio que va a surgir progresivamente. uno de los aspectos que caracterizan los sistemas operatorios es la reversibilidad.

Al actuar, el niño capta el entorno, primero para conocer sus cualidades (abstracciones empíricas), luego para transformarlas (abstracción pseudo-empírica). Esto no sólo le permite acrecentar su conocimiento de lo real, sino también de las propiedades de su acción sobre los objetos. Así, cuando el niño coloca juntos redondeles y cuadrados porque son azules, les está atribuyendo una característica de clase (abstracción pseudo-empírica). Cuando observa un objeto, puede definir su forma y su color (propiedades propias del objeto) de manera inmediata (abstracción empírica). Sus acciones le permiten construir abstracciones que a su vez, implicarán nuevas acciones.

Por medio de auto-regulaciones permanentes, el niño va a lograr un equilibrio funcional, es decir la capacidad de auto-perturbarse y de auto-regularse frente a un problema para encontrar la o las soluciones más eficaces. El espacio, el tiempo, pero sobre todo la causalidad, elemento central del desarrollo del niño, van surgiendo progresivamente. La causalidad es una organización del pensamiento que se fundamenta en el conjunto de relaciones establecidas entre objetos, especialmente entre el sujeto y los objetos, por la acción y después por la representación. La estructuración de un vínculo causal consciente permite al niño analizar y comprender, como observador o actor, el conjunto de sucesiones de acontecimientos, disociando y por consiguiente identificando la causa y el efecto.

Durante el período sensorio motriz, del nacimiento hasta los 18 meses, la inteligencia que se desarrolla se determina en presencia del objeto, de situaciones, de personas, en el momento presente, a través de la percepción pura. Sin lenguaje ni concepto, la inteligencia es práctica y apunta esencialmente al éxito en la acción. La causalidad que aparece a partir de la coordinación de la visión y la prensión, está en relación con la actividad del niño. En ningún momento tiene necesidad de comprender. La realidad se reduce a un conjunto de cuadros que aparecen y desaparecen, en los que el niño reconoce su acción, y sólo después el objeto (en el sentido amplio del término).

En el período simbólico (primer período de la elaboración del pensamiento representativo) a cada objeto le corresponde una imagen mental que le permitirá evocarlo en su ausencia. La simbolización, interiorización de una vivencia del niño, permitirá aplicar "la imagen símbolo" sobre un objeto que sin estar en relación con el original, servirá de soporte a su representación. Así es como se desarrolla el juego simbólico. La realidad no es sólo lo que está allí en el momento presente. De ahora en adelante aparecerán dos categorías: el juego y la observación. Pero estas dos realidades están totalmente vinculadas y el niño va de la una a la otra sin buscar saber lo que corresponde a la verdadera realidad. LE juego es entonces una realidad que no se opone a la verdadera realidad, lo real no es más que un juego.

Con la imitación diferida el niño accede al lenguaje. Pero éste no es conceptual; es propio del niño que ve mentalmente lo que evoca y que habla como si su interlocutor participara de su punto de vista. Así, asistimos a monólogos colectivos entre niños de 3-4 años. La finalidad de estas "discusiones" no apunta de ningún modo a transmitir informaciones o a modificar el comportamiento del prójimo, sino a expresarse.

Tiene un pensamiento omnipotente, que no se interesa en la verdad, dado que la suya es la única posible.

Su pensamiento egocéntrico le hace percibir la realidad como le gustaría que fuese y no como es realmente. Esto se debe a que el niño no tiene la capacidad de descentrarse para considerar los diferentes aspectos de un problema.

Su atención se centra en la acción, lo que le impide tomar conciencia de su modo de pensar. La demostración no es necesaria, los hechos están yuxtapuestos sin vínculos

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