Secuestro
edgrrrrr12 de Febrero de 2014
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PSICOPEDAGOGÍA. OBJETIVOS. JUSTIFICACIÓN. CONCEPTO. CAUSAS DEL DELITO. SECUESTRADOR. VÍCTIMA. ENCIERRO. HUMILLACIÓN. REHÉN. LIBERACIÓN. CONDUCTAS
INDICE GENERAL
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
PREGUNTAS DE INVESTIGACION
OBJETIVOS
GENRAL
ESPECIFICOS
JUSTIFICACION
MARCO CONCEPTUAL
CONCLUCIONES
BIBLIOGRAFIA 03
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06-12
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Actualmente, en nuestra sociedad, se está perdiendo el concepto de ley, por tanto, la metáfora del nombre del padre está perdiendo su significado; es precisamente por esta causa que ha aumentado la delincuencia común a nivel global.
El secuestro, por ejemplo, es uno de los más frecuentes delitos que atentan contra la integridad física y psíquica de la persona; y es uno de los actos punibles que más ha generado controversia en los últimos tiempos.
Saber el porqué apoderarse de una persona o encerrarla ilegalmente para exigir rescate y conocer las consecuencias que el secuestro trae al sujeto agredido, son algunas de las incógnitas que siempre se plantearán al momento de presentarse este acto delictivo.
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
• ¿Qué motivos llevan a seres humanos a secuestrar a sus semejantes?
• ¿Si estamos regidos por leyes, por qué el secuestrador tiende a desaparecerlas, o más bien, a modificarlas o evadirlas?
• ¿Cómo puede una persona llegar a sentir un lazo afectivo por su agresor?
• ¿Qué secuelas trae el secuestro en una persona que ha pasado por esta situación?
• ¿Qué actitudes debe posesionar una víctima del secuestro durante el tiempo en cautiverio?
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Dar a conocer el secuestro como una forma de negación a la castración, siendo esta significante de ley y establecer la forma en que el sujeto agresor opaca el significado del nombre del padre, para así establecer un padre imaginario que no representa la ley como autoridad sino como la ley que él instaura para regir su conducta subjetiva.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• Saber cómo puede llegar a presentarse el síndrome de Estocolmo en una persona en cautiverio.
• Nombrar las posibles etapas durante el proceso de un secuestro.
• Identificar las secuelas que quedan en el sujeto luego de atravesar por el proceso del secuestro.
• Plantear posibles actitudes que la víctima debe asumir durante el período de un secuestro.
JUSTIFICACIÓN
El secuestro como uno de los más graves delitos que atentan contra la integridad humana, es el más mencionado acto de delincuencia en los últimos días; además, saber las consecuencias que puede traer en una persona secuestrada es uno de nuestros intereses por la realización de esta investigación.
Hablar de los posibles motivos por los que los secuestradores, siendo seres humanos, atentan contra la estabilidad física, psíquica y social de sus víctimas y al mismo tiempo dar posibles respuestas del por qué el secuestrador estando regido por leyes no las asume como tales; Son aspectos significativos por los cuales se justifica el planteamiento de este problema, siendo éste uno de los principales generadores de violencia que a diario se vivencian en nuestro país.
MARCO CONCEPTUAL
EL SECUESTRO, UNA EMERGENCIA DEL PADRE IMAGINARIO
El ser humano se estructura integra y emocionalmente según la calidad e intensidad de sus interrelaciones sociales, simbolizadas inicialmente por su núcleo familiar en el que se dan y trasmiten las condiciones afectivas necesarias para la asunción de su identidad y su conducta como sujeto fálico.
Son innumerables las causas que pueden llevar al sujeto a convertirse en un violador de las leyes; instauradas estas, desde el momento de la castración por medio del padre simbólico el cual hace emergencia de nombre del padre para implantar una ley ya establecida. El secuestrador al asumir una posición perversa no acepta la ley, pues desmiente con su proceder la existencia del nombre del padre como instancia reguladora de su conducta subjetiva; de este modo instaura sus propias leyes con base a su idealización del padre, queriendo así estar regido por su padre imaginario.
El secuestro como manifestación de la no-aceptación de la castración, corrobora la no-completud y la no-estructuración de la identificación como sujeto fálico; de otro modo, el secuestrador más que victimizador es también victimizado, pues inconscientemente está secuestrado por su propia historia y busca hacer explotar rebeldemente sus deseos reprimidos de completud, manifestando estos con la violación de la ley, y es debido a esto que deja de admitir una ley existente para inscribir él mismo una ley y hacer que su rehén o rehenes se inscriban también dentro de ella.
Normalmente durante el secuestro la víctima llega a sentir por el agresor deseo de venganza, odio y temor, entre otros; estas reacciones de rechazo, no son universales ya que nos encontramos con la actitud contraria: una admiración por el criminal (eclitofilia criminal). Pocos fenómenos pueden ejemplificar tan ampliamente esto como el llamado “síndrome de Estocolmo”.
El síndrome de Estocolmo consiste entonces en la afinidad que los rehenes desarrollan hacia sus captores, dependiendo mucho en la intensidad de la experiencia, la duración de los acontecimientos, la dependencia del rehén para todos sus movimientos, la intransigencia de las autoridades, etc., elementos que coadyuvan para la identificación de la víctima con el criminal.
Fenómenos psicológicos, suelen desarrollarse en estos casos; el rehén puede desarrollar afecto hacia su o sus secuestradores, más que hacia sus rescatadores, incluso llegando a repudiar a estos últimos.
Dado a que el secuestrado pudo haber sido totalmente dependiente de ellos, que ha compartido situaciones íntimas y ha llegado a conocerlos como sujetos, es posible que termine por desarrollar una cierta simpatía hacía sus secuestradores, incluso al punto de estar opuesto a dejar su compañía. Hay muchos casos registrados donde la identificación ha ocurrido en sentido contrario; los delincuentes han desarrollado dependencia emocional hacia sus víctimas, es decir, la víctima asume una posición victimizadora hacia sus victimarios.
Hay una serie de etapas durante el período del secuestro y en cada una de ellas surgen emociones diferentes, desencadenando una serie de conflictos emocionales.
EL ENCIERRO: Una vez que se haya arribado al lugar donde se mantendrá el sujeto privado de su libertad, los peligros físicos probablemente disminuirán, pero la inestabilidad de su conducta psicosomática tenderá a aumentar al inicio de su cautiverio. Es trascendental que en esta fase el sujeto tome el control de su vida dentro de su limitado esquema, ya que esto influirá positivamente en el bienestar psíquico y le ayudará a reducir la hostilidad de sus aprehensores.
LA HUMILLACIÓN: Generalmente los secuestradores tienden a humillar a sus rehenes, los captores le demuestran su poder o seriedad de sus amenazas. Muchas personas suelen tratar de escaparse, pero esto es un asunto crítico, la situación del secuestrado es dramática; un intento de escape podría tener éxito, pero también podría fallar. En este caso, los secuestradores podrían reaccionar ejerciendo su autoridad con brutalidad, haciendo así que su rehén o rehenes se instauren dentro de su ley.
LA ESPERA: La humillación podría continuar durante la espera, es muy importante que el rehén comprenda lo que está pasando y, en lo posible debe establecer rápidamente una rutina, como una alternativa para ejercer control sobre el otro.
LA NEGOCIACIÓN: La mayoría de las negociaciones suelen alargarse, en ese alargamiento es necesario considerar la oportunidad de que los secuestradores devalúen sus demandas y de obtener un resultado favorable, lo que refuerza las oportunidades de sobrevivir.
LA SOLUCIÓN: Haber atravesado por las fases anteriores se llegará al momento de la solución. Esta puede producirse de las maneras siguientes:
El Escape; es un asunto crítico. La situación del secuestrado es dramática: un intento de escape podría tener éxito, pero también podría fallar. En este caso, los secuestradores podrían reaccionar ejerciendo su ley de una forma no adecuada. En casos de rehenes múltiples, y en que uno de ellos ha sido liberado prematuramente o ha logrado escapar, el rehén liberado puede experimentar sentimientos extremos de culpa con respecto a su buena suerte, este suceso es llamado “síndrome del sobreviviente”. Un intento de escape puede producir un empeoramiento de la situación, puede producir acciones de venganza por parte de los secuestradores.
Liberación del rehén; En el momento de la liberación la inestabilidad del sujeto se manifiesta
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