Sexualidad
KATEMARGARITA9 de Abril de 2014
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INTRODUCCIÓN
La palabra “adolescencia” proviene del verbo latino adolescere, que significa “crecer”. La adolescencia es un período de transición en el cual el individuo pasa de niño a adulto. Se inicia con los cambios en los caracteres sexuales primarios y secundarios (menarquia, maduración reproductiva, cambio de voz, crecimiento físico) y se extiende hasta la independización legal de la autoridad de los adultos. Es decir, hasta cumplir 18 años de edad en nuestro país.
De acuerdo a UNICEF (2007) la adolescencia es el período en el que una persona se prepara para ser un adulto productivo, con familia y con deberes ciudadanos. Los adolescentes no conforman un grupo homogéneo, pero los une la edad (entre 12 y 18 años) y una actitud contestataria que persigue el valor de lo social en la relación consigo mismos, con los amigos, con los pares, los afectos, el placer, el juego, la música, el teatro, los deportes y la cultura en su sentido más amplio.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un adolescente es una persona que tiene entre 10 y 19 años. Si bien el inicio de la adolescencia es claro, ya que se inicia con los cambios físicos y biológicos de la pubertad como la menarquia y la aparición de los caracteres sexuales secundarios, la edad final no está tan definida, ya que la adolescencia es un constructo social e histórico. La adolescencia comprende cambios a nivel físico, cognoscitivo y emocional. El “estirón” de crecimiento, la capacidad reproductiva y el desarrollo de caracteres sexuales secundarios son los principales cambios físicos. En el aspecto cognoscitivo, se accede a la capacidad para razonar en términos abstractos, es decir al período de operaciones formales. El adolescente puede comprender y manipular conceptos abstractos, reflexionar sobre opciones y razonar en términos hipotéticos. Sin embargo, no todos los y las adolescentes logran capacidad de abstracción, y los que lo hacen, pueden mostrar una excesiva confianza en sus capacidades.
CAPÍTULO I: LA ADOLESCENCIA.
1.1 DEFINICIÓN.
La palabra “adolescencia” proviene del verbo latino adolescere, que significa “crecer”. La adolescencia es un período de transición en el cual el individuo pasa de niño a adulto. Se inicia con los cambios en los caracteres sexuales primarios y secundarios (menarquia, maduración reproductiva, cambio de voz, crecimiento físico) y se extiende hasta la independización legal de la autoridad de los adultos. Es decir, hasta cumplir 18 años de edad en nuestro país.
De acuerdo a UNICEF (2007) la adolescencia es el período en el que una persona se prepara para ser un adulto productivo, con familia y con deberes ciudadanos. Los adolescentes no conforman un grupo homogéneo, pero los une la edad (entre 12 y 18 años) y una actitud contestataria que persigue el valor de lo social en la relación consigo mismos, con los amigos, con los pares, los afectos, el placer, el juego, la música, el teatro, los deportes y la cultura en su sentido más amplio.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un adolescente es una persona que tiene entre 10 y 19 años.
En muchas sociedades tradicionales son comunes los rituales que marcan que un niño ha alcanzado la mayoría de edad. En las sociedades más modernas, el paso de la niñez a la adultez no se distingue por un único suceso, si no por un largo periodo conocido como adolescencia, una transición de desarrollo implica cambios físicos, cognoscitivos, emocionales y sociales, y que adopta distintas formas en diferentes escenarios sociales, culturales y económicos.
Un cambio físico importante es el inicio de la pubertad, el proceso que lleva a la madurez sexual o fertilidad, es decir, la capacidad para reproducirse. Tradicionalmente se creía que la adolescencia y la pubertad empezaban al mismo tiempo, alrededor de los 13 años, pero, como veremos, en algunas sociedades occidentales los médicos han comprobado que los cambios puberales tienen lugar mucho antes de los 10 años. Según la definición que se presenta en este libro, la adolescencia abarca aproximadamente el lapso entre los 11 y 19 o 20 años. (Papalia,2011)
1.2 LA ADOLESCENCIA COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL.
La adolescencia es una construcción social. En las sociedades preindustriales no existía dicho concepto; en ellas se consideraba que los niños eran adultos cuando maduraban físicamente o empezaban el aprendizaje de una vocación. Recién en el siglo XX la adolescencia fue definida como una etapa diferenciada de la vida en el mundo occidental. En la actualidad, se ha convertido en un fenómeno global, aunque puede adoptar distintas formas en diferentes culturas. En casi todo el mundo la entrada a la adultez insume más tiempo y es menos clara que en el pasado. La pubertad empieza más temprano que antes y el ingreso a una vocación ocurre más tarde, y a menudo requiere periodos más largos de educación o entrenamiento vocaciones como preparación para las responsabilidades adultas. El matrimonio, con las responsabilidades que implica, también suele ocurrir mas tarde. Los adolescentes pasan buena parte de su tiempo en su propio mundo, separado en buena parte del mundo de los adultos.
1.3 DESARROLLO Y CAMBIOS FÍSICO, PSICOLÓGICO Y SOCIAL.
1.3.1 DESARROLLO FÍSICO
1.3.2 DESARROLLO PSICOLÓGICO
1.3.3 DESARROLLO SOCIAL
CAPITULO II: SEXUALIDAD Y ADOLESCENCIA.
2.1 DEFINICIÓN.
La entrada en la adolescencia, supone un gran cambio, tanto físico como psicológico. Es un momento de “reajuste” con uno mismo y con las personas del entorno. De una manera u otra, la sexualidad ocupa un lugar importante, siendo a veces fuente de pudor o incomodidad, sobre todo cuando se habla de ello en familia.
La familia debe abordar los temas sobre la sexualidad con sinceridad y de manera abierta, nunca falsear la verdad y la realidad, afrontándolo como algo natural y positivo. Es importante mantener una actitud positiva hacia el diálogo. No es tan importante la cantidad de información sino como se transmite. En las conversaciones sobre sexo es imprescindible respetar la intimidad de los adolescentes, por ello, si les resulta más cómodo hablar con otro adulto, hay que permitirlo. No se debe forzar el diálogo adelantando respuestas a lo que se supone van a preguntar.
La actitud de los padres y las madres ante la sexualidad de los adolescentes nos puede llevar a dos puntos opuestos: por un lado, hablar demasiado sobre ello, querer saber demasiado, e implicarse en su vida sexual no le va a ayudar a desarrollarse. A la inversa, no decir nada o hacer como si la sexualidad no existiera, cuando en realidad ocupa un lugar esencial, no hace las cosas más fáciles. Se trata, por lo tanto, de encontrar el punto medio acompañando al hijo o hija, escuchándole sin inmiscuirse demasiado y estando atentos a cualquier tipo de indicio.
La sexualidad en la adolescencia se desarrolla en tres áreas:
FISICA: aparición de los caracteres sexuales secundarios que preparan al individuo para participar en el acto sexual.
PSICOLOGICA: Se manifiesta en el conocimiento, la curiosidad y las intenciones acerca de la sexualidad. El pensamiento proposicional le permite al adolescente imaginarse como persona sexual y elaborar planes. La mayoría de estas actividades ocurren en la imaginación del adolescente.
SOCIAL: Comprende la involucración sexual efectiva con otras personas la que se refleja en sus elecciones de objetos sexuales siendo cada expresión un reflejo de la experiencia contextual del adolescente, donde la familia es su ámbito más inmediato.
Como ya se ha mencionado, una de las tareas más importantes del adolescente es consolidar su identidad. Esta supone identificarse permanentemente con sus objetivos, con sus ambiciones relativas a la sexualidad, con el tipo de relaciones que establece con los otros, etc.
La identidad sexual es parte fundamental de la identidad del yo y normalmente es más conocida como identidad del género (da cuenta del sexo psicológico). Durante la adolescencia, el joven se identifica con su propio sexo (sexo identificado), es decir, asume los rasgos, actitudes, conducta verbal, gestual y motivaciones propias de su género. Este sexo identificado necesita ser reconfirmado por los otros (por ejemplo, relaciones con pares de su mismo sexo, relaciones eróticas con el otro sexo, etc.) y por el propio adolescente,
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