Señales más características del estrés

INTRODUCCIÓN.

El estrés está considerado como una enfermedad moderna y no precisamente como una respuesta fisiológica, comprendida ésta como males contrarios al bienestar, no hay duda, y tiene sus motivos para ello. Para empezar, su incidencia actual es elevadísima: más de la mitad de los mexicanos sufren de estrés en algún momento a lo largo de su vida. Además ya disponemos de una amplia confirmación científica de que el estrés tiene efectos muy nocivos a nivel físico y emocional.

Se sabe que el estrés continuado puede acortar la vida e incrementar la susceptibilidad a sufrir muchas enfermedades entre las que se incluyen las enfermedades mentales y cerebrales, por lo que sus consecuencias son más que peligrosas. No nos extrañe entonces que hoy también se la conozca como la epidemia del siglo XXI y sean innumerables los profesionales que se esfuerzan por estudiarla, tratarla y prevenirla (médicos, psicólogos, biólogos)

Desgraciadamente esta moda occidental hace que se haya acuñado el término estrés con demasiada frialdad Estoy estresado ¡Como todo el mundo! Es más, hemos llegado a un punto en el que parece que el que no está estresado es porque no trabaja lo suficiente o el que tiene la vida demasiado fácil. Pues no, no debemos adaptarnos a vivir con algo tan perjudicial para nuestras vidas. Los efectos del estrés continuado son tan nocivos que muy probablemente si conociéramos en profundidad sus todos le daríamos más importancia y una absoluta prioridad.

Estrés, ¿Qué es?

“El estrés es el comportamiento heredado, defensivo y/o adaptativo, con activación específica neuro-endocrino-emocional ante un estímulo percibido como amenazante (estresor) para nuestra integridad o bienestar”.

El estrés es una respuesta automática y normal del organismo ante una amenaza. Se trata de una reacción de alarma que provoca una activación fisiológica que es la que nos permite hacer frente a un peligro de una manera más efectiva. Sin estrés no sobreviviríamos. Si estamos a punto de tener un accidente, tenemos un examen, una excesiva demanda de trabajo o una importante negociación necesitamos un mayor grado de activación para poder funcionar con éxito, en otras palabras es lo que nos permite adaptarnos a los cambios.

Sin embargo, el estrés no siempre actúa de una forma adaptativa y desgraciadamente eso es lo frecuente hoy en día. Nos activamos en exceso, ante demasiadas situaciones y durante demasiado tiempo, por lo que se produce una activación prolongada e innecesaria que se acaba traduciendo en múltiples problemas de salud. Podríamos decir que hemos pasado de la supervivencia a la sobrevivencia

Mitos respecto a cuándo se produce estrés:

° Cualquier suceso que genere una respuesta emocional, puede causar estrés. Esto incluye tanto situaciones positivas como puede ser el nacimiento de un hijo, o el matrimonio, como negativas: pérdida del empleo, muerte de un familiar...

° Aunque se tienda a pensar que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a nosotros, en realidad no lo es. La aparición del estrés necesita de dos componentes básicos e inseparables: el estresor y la persona que se estresa, por lo que también el tratamiento debe ir encaminado hacia ambos. Es más, hoy en día se considera que el estrés al que está expuesta una persona dependerá más de sus características constitutivas que de las circunstancias. Es decir, para sufrir estrés no necesitamos la muerte de un familiar querido o problemas económicos, sino que bastará con no soportar algunas de las características de tu pareja, no poder hacer un trabajo concreto como quisieras o no poder irte al Caribe de vacaciones.

° La respuesta de estrés es subjetiva y puede activarse ante acontecimientos tanto reales como imaginarios. Es decir, podemos anticipar nuestra activación ante un acontecimiento o pensamiento que aún no ha ocurrido o que nunca ocurrirá. Seguro que ha tenido un accidente, Fracasaré en este trabajo.

° La posibilidad de que una situación nos estrese es totalmente individual, depende de nuestra personalidad y experiencias pasadas, entre otras. Por ejemplo, un dolor en el pecho será vivido de manera distinta por una persona sana o una que haya tenido un infarto de miocardio.

° El grado de amenaza que suponga una situación determinada dependerá de las técnicas de afrontamiento (del control) que percibamos que tenemos para poder hacerle frente. Siguiendo con el ejemplo anterior, la preocupación puede variar si el dolor en el pecho ocurre cuando te encuentras en una gran ciudad o conduciendo de noche por una carretera comarcal.

¿Por qué es malo el estrés?

Todo empieza en el hipotálamo, una pequeña estructura situada en el interior del cerebro y a la que llega toda la información referente a una situación que consideremos estresante. Cuando el hipotálamo detecta este tipo de situaciones activa el sistema nervioso autónomo (rama simpática), se libera adrenalina y noradrenalina a la sangre e inmediatamente se producen los efectos típicos de una situación de alerta: el corazón late más deprisa y con más fuerza, la respiración se acelera, sudamos, notamos tensión muscular Si lo que nos estresa finaliza (desaparece la situación o el pensamiento) todas nuestras constantes vitales vuelven a la normalidad y ese aumento de actividad en algunos de nuestros órganos (cerebro, corazón, pulmones) nos habrán resultado más o menos provechoso en función de la respuesta que nos demandara la situación amenazante, pero NO resultan en principio perjudiciales. No obstante, cuando el estí­mulo estresante sobrepasa una determinada intensidad o duración se activa además otro sistema: el eje-hipofisario-adrenal que inicia una liberación de varias hormonas. Algunas de ellas, como los glucocorticoides, tienen un gran efecto en nuestro organismo ya que la mayoría de células del cuerpo presentan receptores para estas hormonas. Provocan, por ejemplo, la elevación del azúcar en sangre, la disminución de linfocitos sanguíneos y la elevación de la presión arterial.

Por supuesto y visto lo visto, si prolongamos mucho nuestro estado de estrés habrá una hiperactividad fisiológica que tendrá terribles consecuencias para nuestra salud.

Señales más características del estrés.

Emociones: ansiedad, miedo, irritabilidad, confusión.

Pensamientos: dificultad para concentrarse, pensamientos repetitivos, excesiva autocrítica, olvidos, preocupación por el

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