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Shjtman funcion materna - funcion paterna


Enviado por   •  4 de Octubre de 2022  •  Resúmenes  •  6.108 Palabras (25 Páginas)  •  41 Visitas

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Clara R. Schejtman

El encuentro profundamente asimétrico entre el recién nacido y el adulto amparador ha sido estudiado desde múltiples disciplinas. No sólo la pediatría, la psicología y el psicoanálisis, sino también el arte ha recreado escenas donde un bebé es centro de miradas emocionadas, tiernas y luminosas de su madre, padre y a veces de toda una comunidad.

Ese impacto estético da cuenta de que es a través de un otro humano que lo aloja, narcisiza y nomina, que un recién nacido adviene a la subjetividad.

Desde los estudios acerca del desarrollo de niños encontrados en estado salvaje como el «caso Víctor» en París, del siglo XVIII (Pinel e Itard, 1800), hasta las investigaciones de René Spitz sobre él hospitalismo, quedó expuesto que [encachorro humano, aun si sobrevive físicamente al abandono, detiene su desarrollo si no es alojado en un vínculo afectivo significativo <:on el adulto que lo toma a su cargo.

Los conceptos de prematuración yjetalizacipn dan cuenta del desfasaje entre el nacimiento biológico y el nacimiento subjetivo, Sin embargo, aun previo al alumbrarmentoTéxiste un lugar para el hijo en el deseo de quienes lo engendraron y esperan. El niño llega al mundo para cumplir los deseos y sueños irrealizados de sus padres. En «Introducción al narcisismo», Freud (1914) llamó «His Majcsty, therbaby» al niño que se vive como centro y núcleo de la creación y para quien aún no tienen vigencia las leyes de la naturaleza y la sociedad.

Es decir, es prematuro y desvalido física y psicológicamente, pero tiene preadjudicado un lugar en el narcisismo de sus progenitores y en la cadena de las generaciones que lo antecede.

Es esta brecha entre el deseo parental y la constitución subjetiva del nuevo ser la que hace tan enigmáticas las vías de pasaje entre el psiquismo parental y el del hijo.

No es sin «violencia primaria» (Aulagnier, 1975) que la madre irrumpe con \ su psique y su discurso violando el espacio interior, casi desierto, del infans, ' llamado así porque aún no tiene palabra propia, no puede codificar esa irrupción exterior y sólo reacciona con satisfacción o insatisfacción. El ambiente es el que deberá regular esa irrupción tanto sensorial como fantasmática para que la precariedad psíquica del infans no sea desbordada y no devenga en violencia secundaria.

Laplanche (1987) plantea que el adulto sexualmente maduro es quien implanta la pulsión sexual en el infante, y que los cuidados -amorosos, seductores- de la madre sobre las zonas erógenas, inscriben en el cuerpo del niño «mensajes enigmáticos». El bebé despierta la sexualidad infantil reprimida del adulto, móvil izan do_f antas íasjdc deseo inconscientes para la madre misma que excitan y estimulan al bebéJEstos intercambios intensos madre-bebé erogenizan y convertirán el cuerpo biológico en cuerpo libidinal, marcado por el deseo del otro. Sin embargo, esta excitación instituvente corre el riesgo de devenir-intrusiva-v- traumática. La madre, a la .vez que excitacori,suj:ontactQv.debeJigar^ljceriia-. nente excítatorio, cualificando esa cantidad..(Bleichmár, ,199.3).

Desde la perspectiva freudiana es fuerte la propuesta acerca de un apuntalamiento indisoluble entre lo biológico y lo pulsional. Sin embargo, asistimos hoy a un desabrochamiento radical entre engendramiento y sexualidad. Óvulo y espermatozoide no necesariamente pertenecen a un hombre y una mujer unidos en una relación sexual y en el deseo de procrear un nuevo ser. Los avances científicos y tecnológicos llevaron a superar muchos límites que la biología impone. Pero, ¿dónde se ubican ahora los límites?

¿Cuál será el estatuto de las fantasías sobre el origen de los niños, las teorías sexuales infantiles y el Edipo, en concepciones basadas en la intervención de un sofisticado equipo médico donde la fecundación se produce en laboratorios y en muchos casos no demandados por una pareja que también tiene vida sexual?

Piera Aulagnier postulaba el interrogante «qué deseo para qué hijo» y alertaba acerca del peligro que las concepciones «heroicas y milagrosas» de hijos podrían tener para el psiquismo. El riesgo de estas concepciones radica en quedar demasiado teñidas de un hiperpoder de deseo único, que desafía el límite biológico y anula las diferencias entre hombre y mujer en la circulación del deseo.

¿Cómo se articulan los cambios socioculturales con el determinismo de los paradigmas psicoanalíticos* acerca de la constitución psíquica y de una psico- patología construida alrededor del Complejo de Edipo? ¿Cómo inteijuegan las vivencias cotidianas del niño con sus cuidadores en su posicionamiento edípico desde la perspectiva estructural?


Como analistas nos preguntamos si los cambios de las configuraciones familiares llevan a cambios en la constitución psíquica de los niños y de la generación joven, y por ende a una revisión de nuestras teorías.

Las consultas actuales en la clínica de niños y familias presentan nuevas situaciones dilemáticas:

  • Niños nacidos de manipulaciones reproductivas, fecundaciones in vitro, con espermatozoides y óvulos provenientes de ambos padres o de donaciones, alquiler de vientres, etc.
  • Mujeres que buscan inseminarse sin un htímbre, o con embriones congelados o mujeres que deciden seguir .embarazos a partir de relaciones pasajeras.
  • Adolescentes de todos los niveles socioeconómicos que se embarazan y a diferencia de otras épocas, son muy bien alojadas por sus familias de origen, para continuar sus estudios, produciéndose redefiniciones de lugares, incluido el joven padre y su familia.
  • Adopción de niños por parte de parejas homosexuales o embarazos en parejas de mujeres lesbianas.
  • Niños que vivencian el cambio de orientación sexual de alguno de sus padres y sus consecuentes reposicionamientos al interior y al exterior de la familia.
  • Migraciones de la familia o de alguno de los progenitores que se aleja de la cotidianeidad por períodos muy prolongados y en algunos casos definitivamente.
  • Viajes reiterados de alguno de los padres o de ambos por demandas laborales globalizadas.
  • Inestabilidad económica, etc.

¿Necesitan los niños padre y madre para constituirse saludablemente? ¿Tendrán los cambios en el imaginario social de lo femenino y lo masculino su expresión en la conformación de funciones maternas y paternas en la estructura familiar?

Se hace necesario revisar nuestras propias ideologías y prejuicios acerca del bienestar de los niños frente a situaciones familiares; uo convencionales, respetando la singularidad e ideología de cada familia.-Pero al mismo tiempo, sabemos que algunas situaciones pueden constituir potenciales amenazas para la salud mental del niño.

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