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Stuart Mill y la libertad

luzTesis17 de Mayo de 2015

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Stuart Mill y la libertad

Estos apuntes se deben complementar con las páginas 285/288 del libro de texto

(Todo el entrecomillado está sacado de las páginas de R. Alcoberro)

“El ensayo SOBRE LA LIBERTAD fue publicado en 1859 y John Stuart Mill confiaba en que se convertiría en su obra más popular; como él mismo escribió en su AUTOBIOGRAFÍA: ‘sobrevivirá, probablemente, a todas mis obras con la posible excepción de la LÓGICA’. La historia le dio la razón: junto con EL UTILITARISMO es la más divulgada, y no sólo en el mundo anglosajón”. El año de publicación coincide con la publicación del “origen de las especies” de Darwin.

La obra es una de las fuentes más importantes de inspiración del pensamiento liberal . El estado debe reconocer la libertad individual como un derecho fundamental del ser humano: las personas son soberanas sobre sus acciones y su vida.

La organización social por parte del estado siempre implica ciertas limitaciones de la libertad de los individuos, pero, por otro lado, le otorga ciertas ventajas. El estado es un mal necesario, por lo que ha de intervenir lo mínimo sobre la vida de los ciudadanos y la economía.

S. Mill es un fiel defensor de la democracia representativa, pero piensa, a su vez, que el ni el Estado y ni la mayoría tienen derecho alguno a inmiscuirse en el terreno privado. Expone, S. Mill, la defensa de las libertades y los derechos del individuo frente al Estado, frente a la opinión pública, frente las costumbres y convenciones sociales, frente a la presión de la mayoría. Hay un reducto de la vida del individuo que es privado y en ese espacio él es el único soberano; sólo él tiene derecho a pensar y decidir sobre lo que atañe a su propia vida, mientras respete el principio de daño (o sea, que sus decisiones y actos no perjudiquen a otros).

Libertad, dignidad humana y utilitarismo.

La libertad es el espacio de la individualidad, el espacio privado. Abarca todas las acciones que no repercutan negativamente sobre los otros. Es una libertad útil, porque produce la diversidad. Esta para Mill es un bien, resulta enriquecedora para el ser humano,le ayuda a crecer y a desarrollarse. Así relaciona la libertad, o la individualidad, con la finalidad del ser humano. En cuanto se desarrollan las individualidades, cada persona se convierte en más valiosa para sí misma y, en consecuencia, es capaz de ser valiosa para los demás. Mill cree que la situación en la que está permitido a los individuos perseguir una gama amplia de objetivos y estilos de vida es preferible a la situación en que son coaccionados a seguir una pauta de uniformidad social. La conformidad irreflexiva conduce al estancamiento, la miseria y la atrofia del potencial humano; en cambio, los experimentos de la vida permiten mejorar la sociedad.

La libertad del individuo es un bien necesario; ligada a la concepción humanista del ser humano, la libertad no es un fin en sí misma, sino un medio útil para alcanzar el único fin indiscutible y aceptado por todos: la felicidad. De este modo, queda ligado el principio de la libertad con el utilitarismo.

El criterio de utilidad encuentra un bien superior en la libertad del individuo. Maximizar la libertad individual es más útil que maximizar la coacción, porque se fundamenta en la necesidad del ser humano de desarrollarse, crecer, progresar y, por lo tanto, favorece al conjunto de la sociedad. De este modo presenta Mill la libertad como un complemento necesario del utilitarismo y, no como elementos opuestos, como bien pudiera parecer en un principio.

“TEORÍA DE LOS DERECHOS DEL INDIVIDUO. En SOBRE LA LIBERTAD, Mill presentó una teoría de los derechos del individuo, acompañada por una serie de reivindicaciones aún válidas, pese a que ha trascurrido un siglo y medio desde entonces. Su planteamiento no sólo es incompatible con cualquier forma de sociedad totalitaria, sino que también resulta irreconciliable con toda sociedad totalmente libre, diríamos salvaje, donde dominen los más fuertes y astutos. La condición necesaria al desarrollo de la libertad, según Mill, es la existencia de una sociedad civil avanzada y organizada por un Estado, aunque mínimo, de derecho. Y todo esto, inevitablemente, implica que los ciudadanos sean no sólo titulares de derechos, sino también de deberes cívicos, porque la bondad –en un sentido ético-político de un Estado- está sobretodo determinada por la bondad de sus ciudadanos.

No se trata, pues, de una simple apología de la libertad de opinión y expresión. John Stuart Mill nos muestra hasta qué punto la libertad es tan necesaria como el aire que respiramos. Pero también necesitamos que se limite la libertad de los demás, para impedir que interfieran en nuestra vida. Así, pues, el ensayo no fue en absoluto un manifiesto del individualismo, y muchos de los principios aquí enunciados deberían estar incluidos hoy en las constituciones políticas.”

Separación entre la esfera privada y la esfera pública

El principio de individualidad

Hay un espacio de individualidad sobre el cual nadie puede imponer nada al individuo. La libertad es el derecho a la no-interferencia (libertad negativa); frente al ámbito individual el ámbito social. Dos esferas irreductibles: esfera privada y esfera pública). El ser humano interesado en lo público y amo y señor en lo privado. Ninguna interferencia debe darse en este ámbito, ni por parte del estado, ni por parte de las mayorías.

Ha quedado claro que para Mill el individuo es un ser adulto y maduro que tiene la capacidad de poder escoger su forma de vida y lo que más le interesa sin la interferencia del Estado. Hay un ámbito que es el privado (como, con quien, dónde quiere vivir, cómo ha de vestir, lo que come, lo que bebe, como se gana la vida, como se divierte y disfruta, qué hace con su vida, sus ideas políticas, sus preferencias religiosas, morales, artísticas, políticas, económicas, sexuales, etc) y otro que es el público (la organización del Estado necesaria para el funcionamiento social) y son ámbitos diferentes. Mill cree que el Estado no tiene derecho a inmiscuirse o restringir libertades que pertenecen al ámbito privado. Nadie sabe mejor que el propio individuo la clase de vida que quiere vivir. Por lo tanto, Mill está en contra de ciertas legislaciones que limitan la libertad en ese sentido, como por ejemplo, el imponer determinadas creencias religiosas, como la prohibición del culto no católico en España o la prohibición de comer carne de cerdo o beber alcohol en los países musulmanes. El individuo es juez supremo de su vida.

La función del estado reside en garantizar la práctica de la libertad.

Distingue Mill dos tipos de deberes los morales y los legales: primeros son regulados por los sentimientos e inclinaciones, los segundos por las leyes. Los primeros pertenecen al ámbito privado, los segundos al público. Critica Mill a algunas personas que pretender tomar el papel de policía moral, impidiendo a los otros conductas que a ellos les ofenden. Se pueden sentir ofendidos, pero, según Mill, no se ha de considerar que se les haya causado ningún perjuicio o daño y por lo tanto, no tienen derecho a limitar la libertad de los demás. Mill explica que el ofendido no está obligado a tratar con esa persona y, por lo tanto, lo más adecuado es que cada uno siga su vida. Hay cierta tendencia en los humanos a meterse con la vida de los otros, tendencia que, mediante la educación, se debería erradicar. La tolerancia es una gran virtd.

Sólo pone una objeción a la no interferencia sobre las decisiones privadas. La soberanía del Estado sobre los individuos sólo puede darse en el caso de que la acción de uno o algunos perjudique a otros. Mientras que la soberanía del individuo atañe a todas las decisiones sobre sí mismo. Por ejemplo, un individuo puede beber hasta reventar, sólo él puede decidir sobre estas cuestiones, pero si su afición a la bebida perjudica a otros, por ejemplo, porque es conductor de autobús, en ese caso el Estado debe ejercer castigo o presión sobre ese individuo, pero sólo en ese caso.

Recordemos que en el Estado de la República de Platón se da una identidad entre bien individual y bien público. Son los filósofos los que deciden lo que es bueno para todos los ciudadanos sin la intervención ni la participación de estos en las decisiones. Es el Estado el que decide la educación, el que distribuye los trabajos que deberá hacer cada uno y cómo deberá vivir cada uno de los ciudadanos. Recordemos que según la clase social a la que se pertenece implica una forma de vida determinada. Que ni gobernantes, ni guardianes pueden tener ni bienes propios (propiedad privada), ni familia, etc.

S. Mill es, al contrario, un defensor de la democracia, de la propiedad privada y de las libertades individuales. El estado liberal tiene claramente delimitadas sus funciones.

Defensa de la pluralidad

Hemos visto como la libertad es necesaria para que se de la pluralidad. La diversidad enriquece y hace progresar a la sociedad. Si los individuos disponen de espacio donde perseguir lo que les interese, toda la sociedad se beneficia. La dignidad humana implica que cada uno pueda establecer metas y desarrollarse en la dirección que a él le interese; este es uno de los requisitos fundamentales del utilitarismo. Por lo tanto, la libertad es una de las condiciones de la felicidad. Ha de haber un espacio privado, libre de intromisiones en el que cada individuo pueda escoger como realizarse, fijar sus propios objetivos como medios o instrumentos de su felicidad. No puede haber una sola respuesta a la pregunta de cómo hemos de vivir.

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