SOBRE LA LIBERTAD, JOHN STUART MILL

SOBRE LA LIBERTAD, JOHN STUART MILL

En la búsqueda de la definición que conceptualizaría a la libertad y la llevaría a la verdadera concepción de la misma, Stuart Mill a manera de crítica indaga sobre las diferentes circunstancias históricas que propiciaron en su momento el correspondiente cuestionamiento de la libertad, la evolución de su significado e interacción de esta noción con el hombre.

Tradicionalmente se entendía por libertad: “la protección contra la tiranía de los gobernantes” y su respectivo señalamiento de límites sobre el poder de los gobernantes, hubo con respecto a este pensamiento, un cambio en el que el hombre deja de considerar como una necesidad inmutable y regida por ley de la naturaleza el hecho de que los gobernantes fueran un poder independiente y desligado de los intereses o derechos de los hombres, pero más allá de considerar esta transformación como una mera transición en la reivindicación de los derechos individuales de la sociedad que la debía proporcionar el Estado, se concede un escenario histórico en el que los hombres piden la presencia de un gobierno en el que los dirigentes se identificasen con el pueblo; que su interés y su voluntad fuesen el interés y voluntad de la nación.

A raíz de este cambio en la manera como el individuo empieza a tomar forma propia en una sociedad y a la vez que traza sus posturas e intereses se comprende a sí mismo como un elemento más que hace funcionar el mundo social y político, con ello se provee al individuo de una participación en lo que tomará el nombre de República democrática; es importante saber que Stuart Mill desarrolla sus más importantes posturas del concepto de libertad en el marco de la conformación de Democracias modernas.

Valga la pena citar los fundamentos naturales del Estado moderno que menciona Marx en su aparte sobre El Estado y el derecho: “El Estado de basa en la contradicción entre la vida pública y la privada, entre los intereses generales y los particulares. Por consiguiente, la administración ha de limitarse a una esfera de actividad formal y negativa, porque su poder termina donde empieza la vida civil”.

Con esto me parece importante relacionarlo al concepto que empieza a trabajar Stuart Mill en función de las Democracias modernas ya que desliga al Estado de los intereses particulares del individuo en este caso vida privada o pública y de esta manera limita el ejercicio de las funciones al contacto con el individualismo de la sociedad civil y es este el momento propicio en el que el hombre empieza a plantearse a sí mismo en la proporción de su fuerza y su mayoría sobre los demás en función de una República democrática.

Si bien se debe entender que la transformación de una concepción del estado de las cosas a otras llevan a afectar nuevos escenarios, debe aceptarse que toda acción lleva un efecto sobre los diferentes aspectos que rodee esta modificación conceptual y práctica, como lo fue que el individuo admitiera nuevas posiciones frente al papel que estaba cumpliendo el Estado y de los límites que se le imponían al mismo para que no se infringiera en la vida social de cada individuo, posturas que llevan a pensar al individuo desde una nueva esfera.

Desde el momento en que el hombre no solo se cuestiona la voluntad de sus gobernantes sino que se impone y ejerce el poder empieza a desenvolverse no en el “poder de los pueblos sobre sí mismos” ni en el “poder sobre sí mismos”, sino como el pueblo desde su voluntad sobre los demás y esta voluntad del pueblo es la fuerza adquirida por una mayoría. Se habla ahora de una tiranía de la mayoría o gobierno del pueblo en donde sus medios de tiranizar no se reducen a los actos que ordenan a sus funcionarios políticos ya que la sociedad llega imponer como reglas (ideas – costumbres) a los que difieren de ella, es sí como Stuart Mill explica el hecho de que la sociedad se imponga sobre los individuos y por ello se hace necesario establecerle límites a la acción legal de la opinión colectiva sobre la independencia individual; de esta manera se trabaja el concepto de libertad desde un plano moral ya que ha sido delimitada precisamente por las morales que implantaron los gobiernos o religiones al tiempo que se espera que la sociedad actúe bajo ciertas ordenes.

La libertad individual se empieza ver oprimida por la fuerza coercitiva que asume la sociedad y para constituir los límites de esta coerción, Stuart Mill toma en cuenta un principio fundamental en el que es legítima la intervención coercitiva de la sociedad sobre los individuos, y esta única razón legal para usar la fuerza contra un miembro de una comunidad civilizada es la de impedirle perjudicar a otros.

La noción que se tiene sobre la relación entre el Estado y el dominio de hombre sobre hombre es un concepto que trabaja Max Weber y está basado justamente en el medio de la coacción legítima que se justifica en este caso puntual frente a la dominación en virtud de la “legalidad”. Avanzando un poco más frente al tema esencial que aborda Stuart Mill referente a la libertad y ajustándonos a los intereses del hombre en su singularidad se acerca a la idea del individuo como soberano ya que es éste quien toma sus propias decisiones sobre su vida, sobre sí mismo, sobre su cuerpo y espíritu; esta clase de libertad se origina desde el momento en que se deja a un lado el principio de la obediencia y se forja con los individuos el despotismo, pero por otro lado la comunicación y persuasión ahora son los medios más apropiados para guiar al género humano hacia el mejoramiento, en esta medida el Estado se ve obligado a proporcionar el derecho de libertad de los hombres y que esta se considera como un “derecho natural”, la suministración de la libertad a los individuos constituye uno de los factores fundamentales para la realización personal y progreso humano, las libertades civiles fundamentales que menciona Stuart Mill, son:

-“Libertad de conciencia, en el más comprensivo de sus sentidos”

- “La más absoluta libertad de pensamiento y sentimiento sobre todas las materias, prácticas o especulativas,

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