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TIPOS DE CONDUCTA


Enviado por   •  1 de Agosto de 2013  •  4.417 Palabras (18 Páginas)  •  255 Visitas

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TIPOS DE CONDUCTA

La mayoría de las personas con las que se relaciona, ya sea en el trabajo o en su vida privada, manifestarán uno de estos tres tipos de conducta generales: serán (principalmente) agresivas, pasivas o asertivas. Si quiere relacionarse adecuadamente con la gente, ha de ser capaz de reconocer estos estilos de conducta y conocer los métodos para minimizar su efecto negativo. Una parte importante de este proceso es asegurarse de que usted se encuentra en la categoría de los «asertivos».

Vamos a ver los tres tipos básicos y cómo podemos reconocerlos al instante.

LA PERSONA AGRESIVA

La persona agresiva es la que intimida verbalmente que tan sólo se preocupa de satisfacer sus necesidades y que frecuentemente hiere a los demás.

Este tipo de persona disfruta del poder y cree que puede hacer que la gente corra para cumplir sus órdenes, pero ese goce no suele durarles mucho. Puede que no lo admita nunca, pero en el fondo sabe que se está aprovechando de quienes son más débiles o están en una posición en la que nada puede hacer; por ejemplo, un jefe que es agresivo con un empleado nuevo y que no puede replicar porque se arriesga a perder su trabajo.

Convencida de que es la única que puede tener razón en cualquier situación y que lo único que importa son sus necesidades, la persona agresiva re cuerda a los demás continuamente lo inteligente, fuerte o importante que es. De igual modo que la intimidación física suele ocultar una naturaleza cobarde, este tipo de alarde a menudo enmascara sentimientos de inferioridad o de inseguridad. Además de convencer a otros de su superioridad, también intenta por todos los medios convencerse a sí misma.

Con frecuencia, descubrirá que la persona agresiva es una persona solitaria. Su conducta tiende a alejar a los demás, tanto en los negocios como en la vida privada. Puesto que siempre ha de estar reafirmándose a sí misma y demostrando a quienes le rodean que es la mejor, la más inteligente y la más interesan te, es tremendamente crítica con quienes tiene a su alcance.

Pensar que todo lo que va mal es culpa de otro es una gran forma de potenciar su ego, pero no la hace muy popular. Aunque pueda sentir una gran necesidad de tener amigos, lo más probable es que no lo admita: a los amigos se les ha de tratar como a iguales y es difícil que reconozca que alguien más me rece ese trato.

Este tipo de personas suelen tener mucha energía y vitalidad. Si pudieran aprender a utilizarla de un modo positivo todo iría bien. Por desgracia, suelen hacer uso de ella de forma destructiva. Algunas personas confunden la agresividad con la fuerza y creen que si dan muestras de algún otro tipo de conducta les tomarán por blandengues o que darán la impresión de no saber lo que quieren.

Cuando la agresión alcanza límites extremos se con vierte en violencia (agresión física). Aquí nos dedicaremos sólo a la agresión verbal, que es la más común.

La persona agresiva no sólo no se gusta a sí misma, sino que produce un efecto negativo en aquellos que la rodean. El hecho de saber que les están tratando injustamente, puede hacer que se sientan furiosos o frustrados, cosa que supone una considerable dosis de estrés y tensión para la víctima del agresor.

Aunque los que están en la línea de fuego sepan muy bien que las acusaciones y comentarios de su agresor son injustos y que están fuera de lugar, no podrán evitar sentirse heridos e incluso humillados por ello. A nadie le gusta parecer estúpido o que le corrijan delante de otros y, claro está, esto es lo que hace la persona agresiva. Su sentido del poder aumenta si hay mucha gente viendo cómo ejercer su autoridad y no a otro ser «inferior».

Puesto que pensar en un acontecimiento suele provocar más estrés que el hecho en sí, quienes han de relacionarse con una persona agresiva puede que tengan la sensación de vivir siempre a la espera de que estalle en cualquier momento. En el mejor de los casos, esto puede provocarles ansiedad o inhibición; en el peor, puede conducir a un exceso de estrés que a su vez puede desembocar en una enfermedad psíquica o física, Por supuesto, al agresor le gusta que todos estén esperando a que caiga el próximo chaparrón. Eso da más poder y autoridad.

Teniendo todo esto en cuenta no es de extrañar que todo aquel que pueda se aleje de dicha persona a la menor posibilidad. Esto aumenta su sentimiento de soledad y de ser «diferente» o «especial», y provoca que actúe con mayor agresividad. Es un círculo vicioso.

Cualquiera que se relacione habitualmente con un agresor no tendrá dificultades en reconocer a este tipo de persona a simple vista; no obstante, hay algunas «pistas» en su lenguaje corporal y verbal que le harán delatarse inmediatamente, incluso ante un extraño.

Lenguaje verbal: la persona agresiva dirá cosas como...

. Mejor que...

. No puedes hacer nada...

. Has de.

. Haz lo que te he dicho.

. Quiero que...

. ¡Empieza ya!

Lenguaje corporal

. Está de pie quieto.

. Tiene una postura rígida.

. Cruza los brazos.

. Grita.

. Señala con el dedo

. Toca clavando un dedo.

. Golpea su mesa de despacho.

LA PERSONA PASIVA

En el lado completamente opuesto nos encontramos con la persona pasiva, que tiende a sacrificar constantemente sus necesidades por los demás. Es un buen blanco para que la gente se aproveche de ella, incluso hasta los que no son agresivos por naturaleza. Sencillamente, parece que el pasivo fomente esta actitud en las personas con las que se relaciona.

En otras generaciones se suponía que las mujeres tenían que ser sumisas; pero desde hace relativamente poco tiempo se ha aceptado que la mujer sea asertiva y competitiva. En este sentido, el progreso de la mujer se ha visto entorpecido por la acción de hombres que ocupan puestos prominentes y que, por edad o por educación, siguen aferrados a las viejas ideas 'obre el «lugar que ha de ocupar la mujer».

En tales empresas aunque la mujer tenga talento, sea eficiente y responsable, es extraordinariamente difícil que llegue a la cima. Sin embargo, es posible que a medida que los miembros de esta vieja jerarquía se vayan retirando, las mujeres tengan más oportunidades de compartir las responsabilidades profesionales con los hombres.

La persona pasiva sufre enormemente a causa de sus sentimientos de inseguridad e inferioridad. Carece de autoestima y no confía en sí misma o en sus habilidades. Cada vez que entra en contacto con el agresor se refuerzan sus sentimientos de inferioridad. Tiende a aceptar las críticas sin preguntarse si son justificadas o no.

Puesto que se da

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