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Teoría del Conoinvertido y sus vectores


Enviado por   •  30 de Abril de 2015  •  919 Palabras (4 Páginas)  •  176 Visitas

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Teoría del Conoinvertido y sus vectores

El Esquema Gráfico

Con el propósito de dar cuenta de los fenómenos grupales, Pichón postuló un esquema gráfico, dotado de ciertos parámetros, al que llamo cono invertido.

El cono ofrece una base amplia en un extremo y un punto de área cero en el otro: lo manifiesto y lo latente.

La inversión responde a la necesidad de representar lo latente abajo, oculto, sumergido. Luego de un proceso dialéctico, lo latente emerge a la superficie convirtiéndose en manifiesto.

La Espiral Dialéctica

Andamiaje instrumental que utilizamos para comprender e investigar los fenómenos de la PS y para operar sobre la realidad.

Los procesos humanos suelen ser cíclicos. Está “ciclicidad” remite a reiteración, repetición. Todo ciclo podría ser representado mediante un círculo: se parte de un punto, se hace determinado camino y en alguna medida se vuelve al punto de inicio.

Cuando el camino recorrido es mera repetición, el ciclo cumplido se parece mucho a un círculo vicioso.

La dialéctica postula que siempre que se retorna a un punto habiendo mediado un proceso de crecimiento, de aprendizaje, se lo hace desde otro lugar generándose un “salto cualitativo”. La figura representativa de este movimiento es la espiral. Lo latente se hará manifiesto por vía de un proceso dialéctico, típico de la técnica operativa.

El Par Manifiesto - Latente

Todo GO evoluciona en el tiempo en un proceso de mayor o menor aprendizaje al que llamamos génesis.

La génesis, a su vez, está conformada por una sucesión de momentos que denominaremos estructuras.

Podría entenderse a un grupo como un proceso (génesis) constituido por una sucesión de reuniones (estructuras). Pero también podríamos considerar a una misma reunión como un proceso más corto integrado por distintos momentos estructurales.

Para cualquiera que lo observa, el grupo muestra un “manifiesto”, una situación que puede ser descripta donde se incluyen personas, palabras, gestos.

Existe un “latente”, una situación oculta a la mirada ingenua, una escena hecha vínculos, de alianzas, de oposiciones, de secretos, de sobreentendidos.

Es como una trama y su revés: de un lado -el manifiesto- se deja ver una imagen tal vez armoniosa, cuidada, prolija; pero al dar vuelta la tela - lo latente- observamos un entrecruzamiento de hilos que dista de ser bello,

hay allí cabos sueltos, anudamientos, partes trenzadas o deshilachadas.

Cualquiera puede describir lo fenoménico de un grupo, es decir, su faz visible. Pero para comprender en profundidad lo que se muestra y, más aún, para operar sobre ello, es preciso instrumentarse para “dar vuelta la tela”, para leer “el revés de la trama”, y parea conectar ese revés con su antítesis: lo visible.

En PS acostumbramos a emplear una nomenclatura heredada del psicoanálisis y de la lingüística: el quebrado, el número fraccionario.

Relacionamos -en signos- lo manifiesto y lo latente mediante un quebrado

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