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Trauma Y Pulsion


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2012  •  4.963 Palabras (20 Páginas)  •  508 Visitas

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Trauma y Pulsión

09/10/2004- Por Alicia Lowenstein -

En los textos de Freud, la relación entre trauma y pulsión se encuentra en múltiples lugares. Atraviesa diversos avatares que se pueden inscribir como momentos de viraje en su práctica clínica. Es posible ubicar este recorrido en un cuadro de doble entrada. En la parte superior de dicho cuadro situamos una serie de textos de Freud, que no se hallan agrupados por una cuestión cronológica sino por la misma idea de cura. En la columna vertical ubicamos una serie de conceptos, a saber: lo traumático, el aparato psíquico que Freud plantea en ese momento traumático, un caso clínico - un referente clínico - y una conclusión, o sea la relación que aparece entre trauma y pulsión. El eje central del cuadro lo constituye la relación entre trauma y aparato psíquico. Es decir, que cada vez que Freud modifica su concepción de aparato psíquico, modifica también su idea de trauma. No hay una concepción unitaria de trauma. La pregunta que podemos hacernos es: ¿A medida que Freud modifica el aparato psíquico también modifica la conceptualización de pulsión, en una relación también directa como con el trauma?

Los primeros textos que sitúo son Manuscrito K, Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa y La etiología de la histeria. En éstos, Freud ubica la relación entre la representación -que aparece como intolerable- con la vivencia de origen sexual. Freud dice que la representación inconciliable pone en movimiento a la defensa e invita a la represión. Frente a esta representación inconciliable con el yo la representación se aparta -queda segregada del comercio asociativo- y la conciencia se escinde. La representación inconciliable es apartada voluntariamente, pero involuntariamente se escinde la conciencia. En el punto en que la representación inconciliable es apartada, recién ahí deviene patógena; o sea que la representación no es patógena en sí misma. ¿Qué es una representación inconciliable? Una representación es inconciliable cuando entra en nexo lógico o asociativo con una vivencia de origen sexual. El efecto que produce son los síntomas histéricos. La pregunta es: ¿cómo se producen dichos síntomas?. Los síntomas histéricos se producen cuando estas vivencias de origen sexual son reanimadas como recuerdos, con efecto retardado. En este caso producen mayor desprendimiento de afecto que en el momento donde se produjeron estas vivencias. O sea: producen un desprendimiento de displacer, hay un displacer actual. En consecuencia, estas vivencias devienen traumáticas, con lo cual no son en sí mismas traumáticas. Las vivencias como traumas en la histeria son experiencias en el cuerpo propio o impresiones visuales y comunicaciones oídas [1].

En relación al cuadro, lo traumático es la vivencia sexual prematura traumática. Vamos a encontrar cierta diferencia entre lo que Freud denomina lo traumático y lo que es el trauma. Entonces, lo traumático es la vivencia sexual prematura traumática. El aparato psíquico que Freud maneja en ese momento es la doble conciencia, o conciencia escindida. Los referentes clínicos que tomo son los caso Ema y Cecilia M. El caso Ema, que esta en el Proyecto de una Psicología para neurólogos, es una histeria de angustia. Ema padece de angustia al salir sola a la calle. Esto aparece después de que fue a una tienda. Al entrar a ella, tras observar a unos empleados que se están riendo, se va espantada, volviendo a su casa. A partir de ese momento no quiere salir sola a la calle.

¿Qué es lo que puede decir Ema en relación a lo que le pasó en la tienda? Dice que los empleados se reían y supone que se reían de su vestido. Más adelante, recuerda otra escena que sucedió anteriormente. De pequeña, alrededor de los nueve años, cuando había ido a comprar golosinas a una pastelería, el pastelero le pellizca los genitales por encima del vestido acompañando el atentado con una fuerte risotada. La conexión entre las dos escenas, que produce este efecto traumático, aparece en forma conciente a través de los vestidos y, en forma inconsciente, es posible conectar la risa de los empleados con la risotada del pastelero que ella no recordaba en el comienzo. La risotada tiene valor pulsional. Freud no tiene, en este momento, tematizado el concepto de pulsión, no es algo que señale, pero a partir de lo que desarrolla en los textos posteriores, podemos ubicar que esto tiene que ver con la pulsión. Lo interesante de Freud es que no quita elementos, los deja aún sin poder ubicarlos conceptualmente. El ejemplo de Ema nos sirve para ubicar la constitución del trauma en los dos tiempos, y la aparición de lo pulsional en relación a la risotada.

En Cecilia M., la cuestión es distinta. En Ema aparece el trauma en relación a la vivencia sexual prematura traumática, pero en Cecilia M. el trauma aparece en relación a representaciones, no a vivencias sexuales o a escenas de seducción. Cecilia M. es una paciente de Freud que tiene una serie de síntomas conversivos. Tomo uno particularmente: un dolor que tiene en el talón del pie derecho; y que esta en relación a un recuerdo de su estancia en un hotel de cura y a su temor a ser presentada a los otros enfermos. Teme no entrar con el pie derecho, y a partir de ahí tiene el dolor en el talón. O sea, los síntomas conversivos en Cecilia M. se producen por un puente lingüístico. Lo cual nos permite ubicar que la vivencia sexual prematura traumática vale como representación, no como vivencia. La conclusión es, entonces, que la representación patógena o vivencia es del orden de la representación. El trauma es la representación patógena.

A partir de aquí hay un corte, un punto de ruptura, de discontinuidad con lo que Freud va a plantear después en relación al trauma. En adelante, Freud no va a plantear al trauma como una representación. El trauma será todo lo que queda por fuera de las representaciones. ¿Por qué este punto de ruptura? Porque, primero, en esta época la idea de cura de Freud es que el tratamiento catártico que él sigue es sintomático y no causal. O sea: no apunta a la causa de la histeria. Y no apunta a la causa porque no tiene una estructura de la histeria. Recién cuando Freud descubre el inconsciente -y a partir de ese descubrimiento inventa el psicoanálisis- él puede formular, formalizar, una estructura para la neurosis. En consecuencia no podía haber cura de la histeria al no tener conceptualizada su estructura.

En el momento del descubrimiento del inconsciente lo sitúo en el texto Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis, donde se recorta la articulación entre trauma y pulsión. En relación al aparato psíquico utilizaremos

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