PULSIONES

PULSIONES

Son guías que determinan nuestro enfoque al formular toda la hipótesis que conciernen a las diversas partes o elementos del aparato psíquico y su manera de funcionar.

Lo que denominamos pulsiones, a menudo se menciona también en la literatura psicoanalítica como instintos. Lo que llamamos pulsión en un hombre, por otra parte, no incluye la respuesta motora sino solo el estado de excitación central en respuesta al estímulo. La actividad motora que sigue a este estado de excitación tiene como mediador una parte en extremo diferenciada de la mente que en la terminología psicoanalítica se conoce como el ego y que permite que la respuesta al estado de excitación, que constituye la pulsión o tensión instintiva, sea modificadora por la experiencia y la reflexión, en vez de estar predeterminada, como en el caso de los instintos de los animales.

Una pulsión, entonces, es un constituyente psíquico, genéticamente determinado que, cuando actúa, produce un estado de excitación psíquica o como se dice a menudo, de tensión. La excitación o tensión impele al individuo a una actividad, que también está determinada genéticamente en forma general, pero que puede alterarse considerablemente por la experiencia individual. Esta actividad debe llevar a algo que podemos llamar cesación de la excitación, tensión o gratificación. La primera seria terminología más objetiva, y la última, la más subjetiva.

De este modo vemos que hay una secuencia que es característica de la pulsión: podemos denominarla tensión, actividad motora y cesación de la tensión, o si lo preferimos, necesidad, actividad motora y gratificación.

La hipótesis de Freud acerca de su clasificación se modifico y evoluciono en el curso de unas tres décadas, aproximadamente de 1890 hasta 1920. En su primera formulación propuso dividir las pulsiones en sexual o de autoconservacion, abandono la idea de este ultimo tipo, pues consideraba que era una hipótesis insatisfactoria y durante mucho tiempo las manifestaciones instintivas se tomaron como parte o derivado del impulso sexual.

Formulo la teoría de las pulsiones que aceptan hoy en general todos los psicoanalistas, aunque, no todos la acatan íntegramente de forma original en que Freud la presento. En su última enunciación Freud propuso responder los aspectos instintivos de nuestra vida mental suponiendo la existencia de dos pulsiones, la sexual y la agresiva.

Podemos enfocar lo que queremos decir si expresamos que una pulsión de origen al componente erótico de las actividades mentales.

De la hipótesis de Freud, es importante recordar la teoría dual de las pulsiones, donde todas manifestaciones instintivas las podemos observar, normales o patológicas, participan ambas pulsiones la sexual y la de agresión, las dos pulsiones están habitualmente fusionadas aunque no necesariamente en cantidades iguales.

El atributo que poseen los impulsos de instigar al individuo a la actividad, le resulto a Freud análogo al concepto de energía física, que se define como la capacidad de producir trabajo. En consecuencia, supuso que hay una energía psíquica que forma parte de las pulsiones o que en cierta forma deriva de ellos. La energía psíquica no ha sido concebida como igual a la energía física en forma alguna.

La pulsión sexual o erótica.

La teoría psicoanalítica postula que las fuerzas instintivas ya están en acción en el bebé influyendo en si conducta y exigiendo una gratificación, que luego producen deseos sexuales en el adulto con todas sus penas y alegrías.

Freud describió una forma esquemática la secuencia típica de las manifestaciones de pulsión sexual desde la infancia en sus tres ensayos sobre la sexualidad.

Aproximadamente durante el primer año y medio de vida la boca los labios y la lengua son los principales órganos sexuales del bebé es posible observar la importancia que tiene succionar, morder y tomar con la boca, como fuentes de placer.

Al año y medio siguiente, el otro extremo que es el tubo digestivo, es decir, el ano se convierte en el lugar más importante de las tensiones y gratificaciones sexuales. Estas sensaciones de agrado o desagrado están asociadas con la expulsión o retención de las heces fecales que en ese momento son objetos de máximo interés para el niño.

Hacia finales del tercer año de vida el papel sexual principal comienza a ser desempeñado por los órganos sexuales. Etapa a la cual se le llama fálica, porque el pene es el principal objeto de interés para el niño de uno u otro sexo. También porque consideramos que el órgano de la excitación y placer sexual en la niña pequeña es el clítoris.

Estas son las tres etapas de desarrollo psicosexual en el niño, oral, anal y fálica, la última de las cuales forma parte la organización sexual adulta en la pubertad.

Suponemos que la libido que catectizó el objeto o modo de gratificación de la fase previa se desprende del gradualmente y catectiza, a su vez, el objeto o modo de gratificación de la fase siguiente. Así, la libido que primero catectizó el pecho o, para ser más preciso, la representación psíquica de pecho, luego catectiza las heces, y después el pene.

A este fenómeno se le denomina catexia libidinal de un objeto de la infancia o de la niñez en la vida posterior, se le denominaba fijación de la libido.

Fijación: tanto por un objeto como a un modo de gratificación, suele ser inconsciente, total o parcialmente.

Puede indicar también la palabra fijación, psicopatología.

Regresión instintiva está muy relacionada con la fijación, pues de hecho, cuando se produce una regresión, suele ser un objeto o modo de gratificación al cual el individuo ya está fijado

Si un placer nuevo resulta insatisfactoria y se abandona, el individuo tiende naturalmente a volverse a aquel que ya ha sido probado y aceptado.

LICENCIATURA EN PEDAGOGÌA.

Las pulsiones.

Materia: Teorías de la Personalidad.

Equipo 2.

Integrantes:

Castañeda Secundino Tania.

Gasca Bernal Viridiana.

González Acosta Evelyn.

Villavicencio

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