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VIGILAR Y CASTIGAR Michel Foucault (el Examen)


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  1.746 Palabras (7 Páginas)  •  718 Visitas

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VIGILAR Y CASTIGAR

Michel Foucault

II. LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO

EL EXAMEN

El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. En todos los dispositivos de disciplina el examen se halla altamente ritualizado. Manifiesta el sometimiento de aquellos que están sometidos. La superposición de las relaciones de poder y de las relaciones de saber adquiere en el examen toda su notoriedad visible.

Una de las condiciones esenciales para el desbloqueo epistemológico de la medicina a fines del S XVIII fue la organización del hospital como aparato de “examinar”. El ritual de la visita médica es su forma más llamativa. Una observación regular que pone al enfermo en situación de examen. Dos consecuencias: en la jerarquía interna, el médico, elemento ahora externo, comienza a adquirir preminencia sobre el personal religioso. Aparece la categoría del “enfermero”. El hospital bien “disciplinado” constituirá el lugar adecuado de la “disciplina” médica; ésta podrá entonces perder su carácter textual, y tomar sus referencias en un dominio de objetos ofrecidos al examen.

De la misma manera, la escuela pasa a ser una especie de aparato de examen ininterrumpido que acompaña en toda su longitud la operación de enseñanza. Se tratará de una comparación perpetua que permite medir y sancionar. El examen en la escuela crea un constante intercambio de saberes entre el maestro y el discípulo. La escuela pasa a ser el lugar de elaboración de la pedagogía. Y así como el procedimiento del examen hospitalario ha permitido el desbloqueo epistemológico de la medicina, la época de la escuela “examinatoria” ha marcado el comienzo de una pedagogía que funciona como ciencia.

El examen lleva consigo todo un mecanismo que une cierta forma de ejercicio del poder con cierto tipo de formación de saber.

1) El examen invierte la economía de la visibilidad en el ejercicio del poder. Tradicionalmente, el poder es lo que se ve. Aquellos sobre quienes se ejerce pueden mantenerse en la sombra. En cuanto al poder disciplinario, se ejerce haciéndose invisible, pero imponiendo a aquellos a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio. En la disciplina, son los sometidos los que tienen que ser vistos para garantizar el dominio del poder que se ejerce sobre ellos. Y el examen es la técnica por la cual el poder, en lugar de emitir los signos de su potencia, en lugar de imponer su marca a sus sometidos, mantiene a éstos en un mecanismo de objetivación. En el espacio que domina, el poder disciplinario manifiesta su poderío acondicionando objetos. El examen equivale a la ceremonia de esta objetivación.

Hasta aquí el papel de la ceremonia política había sido dar lugar a la manifestación excesiva y regulada de poder. La ceremonia se aparejaba siempre al triunfo. En cuanto a la disciplina, tiene su propio tipo de ceremonia: el “desfile”, forma fastuosa de examen. Los “súbditos” son ofrecidos en él como “objetos” a la observación de un poder que no se manifiesta sino tan sólo por su mirada. No reciben directamente la imagen del poder soberano. La visibilidad apenas soportable del monarca se vuelve visibilidad inevitable de los súbditos. Y esta inversión de visibilidad en el funcionamiento de las disciplinas es lo que garantizará el ejercicio del poder. Entramos en la época del examen infinito y de la observación coactiva.

2) El examen hace entrar también la individualidad en un cambio documental. El examen que coloca a los individuos en un campo de vigilancia los sitúa igualmente en documentos que los captan y los inmovilizan. Los procedimientos de examen han sido inmediatamente acompañados de un sistema de registro intenso y de acumulación documental. Constitúyese un “poder de escritura” como una pieza esencial en los engranajes de la disciplina. Se modela sobre todo de acuerdo con los métodos tradicionales de la documentación administrativa, pero con técnicas particulares e innovaciones. Unas conciernen a los métodos de identificación, de señalización o de descripción. Era el problema de los hospitales, donde había que reconocer a los enfermos, expulsar a los simuladores, seguir la evolución de las enfermedades, verificar la eficacia de los tratamientos. Era el problema de los establecimientos de enseñanza, donde había que caracterizar la aptitud de cada cual, situar su nivel y su capacidad.

De ahí la formación de toda una serie de códigos de la individualidad disciplinaria que permiten transcribir homogeneizando los rasgos individuales establecidos por el examen: código físico de la señalización, código médico de los síntomas, código escolar o militar de las conductas. Estos códigos marcan el momento de una “formalización” inicial de lo individual en el interior de las relaciones de poder.

Las otras innovaciones de la escritura disciplinaria conciernen la puesta en correlación de estos elementos, la acumulación de los documentos, la organización de campos comparativos que permiten clasificar, fijar normas. Los hospitales del S XVIII han sido grandes laboratorios para los métodos escriturarios y documentales. Entre las condiciones fundamentales de una buena “disciplina” médica en los dos sentidos de la palabra, hay que tener en cuenta los procedimientos de escritura que permiten integrar, los datos individuales en sistemas

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