VIGOREXIA
OvejaDescarriada29 de Octubre de 2013
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PRESENTACION
En el siguiente trabajo les hablare acerca de la Vigorexia o también conocida como “La adicción al ejercicio” la cual es un trastorno o desorden emocional donde las características físicas se perciben de manera distorsionada, al igual de lo que sucede cuando se padece de anorexia pero a la inversa. En este caso las personas (especialmente los varones) realizan prácticas deportivas en forma continua, a tal punto de poner a prueba constantemente su cuerpo sin importar las consecuencias.
Luego, explicando el motivo de mi elección de este tema es por muchos factores; el principal es que percibo una despreocupación por este problema que pasan muchos varones no solo en el Perú, sino en diversos países. Esto se debe a miles de modelos de belleza estereotipados por nuestra sociedad actual, la cual ciertas veces actúan como barreras para aceptarnos como somos. Y dentro de toda esta adicción por el ejercicio, hay una serie de características de la persona las cuales es sumamente importante prestarle la debida atención. Tales como, la baja autoestima, la dificultad para integrarse en actividades sociales, el rechazo a su imagen corporal, entre otras cosas. Entonces, pienso que es importante brindar una adecuada información sobre la Vigorexia, para que muchas personas que estén pasando por esta situación ya sea de manera personal o a través de un familiar o amigo; puedan saber qué medidas preventivas puedan tomar frente a ello. Logrando que el paciente reconozca su problema y entienda la necesidad de recurrir a un profesional para que le brinde su apoyo. Y a la vez, también busco concientizar a los familiares de la persona, ya que su lazo familiar les va permitir verificar si se está manteniendo un comportamiento adherente al tratamiento y a la vez les va permitir actuar como un amigo compartiendo consejos adecuados, mensajes motivadores que les haga sentir que valen mucho, y deben aceptarse tal y como son; ayudando a una pronto recuperación tanto en mente y cuerpo.
FUNDAMENTO CIENTÍFICO
En el siglo en el que nos encontramos podemos decir que nuestra sociedad se rige por la moda imperante, la que los medios de comunicación nos ofrecen con sus correspondientes cánones de belleza. A lo largo de la historia se ha podido comprobar como se han ido modificando estos cánones de belleza. Tras una rápida revisión de cómo han evolucionado dichos cánones, se puede observar que para el cuerpo femenino ha pasado de un cuerpo con “curvas y celulitis” donde la grasa corporal en un cuerpo denotaba triunfo social asociado a un alto nivel de vida (como ocurría en la Edad Media) a cuerpos esqueléticos como canon de belleza femenino. En cambio en el género masculino ésta evolución ha sido más discreta pero latente, en cuanto a cuerpos atléticos como medio de supervivencia en la prehistoria y cuerpos musculosos como canon de belleza masculino actual (Arbinaga y Caracuel, 2003; Pope et al. 2005; Leone, Sedoryt y Gray, 2005). En los medios de comunicación los patrones icónicos tanto para chicas como para chicos tienen algo en común el “estar de moda”, los mass-media son los encargados de difundir este tipo de cánones. Los adolescentes, que son principalmente el mercado al que va dirigido este tipo de publicidad de culto al cuerpo, se empapan de imágenes que no se corresponden con la realidad. Simplemente por salir en un medio de comunicación es una referencia a seguir, es el estilo de vida imperante, es sin darse cuenta el camino hacia su infelicidad (Pope, Olivardia et al., 1998; Pope, Phillips y Olivardia, 2000b; Chung, 2001; Olivardia, 2001; Greenhill y Duke, 2003). Infelicidad por querer tener lo que no tenemos, e infelicidad de estar dispuesto a sacrificar todo para estar “de moda”. Sacrificios que comienzan por restricciones alimenticias, disminución de la vida social, automarginación, etc… y todo lo que se oponga en el camino para considerarse “ir a la moda”.
La influencia del “culto al cuerpo” en hombres y jóvenes adolescentes es un problema cada vez más frecuente. El principal temor para ocultar preocupaciones en cuanto a la apariencia física en el género masculino es que en la sociedad actual está considerado como un problema acusado a mujeres. Los hombres ocultan sus preocupaciones y viven con ellas en silencio, creando sin darse cuenta un tema “prohibido” fomentado por la sociedad (Pope et al., 2000b; Castillo, 2004; Hernández, Guillem y Hernández, 2005).
Los Trastornos de la Conducta Alimenticia (TCA) como la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa (APA, 2002), han sido más prevalentes en el sexo femenino, pero no es de extrañar que en los últimos años los hombres también se vean afectados (Pope et al. 1998; Schnirring, 2000; Cohane y Pope, 2001; Leit, Pope y Gray, 2001; Raudenbush y Meyer, 2003). Existe un aumento considerable de la preocupación por la imagen corporal, dentro de la población masculina de los países occidentales. En los países orientales tales como Japón o Taiwán, esta preocupación o insatisfacción por la imagen corporal dentro del género masculino apenas es apreciable (Yang, Gray y Pope, 2005).
El “estar de moda” se transforma dentro de la población masculina hoy en día, en una palabra que define con exactitud este incremento llamativo: “metrosexualidad”. En los últimos veinte años ha proliferado el mercado orientado a los hombres, como por ejemplo, productos cosméticos exclusivos para hombres, revistas de fitness, de musculación, depilación láser, cirugías estéticas, etc…, lo que ha hecho que el hombre quiera o desee “cuidarse más” (Pope et al., 2000b; Navarra, 2003). La definición de hombre “metrosexual” abarca todo tipo de cuidados hacia la propia persona, empezando por la preocupación de la apariencia física (uso de cosméticos, depilación, peluquerías, etc…) así como al ajuste al canon de belleza masculino imperante en el momento y que se resume a hombres cuyos cuerpos están definidos por músculos.
Esta obsesión de culto al cuerpo para alcanzar dicho canon crea una serie de hábitos y conductas que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud, como por ejemplo la excesiva dedicación realizando ejercicios de fuerza, en concreto, levantamiento de pesas para conseguir el cuerpo musculoso que los medios de comunicación nos “impone” (Manilla, 2004). Las dietas restrictivas cómplices del culto al cuerpo y que en adolescentes son totalmente nocivas, debido a que se encuentran en pleno crecimiento y necesitan dietas equilibradas (Cohane et al., 2001), podría ser otro claro ejemplo de perjuicio para la salud.
En la pubertad los jóvenes viven preocupados por su autopercepción y por su masculinidad, algunos padecen depresión y autoestima baja. La repercusión mediática de los mass-media de nuestra sociedad propone estereotipos de “superhombres” ya desde la infancia, con la creación de muñecos totalmente estereotipados y que nada tienen que ver con la realidad (Martínez, 2001). Si extrapoláramos las medidas de los músculos que tienen esos muñecos sería inalcanzable para la población normal e incluso para el fisicoculturista más musculoso (Pope, Olivardia, Gruber y Borowiecki, 1998). La influencia del lenguaje subliminal en los muñecos y la publicidad repercuten en aquellos adolescentes insatisfechos consigo mismos. El problema radica en la siguiente cuestión ¿qué pasa cuando la imagen corporal real no se ajusta a la imagen corporal ideal ?. Entre la amplia gama de discrepancia que una persona puede tener con respecto a su imagen corporal la musculatura podría ser una de ellas. En los últimos años ha aparecido un nuevo trastorno que difiere entre musculatura real e ideal de la persona que lo padece. Este trastorno deriva de la insatisfacción con la imagen corporal del individuo relacionado con la musculatura y se denomina Dismorfia Muscular (Pope, Katz y Hudson, 1993).
En los últimos años en la población masculina la forma más frecuente de padecer una distorsión corporal se relaciona con la musculatura. La relación entre insatisfacción corporal y realización excesiva de práctica deportiva, principalmente de ejercicios de fuerza, se denomina Dismorfia Muscular (vigorexia). Las personas que lo padecen suelen tener preocupaciones obsesivas con respecto al desarrollo y aumento del tamaño de sus músculos. A finales del S. XX, este trastorno se relaciona a conductas alimenticias restrictivas y a determinadas actividades físicas así como la forma de practicarlas (Muñoz, 1998). La Dismorfia Muscular fue estudiada por primera vez en Boston cuando Pope y colaboradores (1993), realizaron una investigación sobre el uso de esteroides anabolizantes a un grupo de fisicoculturistas de diversos gimnasios. En esta investigación observaron que gran parte de la muestra de estudio padecía un trastorno dismórfico muscular, debido a que se veían pequeños y débiles, cuando en realidad eran grandes y fuertes. El objetivo principal del estudio no se relacionó en principio con la Dismorfia Muscular, sino que fue un hallazgo colateral del estudio del uso de esteroides anabolizantes en fisicoculturistas (Pope et al., 1993).
La Dismorfia Muscular ha sido denominada de muchas formas en función de los autores que se refieren a ella, como por ejemplo anorexia nerviosa reversa por sus similitudes y diferencias con la anorexia nerviosa (Pope, Katz y Hudson, 1993), Dismorfia Muscular (Phillips, O´Sullivan y Pope, 1997), Megorexia Nerviosa (Kessler, 1998), Machismo Nervioso (Connan citado por Pope et al., 1998), Complejo de Adonis (Pope et al., 2000b) yVigorexia palabra más comúnmente conocida en el mundo del fisicoculturismo y con la que denominamos este trastorno actualmente (Quinion, 2005 citado por Pope,
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