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Vínculos afectivos paterno-filiales

Andrea01Práctica o problema14 de Agosto de 2015

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1. Identificación: Prácticas profesionales en psicología realizadas en el centro social de Aldeas Infantiles SOS.

Nivel:

VIII semestre

Área ocupacional:

Social – Comunitario

Fechas de práctica:

Inicio: 16 Febrero 2015

Finalización: 15 Mayo 2015

Nombre del centro de práctica:

Centro social Juan Pablo II de Aldeas Infantiles SOS

Coordinador del centro de práctica:          

Adriana Arcila

Asesor de práctica:                                              

Ps . Rosaura Arrieta

Coordinador de práctica:

Ps.Yolanda Idaly Mogollón

Estudiante:                                                                

Andrea Rocio Miranda Ortiz

Código:                                                                        

1024394

2. Marco Institucional:

Aldeas Infantiles SOS, es una organización internacional no gubernamental, dedicada a prestar atención directa a niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) que han estado expuestos a situaciones vulnerables y que por determinadas circunstancias han perdido el cuidado de su familia. En Colombia sus propósitos principales radican en la aplicación de un enfoque de atención familiar con aportes y conocimientos técnicos en beneficio de los NNAJ y en la atención directa a niños/niñas y adolescentes que por algún motivo han perdido el cuidado de sus familias de origen o que se encuentran en riesgo de perderlo.

El modelo que aplica la organización se halla enmarcado en crear entornos familiares protectores para NNAJ, teniendo en cuenta que la familia, es donde el niño o niña obtiene su mayor fuente de afectos, estableciendo relaciones verdaderamente íntimas, las cuales influirán de forma significativa en el desarrollo de su autoestima y de su identidad personal (Valdés, 2007), por ello, para la organización es fundamental proporcionar a NNAJ, la oportunidad de formar vínculos duraderos con una familia, en este caso junto a una familia denominada por la organización como familia SOS.

Las situaciones estresantes y la pérdida del cuidado familiar, conllevan a la falta de confianza y seguridad, teniendo en cuenta que se produce una ruptura de vínculos emocionales; generando impactos a nivel psico-emocional en los NNAJ. Sin embargo, de acuerdo al programa de recuperación psico-afectiva desarrollado por la UNICEF, la reparación emocional puede lograrse a través de acompañamientos psicológicos oportunos y recuperación de marcos de referencia; como en este caso el de una familia, promoviendo así, habilidades de resiliencia en los NNAJ (UNICEF, 2010), por ende la organización, proporciona gran relevancia al amor y aceptación que un entorno familiar brinde a los niños y a las niñas,  siendo éste, un espacio en donde se  permite la reconstrucción de la confianza, empoderándolos en el desarrollo y descubrimiento de sus habilidades y potencialidades, siendo esto parte del tipo de atención ofrecido por la organización, el cual se basa según lo establecido en la convención internacional de los Derechos del niño.

Por su parte, la Sede de Aldeas Infantiles Ibagué, opera con dos programas, uno que se denomina familias de acogida; servicio que se encuentra dirigido a NNA que no cuentan con el cuidado de sus familias, en donde se les proporciona un hogar, situado en un conjunto residencial mencionado por la organización como Aldea, una madre SOS, que brindará los cuidados y afecto que el NNAJ necesita y hermanos (familia SOS); con quienes se formarán vínculos afectivos duraderos. En segunda medida, se encuentra el programa de Fortalecimiento familiar, el cual se desarrolla en el centro social Juan Pablo II. Su objetivo radica en fortalecer las capacidades de familias y comunidades para proteger y cuidar a niños y niñas de la primera y segunda infancia, con el propósito de garantizar sus derechos; cuyas circunstancias vulnerables, dificultan la atención pertinente, encontrándose en riesgo de perder el cuidado de sus familias.

 3. Proyecto a desarrollar: Proyecto de fortalecimiento de vínculos psico- afectivos en la relación paterno-filial

3.1 Descripción:

Para iniciar, es importante resaltar que la función de la familia no sólo se limita solo a la supervivencia del niño o de la niña, sino que también constituye una de las redes de apoyo más importantes para las múltiples transiciones vitales dentro de la vida de una persona, en donde se provee afecto y apoyo,(sin los cuales el desarrollo psicológico se vería afectado) estimulando a los niños y a las niñas a desarrollar sus propias capacidades para relacionarse con su entorno físico y social. Sin embargo, para que esto se logre, se requiere de una alianza afectiva entre padres e hijos. (Valdés, 2007)

Los vínculos se forman desde el los primeros meses de vida, puesto que el bebé nace con la predisposición biológica de crear vínculos, que le serán útiles para su supervivencia (Delgado, 2004), de igual manera, a medida que las interacciones entre cuidador y bebé se tornen más constantes, se producirá un proceso de retroalimentación continua, en donde el niño emite una respuesta ante lo que sus cuidadores le transmiten, aumentando así, el deseo de sus figuras de apego de volver a comunicarse con el bebé, lo que finalmente fortalecerá sus relaciones afectivas. (Ara, 2013)

El vínculo afectivo, hace referencia al lazo emocional que emerge entre dos personas y que genera un marco de confianza en el otro y en la vida, en un contexto de comunicación y de desarrollo (Uriza, 2012). Según Moneta (2014) Bowlby afirmaba que la capacidad de resiliencia de un niño o una niña frente a eventos estresantes se encontraba mediado por el patrón de apego o vinculo que los individuos establecen durante los primeros años de vida con el cuidador, quien generalmente es la madre, pero que bien puede ser otra persona. Un apego seguro permite al niño o a la niña desarrollar mayor seguridad de sí mismo y mayor confianza hacia otros, contribuyendo al desarrollo y fortalecimiento de sus habilidades intrapersonales e interpersonales (Olza, 2008).

Cuando el niño confía en que sus figuras de apego estarán accesibles y responderán a sus llamados, es cuando éste se sentirá seguro de alejarse y explorar el mundo (Olza, 2008). Sin embargo, es importante resaltar que para que éste tipo de apego se construya, se requiere en gran medida de la constancia y disponibilidad del cuidador, el cual se deberá mostrar sensible y atento frente a las necesidades afectivas y físicas del niño o de la niña (Delgado, 2004). Por ende, el vínculo que se forma durante los primeros años de vida, suele ser significativo, generando repercusiones futuras, debido a que es la confianza con el cuidador primario la que sirve de modelo en relaciones futuras para el niño o la niña; a esto Bowlby lo denominó “Internal Working Models” o modelos internos de trabajo. (Moneta, 2014)

Teniendo en cuenta que durante los primeros años de vida, la madre se convierte en la figura de apego primario del niño, resulta importante retomar el rol del padre dentro del desarrollo psíquico del niño o de la niña, puesto que según Aberastury (1974), el padre se encargará de mediar la simbiosis psico-afectiva entre madre e hijo, representado como un otro aparte de la madre, que le puede proveer cuidados y afectos, siendo otro guía en el aprendizaje y en la socialización. Así pues Aberastury citada por Fernández (2008) y Winnicott citado por León (2013)  concuerdan con que el padre tome mayor participación en las tareas que impliquen atención y cuidados hacia el niño o la niña, con el fin de enriquecer dichos vínculos.

De acuerdo con Winnicott (1957) citado por León (2013), el niño conoce primero a la madre, de quien retiene progresivamente cualidades como la dulzura y la delicadeza y por otro lado cualidades duras, como la severidad y la estrictez, que no hacen parte esencial de ella, pero que serán incorporadas por el niño, las cuales serán revividas posteriormente por el padre.

A continuación, se expondrán algunas de las características que según Winnicott citado por León (2013) constituye el rol del padre:

  1. Representante de la ley: El padre se encarga de valer la ley y el orden que la madre implanta en la vida del niño, constituyendo así el respaldo de la autoridad materna y su apoyo moral.
  2. Objeto de identificación: De acuerdo al nivel de apego entre padre e hijo, así mismo éste se identificará con las cualidades positivas del padre, lo que descarta por completo una imposición de la personalidad del padre a sus hijos.
  3. Representante del mundo externo: El padre amplia en gran medida, la perspectiva del niño más allá de su relación con la madre.
  4. Deseo de hijo y responsabilidad paterna: De acuerdo con Winnicott, el que el padre asuma con responsabilidad la crianza de su hijo, es la base con la cual se construirá un entorno familiar lo suficientemente bueno para el desarrollo emocional infantil.
  5. Prevenir la actividad antisocial infantil: Winnicott plantea, que la presencia de un padre que proyecte a sus hijos estabilidad, seguridad y límites, reducirá en gran medida la aparición de actividades antisociales.
  6. Objeto de amor edípico de la niña: El padre, está disponible para establecer un vínculo vital con su hija y comprender que ésta sueñe con ocupar el lugar de la madre, teniendo en cuenta que progresivamente tendrá que tolerar la frustración, buscando en otro lugar la realización de su fantasía.
  7. Disponibilidad de tiempo para la relación íntima y personal: finalmente es importante que el padre comparta tiempo a solas con su hijo o su hija sin mediación materna, con el fin de construir un vínculo íntimo y profundo.

No obstante, para la psicoanalista Silvia Bleichmar (2006), citada por el psicoanalista Facundo Bletscher (2015) la instauración de la ley y la norma por parte de los padres, no es neutra, puesto que en este proceso, lo que se transmite se encuentra mediado por todos los aspectos subjetivos que configuran el psiquismo de los padres.

Ahora bien, para Winnicott citado por Green (2007) citados por Muñoz (2012) el bebé debe considerarse no solo como ente individual, ni tampoco en relación con su madre, si no también ha de contemplarse en relación con su cuna, con su entorno y con otros; es allí donde la función paterna configura una función de tránsito que ocurre en el desarrollo, que por tanto se remite fundamentalmente a la acción de asistir (a través de la ternura y la autoridad) al hijo en el paso de la naturaleza a la cultura, del predominio de la búsqueda de placer al predominio de la consideración de la realidad para la satisfacción de dicha búsqueda, en donde el egoísmo auto-erótico se transforma en la relación con los otros (Muñoz, 2012).

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