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APOCALÍPTICA TEOLOGÍA BÍBLICA


Enviado por   •  2 de Julio de 2013  •  5.279 Palabras (22 Páginas)  •  293 Visitas

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APOCALÍPTICA

TEOLOGÍA BÍBLICA

I. LOS ESCRITOS APOCALÍPTICOS.

El primer paso que se impone para una comprensión de la apocalíptica es una verificación de los escritos que la expresan. Aun cuando la atribución de la mayor parte de los textos al género literario apocalíptico no presenta ninguna dificultad, sobre algunos de ellos los autores no están de acuerdo.

En realidad, no todos los escritos apocalípticos lo son en el mismo grado. Pero algunas características literarias típicas permiten trazar un cuadro bastante completo. El primer apocalíptico en orden cronológico que se señala como tal es el libro de Ezequiel, que, especialmente en los capítulos 38-39, parece expresar, junto con la conciencia aguda de la misión profética y la exuberancia de la forma literaria, un primer síntoma del paso de la profecía a la apocalíptica. También el libro de Isaías contiene algunas partes reconocidas como apocalípticas: el gran apocalipsis de Isaías, que comprende los capítulos 24-27, y que puede fecharse en el siglo v o más tarde, así como el pequeño apocalipsis de Isaías, que comprende los capítulos 34-35, de fecha más reciente. Encontramos luego, siguiendo siempre un probable orden cronológico, al Segundo Zacarías (Zac 9-14), que hay que situar después del destierro, y el libro de Daniel, que más que cualquier otro escrito del AT presenta las características literarias de la apocalíptica. Se compuso probablemente entre el 167 y el 163 a.C.

En torno a Daniel encontramos todo un florecimiento de literatura apocalíptica: el representante más completo es el Libro de Henoc. Escrito en arameo, sólo nos ha llegado entero en la versión etiópica (por eso se le llama también el Libro etiópico de Henoc), que a su vez es traducción de una versión griega. El material es muy amplio: los 104 capítulos se dividen en secciones: libro de los Vigilantes (cc. 1-36), libro de las Parábolas (cc. 37-71), libro de la Astronomía (cc. 72-82), libro de los Sueños (cc. 83-90), epístola de Henoc (cc. 91-104). La fecha varía según las diversas partes; a excepción de algunos añadidos más tardíos, se piensa que el libro se formó entre el 170 y el 64 a. C. El Libro de los Jubileos (llamado también Apocalipsis de Moisés o Pequeño Génesis) se interesa especialmente por la historia: presenta su desarrollo en períodos "jubilares" de cuarenta y nueve años; cada período se divide a su vez en siete semanas de años. Escrito en arameo, fue traducido al griego y del griego. al etiópico; es ésta la traducción que tenemos. La fecha es discutida, pero ordinariamente se piensa que fue escrito en el siglo n a.C.

De menor importancia, pero también significativo, es el libro III de los Oráculos sibilinos. Pertenece a una serie de libros llamados precisamente Oráculos sibilinos (15 en total, pero de los que se han perdido el IX, el X y el XV), que, copiando el estilo hermético de las sibilas, se esforzaban en presentar el mensaje judío o cristiano en los ambientes paganos. De naturaleza muy bien cuidada, el libro III fue escrito en parte a mediados del siglo n y en parte en el siglo i a. C.; algunos capítulos pueden fecharse en el siglo i d. C. Se refiere eminentemente a la ley de Moisés (la Sibila que habla es la nuera de Moisés), que, una vez puesta en práctica, acabará trayendo la paz escatológica.

El Testamento de los doce patriarcas, escrito en hebreo, nos ha llegado entero sólo en la traducción griega. El libro se presenta como expresión de las últimas voluntades de los 12 hijos de Jacob y tiene un carácter predominantemente parenético. La parte más propiamente apocalíptica está contenida en el "Testamento de Leví".

Los Salmos de Salomón constituyen una colección de 18 salmos, escritos en hebreo, pero que se han conservado en griego y en una traducción siríaca dependiente del griego, completada hacia la segunda mitad del siglo i a.C. Los salmos de carácter apocalíptico son sobre todo el 17 y el 18.

La Asunción de Moisés, escrita probablemente en arameo, nos ha llegado en una versión latina. Más que de una asunción propia y verdadera (descrita en una parte que se ha perdido), se trata de una predicción interpretativa de la historia desde la entrada en Canaán hasta los días del autor (6 a.C.-30 d.C.); la perspectiva final se abre a la conclusión escatológica.

También en la literatura de Qumrán encontramos varios escritos reconocidos como apocalípticos, por ejemplo, el libro de las Doctrinas misteriosas (1Q Myst), la descripción de la Nueva Jerusalén (5Q JN), la Oración de Nabónides (4Q Pr N), el Pseudo-Daniel (4Q Ps Dan) y el Rollo de Melquisedec (11Q Melch).

También en el ámbito del NT encontramos algunos escritos apocalípticos. Antes del Apocalipsis de Juan se encuentran ya elementos claramente apocalípticos, pero que no pueden separarse del cuadro de conjunto en que están insertos. El más conocido es el Apocalipsis sinóptico, el discurso escatológico de Jesús (Mc 13,131; Mt 24,1-44; Lc 21,5-36): la narración de Marcos es reelaborada por Mateo y Lucas, pero siempre dentro de un estilo típicamente apocalíptico, que se aparta claramente del que es usual en los evangelios. También algunos trozos de Pablo presentan las caractérísticas del estilo literario apocalíptico, como 1Tes 4,16-17; 2Tes 2,1-12; 1Cor 15,20-28. Esta misma observación vale para 2Pe 3,1-13 y, aunque en proporción menor, para la carta de Judas.

La apocalíptica, presente sin duda en el NT, no se detiene en él, sino que continúa desarrollándose posteriormente durante algunos siglos en dos filones distintos, aunque con influencias mutuas: el judío y el cristiano.

En el filón judío encontramos la Ascensión de Isaías (su primera parte se llama también Martirio de Isaías). El libro nos ha llegado en etiópico y, parcialmente, en latín. Con algunos elementos de clara tradición judía (como el martirio de Isaías partido en dos) se mezclan otros de origen cristiano, hasta tal punto que es imposible establecer una distinción clara.

Todavía en la línea judía encontramos la Vida de Adán y Eva, escrita en arameo, reconstruida según las varias versiones, especialmente latinas y griegas (estas últimas llevan impropiamente el título de Apocalipsis de Moisés). Escrito probablemente en la primera mitad del siglo r d.C. (antes del año 70), el libro es un comentario midrásico a los datos bíblicos relativos a Adán y Eva. Mayor importancia tiene el Apocalipsis de Abrahán: poseemos el texto eslavo, traducido del griego. El grifo parece haber sido escrito a finales del siglo t d.C. La parte propiamente apocalíptica (cc. 9-32) nos presenta una visión de Abrahán que,

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