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ATENTOS A LA VOZ DEL ÁNGEL QUE NOS INTRODUCIRÁ A LA TIERRA PROMETIDA


Enviado por   •  12 de Agosto de 2013  •  7.650 Palabras (31 Páginas)  •  374 Visitas

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Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones.

Y también un saludo muy especial al Senador Edgar Espíndola, muy amigo mío; esperamos que Dios le permita continuar como Senador para beneficio de la República de Colombia.

Y también un saludo muy especial para el ex Gobernador y candidato a la Presidencia, Ignacio Eduardo Verano de la Rosa, muy amigo mío también; que Dios lo bendiga y le permita una posición muy alta en la política de Colombia, para beneficio de todo Colombia; éxito en sus gestiones políticas.

Y oren mucho por estas personas que tienen en su corazón traer un beneficio grande para toda Colombia; personas así es que cada país necesita en esas posiciones políticas, para que ayuden realmente al país.

Para esta ocasión... Recuerden que Dios ayuda a los políticos para ayudar al pueblo a través de los políticos.

Leemos en el libro del Éxodo, capítulo 23, versos 20 en adelante, donde nos dice:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”

Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es:

“ATENTOS A LA VOZ DEL ÁNGEL QUE NOS INTRODUCIRÁ A LA TIERRA PROMETIDA.”

Para poder comprender este tema, necesitamos saber quién es ese Ángel de Dios. Este Ángel de Dios, el cual en el Éxodo, capítulo 3, le aparece al profeta Moisés y se identifica con Moisés en una forma muy especial, vean cómo se identifica con Moisés, dice el Éxodo, capítulo 3, verso 1 en adelante:

“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb (o sea el monte Sinaí, monte de Dios).

Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía (es que era un fuego sagrado).

Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.

Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.

Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre (se identifica como Dios), Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.”

Y ahora el Ángel de Dios, el Ángel de Jehová, cuando le habla a Moisés, le dice: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”

¿Cómo puede ser, el Ángel, Dios? Es que el Ángel es el cuerpo angelical de Dios, es el cuerpo teofánico, el cuerpo de Dios, que es la imagen de Dios.

Un cuerpo angelical es un cuerpo espiritual, un espíritu es un cuerpo de otra dimensión. Así como el ser humano es alma, espíritu y cuerpo; el espíritu de la persona es otro cuerpo, un cuerpo pero de otra dimensión; por eso cuando muere la persona, sigue viviendo en ese otro cuerpo espiritual, que pertenece a la dimensión de los espíritus.

Por eso en algunos países, cuando una persona aparece y desaparece delante de la gente, dicen, la gente dice: “Fulano de tal murió,” porque está apareciendo y desapareciendo; es su espíritu.

Tenemos un caso en la Biblia cuando el apóstol Pedro estuvo preso; ya habían matado a uno de los apóstoles, a Santiago, y ya el próximo que iban a matar era San Pedro; y lo tenían en la cárcel para el otro día matarlo. Y el Ángel de Dios le apareció en la cárcel en una Luz, y lo libertó, lo sacó de la cárcel: las puertas se abrieron, y Pedro pensaba que era una visión, y siguió caminando detrás del Ángel que lo guiaba, pasó las diferentes puertas que se abrieron, y cuando ya estaba en la calle se dio cuenta que era una realidad. Fue el Ángel de Dios, el mismo Ángel que le había aparecido a Moisés, el mismo Ángel que cuida al pueblo hebreo.

Y ahora, encontramos que ese mismo Ángel le apareció también a Saulo de Tarso, que estaba persiguiendo a los cristianos en aquel tiempo, pues no era un creyente en Cristo. Y le aparece en una Luz más potente que el sol, cae de su caballo, y desde esa Luz sale una voz de Dios que le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.”

Y Saulo sabía que esa era la misma Voz que le había hablado al profeta Moisés; era la Columna de Fuego, era Dios en forma de luz, la misma Luz que había libertado al pueblo hebreo.

Y ahora, Saulo de Tarso le pregunta: “Señor (lo reconoce como el Señor, como el Dios Todopoderoso)… Señor, ¿quién eres?” Porque Pablo a quien estaba persiguiendo era a los cristianos, y ahora Dios le dice: “¿Por qué me persigues?” Desde esa Luz sale la Voz que le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.”

Y ahora ¿cómo es posible que aquel Dios Todopoderoso que estaba en aquella Luz que le apareció a Moisés y le dice: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” ahora le aparece a Saulo de Tarso y le dice: “Yo soy Jesús”? Recuerden que Jesús dijo: “Yo he venido en Nombre de mi Padre.”

Ahora, ¿cuál es el misterio de esa Luz que en el Antiguo Testamento le dice a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” y a Saulo le dice: “Yo soy Jesús”?

Es que ese es el Ángel del Pacto; y el Ángel del Pacto es Jesucristo, el cual vino a la Tierra para establecer un Nuevo Pacto. Por eso, cuando está tomando la Santa Cena o la última Cena con Sus discípulos, parte el pan y da a Sus discípulos, y les dice: “Comed, esto

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