UNA TIERRA PROMETIDA
begapapachoEnsayo22 de Marzo de 2017
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UNA TIERRA PROMETIDA
Desde la inmemorialidad de los tiempos la educación ha jugado un factor importante en el desarrollo de la técnica y de la tecnología, amén de la supervivencia misma del ser humano como actualmente lo conocemos; No se puede evitar pensar en que los neandertales debían aprender un mínimo de datos para subsistir en los helados ambientes (construcción de trampas, hallazgo de cuevas…) y no se puede negar que el saber proyectado por la vía de la palabra, ocupó largo tiempo en la vida de los homo sapiens posteriores; no en vano, la teoría de Neotenia, por la cual el ser humano demora su desarrollo hasta obtener unas bases amplias en las que apoyarse –la mayoría de los seres vivos, caminan a los pocos minutos de nacer, el humano no- tiene vigencia en la actualidad. No obstante, no siendo el caballo de batalla el aprendizaje, el problema que compete nace directamente con el aprendizaje: los elementos distractores y más concretamente los juegos distractores. Nunca sabremos que ocurrió con aquellos neandertales u homo sapiens que no aprendieron la lección de la vida, que por algunos elementos distractores, erraron el conocimiento o lo sublimaron, podemos asumir que, o fracasaron en su intento de perpetuar la especie o aprendieron in situ y bajo términos poco ortodoxos la necesidad del aprendizaje – piénsese el caso de sufrir las inconveniencias del clima por no haber aprendido a procesar las pieles, morir o apropiarse de pieles ajenas- y no es tampoco la competencia de este ensayo, que, apenas si quiere referir los aspectos distractores en las aulas estudiadas (léase población) y por extrapolación, necesaria quizá, entrever las mismas situaciones en aulas de modelación similar.
Para comenzar debemos parafrasear a Salas Parrilla, en su definición escueta de distractor: la distracción es definida como el desplazamiento de la atención hacia otros estímulos diferentes a aquellos en los que se está ocupado; no sobra decir que es uno de los principales enemigos del aprendizaje, según el mismo autor. En cuanto a juego se refiere, por lo amplio de la situación y para no meternos en un lío de interpretación, traemos a colación las definiciones dadas por algunos expertos en el campo pedagógico; la Real Academia lo contempla como un ejercicio recreativo sometido a reglas en el cual se gana o se pierde. Para Huizinga (1938): El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de “ser de otro modo” a la vida corriente. Para Gutton, P (1982): Es una forma privilegiada de expresión infantil. Cagigal, J.M (1996): nos dice que es una acción libre, espontánea, desinteresada e intrascendente que se efectúa en una limitación temporal y espacial de la vida habitual, conforme a determinadas reglas, establecidas o improvisadas.
Bajo tales definiciones podríamos darnos a la tarea de enumerar los elementos distractores basados en el juego en el aula de clase y que comprometen seriamente el aprendizaje, como ya hemos anotado; pero no se sale de las situaciones típicas que todo profesor, aún con un limitado rango de experiencia podría haber vivido: la típica nota de redacción cruzando de lado a lado en un cuaderno u hoja, el comentario de la semana o la noticia del día, volando como un rumor de silla a silla; los surullos de papel que se utilizan para desviar la atención de la clase o para, lo diría D. Morris “coquetear a bajo nivel”; el continuo uso de dispositivos electrónicos (mp3, celulares, tablets, pc…); el síndrome de refuerzo de las señales mímicas como pintarse los labios, añadirse rubor, rímel… (de nuevo D. Morris) en cuanto a lo que se refiere a maquillaje y arreglo de peinado, ya sea personalmente o por el compañero de al lado; Los juegos intensos, practicados más por los chicos: juegos de balón, demostraciones básicas de fuerza, uso de lenguaje fuerte. Todos, de aplicación común en toda aula, no queremos aceptar que se desvió la atención a la simple enumeración, queremos concretar que este estudio no puede quedar completo sin la consiguiente consecución, es decir, con la continuación del mismo que debe estar dirigido a las razones por las cuales los alumnos se apegan a estos distractores y un estudio subsiguiente de cómo aprovecharse de ellos para redirigir los distractores hacía el aprendizaje.
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