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Navegaba plácidamente en el mar de mi inconciencia


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2014  •  Informes  •  805 Palabras (4 Páginas)  •  218 Visitas

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Navegaba plácidamente en el mar de mi inconciencia. Las primeras horas del nuevo día avanzaban a paso lento dejando atrás la madrugada. Mi cuerpo envuelto entre mantas, abandonado por mi alma que paseaba por aquel mundo espiritual del cual tengo tanta curiosidad, despertó sobresaltado por el ruido inoportuno del teléfono. Era la familia que empezaba a llamarme preocupada por las primeras noticias que se empezaban a difundir al otro lado del mundo. Borracho de sueño, arrastrando las palabras intenté transmitir tranquilidad: "Estoy bien... no se preocupen... a mi no me va a pasar nada porque hierva mala nunca muere aunque la orinen los perros".

VIERNES 11 DE MARZO.

Por la mañana me dediqué a lavar la ropa aprovechando el desacostumbrado clima primaveral, y ordené un poco la casa. Luego activé el ordenador y entré al Messenger para charlar con mi pareja que por estas fechas se encuentra trabajando fuera del país. Ese día, dentro de la variedad de temas que platicamos casualmente recordamos el trágico terremoto de Kobe. Nos despedimos amorosamente con la promesa de volver a conectarnos al día siguiente para continuar nuestros interminables diálogos –si algo disfruto bastante es conversar-. Terminado nuestro encuentro fui al cuarto de baño para llenar de agua el ofuro (tina de baño) y programé el calentador para treinta minutos. Mientras el líquido elemento tomaba punto me entretenía arreglando la habitación escuchando los éxitos pasados del cantante español Braulio.

2:30 PM.

Sobre la cama coloqué toda la ropa limpia que me pondría después de mi higiene corporal. Me desnudé, realicé unos segundos de calistenia, y luego entré a bañarme. El cantautor de las Islas Canarias se hacía oír desde mi cuarto mientras le hacía el coro con el cabello lleno de shampoo y el cuerpo untado de jabón. Los minutos trascurrían apaciblemente y mi voz se imponía en el vacío de aquella habitación.

2:46 PM.

Era la segunda vez que me lavaba la cabeza con shampoo, tenía los ojos cerrados, momentáneamente estaba inmerso en aquella oscuridad voluntaria cubierto de espuma. Por un instante, mientras el agua terminaba de enjuagarme el cabello creí sentir un pequeño mareo. Apoyé el cuerpo en la pared pensando que estaba pronto a desmayarme. Abrí los ojos y una vez más perdí el equilibrio, esta vez me sujete de la puerta. Por una fracción de segundos me desconcerté, luego instintivamente observé el agua depositada en el ofuro y vi oscilarse como la mar cuando esta brava. "¡Mierda... temblor!", me dije. Abrí la puerta pensando en salir pero al ver la lámpara, que cuelga en el techo de la recamara contigua, balancearse como un péndulo desistí de la idea. "Puta madre, ya me jodi", expresé a la vez que decidía no moverme de donde

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