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Amor Noviazgo Y Sexualidad


Enviado por   •  31 de Agosto de 2014  •  3.833 Palabras (16 Páginas)  •  380 Visitas

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Lección 1: ¿Qué es el Amor?

En mi adolescencia, salí con varios muchachos y me lastimaron mucho. Era una chica muy vulnerable porque deseaba que alguien me amara.

Deseaba que alguien se interesara en mí de verdad. El problema era encontrar a la persona correcta para amar y que ella apreciara y disfrutara mi amor.

Cuando llegué a la universidad, no tenía intenciones de casarme o de enamorarme. Sólo pensaba: "Voy a pasarla bien. Voy a experimentar todo y no voy a atarme a ninguna persona o cosa. Voy a empezar con borrón y cuenta nueva. Simplemente voy a tener relaciones buenas y saludables, me voy a divertir y voy a descubrir de qué se trata asistir a la universidad".

Todo iba bien hasta que conocí a José. No creo que exista tal cosa como amor a primera vista, pero en ese tiempo yo era una joven romántica y cuando lo vi por primera vez pensé que era fantástico. El tenía mucho carisma y una personalidad dinámica. Cuando al fin me pidió que saliera con él, rebosaba de felicidad.

En nuestro primer paseo, hablamos mucho y nos esforzamos por impresionarnos el uno al otro. Pasó un mes antes de que me hablara y me invitara a otro paseo. Creo que para entonces él sabía que yo quería seguir saliendo con él. También se aprovechó de eso, y las cosas se volvieron muy íntimas.

En realidad, nuestra relación no empezó con el "pie derecho", porque cada uno intentaba impresionar al otro. Yo no quería que él saliera con ninguna otra chica. Creo que a esas alturas no abandoné ninguna de mis normas de moralidad, pero sí hice algunas cosas para impresionarlo y fortalecer mi relación con él.

Seguimos saliendo y tuvimos unas conversaciones muy serias. También tuvimos unas discusiones muy feas. El me fastidiaba a propósito con sus bromas. Yo intentaba esconder mis sentimientos heridos cuando él hacía esas cosas. Intentaba reírme con él, pero sí me dolía. Muchas veces en las fiestas él simplemente se iba y me dejaba sola. No me daba atenciones especiales y yo me sentía herida por eso.

Para entonces me di cuenta que nuestra relación estaba muy dispareja así que me esforcé mucho por lograr que él sintiera lo mismo por mí que yo sentía por él. Fue entonces que me metí en problemas. Me esforcé demasiado. Empecé a hacer cosas que yo sabía que él deseaba—cualquier cosa que le agradara. Eso incluía algunas cosas bastante sexuales. Pensaba: "Si yo no lo hago, él buscara por otra parte, y no quiero perderlo".

El tiempo pasó y terminamos en la cama juntos haciendo cosas que yo sabía que no eran correctas, pero sacrifiqué mis normas para no perderlo. Ese es el error más grande que puede cometer una chica. Ella cree que si sigue haciendo lo que un muchacho quiere, él va a estar loco por ella, pero eso no es verdad.

Sé que José dejó de respetarme. ¡Y yo había perdido tanto el respeto por mí misma que era terrible! Puesto que yo tenía un trasfondo cristiano, agonizaba constantemente por mi propio sentir de culpabilidad. Pero no lograba decir: "Perdóname, Señor", porque sabía en lo profundo de mí misma que lo volvería a hacer. Yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de no perder a mi novio.

Si ahora pudiera decirles algo a las jóvenes, sería esto: Cuando llegues a la edad en que te interesan los chicos, busca a un joven cristiano—alguien que no se avergüence de decir: "Soy cristiano, y tengo mis propias normas". Sé que parece un poco atrevido y emocionante salir con jóvenes que sabes que no son cristianos, quienes son un poco locos. Pero aléjate de esa clase de muchachos, porque si no, perderás algo por el camino.

José y yo teníamos problemas en nuestra relación. Discutíamos bastante. Me fastidiaba mucho y eso me lastimaba en gran manera. Intenté explicarle que tenía un sentir de culpabilidad por dormir con él. Yo intenté ponerle fin a esa situación, pero él no aceptaba eso.

Tuve que evaluar nuestra relación, y francamente, no era nada agradable. El no me trataba bien en lo absoluto. Pero yo pensaba algo vagamente: "Si nos casamos, todo será diferente. El va a amarme. Va a cuidarme, y se va a interesar en mí". Ese fue un grave error de mi parte. Uno no puede cambiar a otra persona por más que lo intente ni por más que le ame.

Si tú observas la relación que tienes con tu novio y te imaginas cómo sería esa relación si se aumentara diez o veinte veces — entonces tendrás una idea de más o menos cómo será tu matrimonio en el futuro. La televisión, los libros, las películas, las canciones—todos estos medios de comunicación que tienen una influencia en nuestras vidas actualmente te hacen pensar que puedes sacar otro truco de la manga y hacer que todo salga bien. Pero no es así. El matrimonio es difícil. Incluso cuando dos personas se aman de verdad y ambos se esfuerzan para que las cosas marchen bien, sigue siendo difícil.

Si yo me hubiera imaginado cómo sería nuestra relación si aumentara diez veces, o tan siquiera cinco veces, me hubiera dado cuenta que en el futuro José me iba a ser infiel. Andaría con otras chicas, se enojaría, me golpearía, no me trataría como esposa ni tomaría la responsabilidad de ser esposo.

Pero no hice eso. Me movilicé rápidamente. Nos escapamos y nos casamos. Yo no puedo echarle la culpa a nadie más que a mí misma por el hecho de que huí con él y me casé, porque sabía que no debía hacerlo. Pero en ese momento, tomé la decisión sin pensar mucho. Decidí que si no lo hacía, lo perdería. Lo que debía haber decidido era que si él no me podía esperar y hacer las cosas a mí manera, entonces no valía la pena. Pero mis emociones ejercían un control completo, y no había claridad en mis pensamientos. Estaba muy confundida. No quería que me lastimara. Pero me lancé al matrimonio sin saber que sería el dolor más grande de mi vida.

Cuando les dijimos a nuestros padres, estaban muy heridos y desilusionados. Yo dejé de estudiar para poder pagar la universidad de él. Tomé cualquier trabajo que podía conseguir. Fui mesera. Trabajé en un bar de cócteles de noche, lo cual fue terrible. Trabajé como empleada en una tienda. Tuve muchas clases de trabajo para que saliéramos adelante.

Nuestro matrimonio no era nada. El no me amaba. Sólo yo le amaba a él y procuraba hacer que él me amara, intentando desesperadamente agradarle, sacrificando mis propios sentimientos. Pero no funcionaba. No podía funcionar. Tú no puedes hacer que otra persona te ame. O te ama, o no te ama. Vivía con temor constante de que él se buscaría a otra persona, y eso fue exactamente lo que hizo. No quería reconocerlo, porque deseaba que nuestro matrimonio funcionara.

Cinco meses después

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