Bendicion Y Maldicion
20 de Junio de 2015
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BENDICION Y MALDICION
EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS
1.- BENDICION
En los dos Testamentos se encuentran unas quinientas cincuenta fórmulas que recogen o implican una bendición:
• Dios bendice a sus criaturas, y éstas bendicen a Dios.
• Además, los hombres intercambian unos con otros bendiciones o bendicen a lo que les rodea: animales o vegetales, alimentos, objetos o lugares, lo que les ofrece la naturaleza o lo que produce su propia industria; bendicen incluso los pensamientos, intenciones o empresas.
Toda bendición, igual que todo bien, viene de Dios o vuelve hacia El. En el sentido bíblico, bendecir no es solamente “decir algo bueno” o desear el bien, sino comprometer a Dios respecto a lo que recibe la bendición. Puede ocurrir también que se comprometa a Dios respecto a sí mismo cuando son sus criaturas las que le bendicen: así ocurre, por ejemplo, en el cántico de los tres jóvenes en el horno en el libro de Daniel, uno de los pasajes más típicos del género , pero también en numerosos salmos, estrofas de aclamación o doxologías finales que se encuentran en el salterio (al que la Biblia Hebrea llama “el libro de alabanzas”) e innumerables pasajes de otros libros .
La oleada de himnos de esta naturaleza es incesante: Desde los que hace cantar David a sus levitas en el Santuario , hasta los que emplean los apóstoles para bendecir a Dios en el Templo . Son sobre esta tierra el eco de los coros celestes . A estas bendiciones gratuitas dirigidas a Dios por ser Dios, se juntan todas aquellas que inspira la acción de gracias por el perdón, la ayuda, las victorias, los beneficios de toda clase, espirituales y temporales .
De esta forma, la corriente de las bendiciones en los dos sentidos une a la humanidad con su Dios como la escala de Jacob por la que subían y bajaban los ángeles entre el cielo y la tierra ; los salmistas celebran el precioso tráfico en ambas direcciones iniciado por el Creador desde los orígenes del mundo: tras haber hecho “los seres vivos que pululan”, y luego al hombre, “macho y hembra”, “Dios los bendice” . Renueva sus bendiciones a la humanidad en todas las etapas de la historia de la salvación:
• Bendice a Noé y a sus hijos, pioneros de una nueva era después del Diluvio ;
• A Abraham, en quien serán benditas “todas las familias de la Tierra” ;
• A Jacob, escogido para llegar a ser Israel , el “pueblo de Dios” de la Antigua Alianza ;
• Y bendice por fin, a través de los discípulos de Cristo, al pueblo de la Nueva Alianza , antes de que se encuentren en el Reino eterno todos aquellos a los que Jesús llama “los benditos de mi Padre” . Las numerosas bendiciones particulares se insertan dentro de esta trama.
Los privilegiados que de esta manera disfrutan de un excepcional favor divino irradian la bendición en derredor:
• Para los hititas de Quiryat-Arbá (Hebrón), Abraham es un “príncipe de Dios en medio de ellos” .
• Labán sabe que Yahvé lo bendice “a causa de Jacob” .
• Antes de que el faraón le confíe la gestión de su reino, José recibe de Putifar la de su casa, porque “Yahvé está con él”, y “todo prospera en sus manos” .
• Por la bendición concedida a David, su casa resulta bendecida para siempre .
• El pueblo de Israel se beneficia del favor que dispensa Yahvé a su rey Salomón .
Del mismo modo que la bendición divina emana del Arca de la Alianza para llenar a la familia de Obed-Edom (Obededón), custodios temporales de este depósito sagrado , esa misma bendición irradia de todo lo que está bendito:
• Del “séptimo día”, santificado por el Creador .
• De las actividades cotidianas de los justos “en la ciudad y los campos” .
• Del fruto de su generación o de sus trabajos .
• De los bienes habitualmente destinados a su subsistencia .
• De las ofrendas presentadas en el altar .
• Pasa también a través de los votos privados que la invocan , como el “Dios te bendiga” que es el saludo habitual de los creyentes .
• Así como a través de los ritos solemnes en los que la multitud reunida es bendecida por sus jefes , sus reyes o sus sacerdotes .
A lo largo de los siglos, los sacerdotes se reservan el privilegio de pronunciar la bendición ritual en los términos precisados en Números para uso de Aarón y sus hijos, obedeciendo a la orden explícita de Yahvé: “Invocarán así mi nombre sobre los hijos de Israel y yo les bendeciré” .
1.1.- Enviado para bendecir
La Iglesia de Jesús, continuadora del Israel antiguo en el nuevo Israel, reconoce desde luego todos estos tipos de bendiciones. La vida terrestre de su divino fundador es toda ella una bendición del Padre celestial, al que bendicen los discípulos siguiendo el ejemplo del Maestro , aclamado en Jerusalén con una bendición tomada del salmista: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
El Evangelio presenta a Jesús, a cuya madre se llama “bendita entre las mujeres” , bendiciendo a los niños igual que bendice a los apóstoles. Ha sido enviado “para bendecir” . Es una misión que confía a los discípulos escogidos para continuar su obra: les recomienda que bendigan a quienes les maldigan , ya que “para eso han sido llamados” .
El empleo de los bienes materiales y espirituales es para Jesús una ocasión para alabar a Dios que los concede: bendice los alimentos con los que va a alimentar a una multitud , y bendice el pan y el vino que va a convertir en el alimento eucarístico . Son gestos e intenciones perpetuados por los que después obrarán “en memoria suya” .
1.2.- Bendiciones de Jacob y Moisés
Algunas bendiciones del Antiguo Testamento revisten un significado que merece la pena subrayar. Así, la que otorga el jefe de familia a sus hijos, y en primer lugar al hijo mayor llamado a sucederle en sus responsabilidades, toma un valor singular de Abraham a Jacob a través de Isaac: va acompañada de la transmisión del derecho de que se cumpla la promesa divina hecha al gran patriarca y confirmada sucesivamente por Dios mismo a Isaac , escogido con preferencia respecto a Ismael , y después a Jacob, escogido con preferencia a Esaú .
Cuando Jacob a su vez presiente su próximo fin, bendice como privilegiados a los hijos de José, y con mayor insistencia a Efraín, el menor . Pero el Génesis pone también en los labios del patriarca en su lecho de muerte una serie de oráculos dirigidos a las doce tribus salidas de sus doce hijos. Este documento , que se encuentra entre los textos más antiguos de la Escritura, se conoce bajo el nombre de “bendiciones de Jacob”:
• Recriminaciones y severas sentencias se entremezclan a las palabras de alabanza y esperanza de las que Judá recibe la “parte del león” .
• Entre las restantes tribus, José recibe el beneficio de un tierno favor.
• Rubén, Simeón y Leví sufren un trato riguroso.
• A los demás se les anuncia en términos oscuros más prosperidad que contrariedades.
Otra colección de oráculos sobre las tribus de Israel , incluida en un himno al Dios de Israel , y puesto, lo mismo que éste último, en boca de Moisés la víspera de su muerte, recibe el nombre de “bendiciones de Moisés”. Sensatos comentaristas piensan que su inserción en el Deuteronomio data de la época del cisma que separó a las tribus del Norte del reino de Judá (935 a.C.). Desde hacía tiempo, la tribu de Simeón parece que había sido absorbida por su poderosa vecina, precisamente la de Judá; eso podría explicar que no sea mencionada en este documento. A cada una de las restantes tribus se consagra una bendición más o menos larga que esboza en lengua poética los grandes rasgos de su historia o de su tradición.
2.- MALDICION
Menos numerosos que los enunciados de bendición, los pasajes que implican, suponen o evocan una maldición se cuentan sin embargo por centenas en la Escritura. Todos los pueblos, como el de Israel, han usado imprecaciones o execraciones que:
• Invocan la desgracia sobre los hombres de comportamiento infame o malvado .
• Sobre los que son tenidos por enemigos .
• Sobre proyectos o actos considerados nefastos o perjudiciales .
• Sobre objetos o lugares aborrecidos.
Pero, como Balac, rey de Moab, o el filisteo Goliat, los paganos imputan su afecto a las fórmulas mágicas de sus hechiceros o maldicen “por sus dioses” ; mientras los autores inspirados de la Biblia relacionan la eficacia de toda maldición con la omnipotencia del Dios único, del que vienen bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza , ya sea que Dios maldiga El mismo, ya sea que apruebe a aquellos de sus fieles que maldigan con razón e imploren por ese medio su intervención para arruinar las empresas perversas o castigar a los culpables .
Entre todas las maldiciones que mencionan los textos sagrados, las que pertenecen a la liturgia sobre el monte Ebal , que el Deuteronomio dice prescritas por Moisés,
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