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COMO MOTIVAR A LOS DEMAS


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2013  •  3.891 Palabras (16 Páginas)  •  287 Visitas

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Como Motivar a los Demás

Hay una única manera de lograr que las personas hagan lo que deben hacer, y es motivarlos a que quieran hacerlo.

Si hay un llamado que jamás hubiera aceptado, desde el punto de vista humano, es el de ser pastor en la iglesia de Éfeso luego de la salida del apóstol Pablo. Intentar llenar sus zapatos debe haber sido un desafío cercano a lo imposible. Cuando uno lee en el libro de los Hechos y comprende la manera en que empezó la iglesia; que bajo el poder del Espíritu Santo, Pablo hizo milagros extraordinarios y que por su medio miles llegaron a la fe... entonces cualquiera, dotado de una mente normal, se daría cuenta de que continuar el ministerio detrás de un fundador tan distinguido, sería invitar la frustración absoluta.

Esta tarea increíblemente difícil fue la que Timoteo debió aceptar: guiar a la congregación de Éfeso a través de la próxima etapa. Por momentos me imagino las comparaciones que debe haber sufrido. Este joven no predica como lo hacía Pablo... no hace los milagros que hacía Pablo... no ora como lo hacía Pablo..., no..., no..., no... Aceptar la tarea debe haber sido una carga que podría haber quebrado la voluntad y la valentía del más fuerte. Sin embargo, cuando el apóstol escribe a Timoteo las Epístolas Pastorales, le ofrece una serie de consejos que harían su ministerio útil y efectivo. Increíblemente no le da ningún consejo sobre cómo repetir los milagros porque, después de todo, eso depende de la soberanía de Dios.

Al presentar la definición de liderazgo cristiano, en nuestro primer capítulo, dijimos que es la capacidad de motivar a otros para que alcancen las metas de Dios para sus vidas. En este capítulo queremos analizar cómo, al igual que Timoteo, podemos también ejercer una influencia poderosa sobre aquellos que fueron encomendados por Dios a nuestro cuidado. La tarea de motivar a otros es el corazón de la relación entre el líder y sus seguidores. Es asimismo la que más energía demanda, puesto que el primer problema que debe enfrentar todo líder es cómo vencer la resistencia y la inercia inicial de parte de sus seguidores.

Esto resulta paradójico a primera vista porque, después de todo, cada individuo que nace en este mundo ya llega dotado de varias motivaciones personales. Viene genéticamente programado con necesidades que le impulsan al logro de ciertas metas, ya sea conscientes o inconscientes. Es por eso que, para hablar de cómo motivar, primero debemos entender qué es un motivo:

Motivo, define el diccionario, es aquella fuerza interior que impulsa a un individuo a la acción. Los motivos son sinónimos de necesidades personales, deseos, impulsos dentro del individuo. Los motivos son la raíz de toda la

Conducta. Y cada persona, en diferentes etapas de su vida, busca la satisfacción de diferentes necesidades o motivos.

• Autorrealización: El deseo de llegar a ser lo que uno es capaz de llegar a ser.1

Cuando se analiza el conjunto de motivaciones que impulsa a cada individuo, se podría pensar que la tarea para el líder debería ser muy fácil, que cada persona ya está motivada y que dirigir un objeto en movimiento es mucho más sencillo que resucitar un muerto. Y, efectivamente, así funciona para los que deben liderar en el mundo secular. Al empleado no hay que motivarlo para que llegue al trabajo; llega solo. Pero cuando uno entra al mundo del liderazgo espiritual descubre que la realidad es el polo opuesto. Esas motivaciones naturales en el individuo pasan a convertirse en el mayor impedimento para llegar a ser todo lo que Dios aspira para su vida.

Cuando un líder cristiano percibe la realidad de las necesidades humanas o motivaciones intrínsecas, comprende por qué la tarea del liderazgo es un arduo proceso. Sabe que, a pesar de sus mejores esfuerzos, no todos siguen a la misma velocidad; que algunos nunca se involucran en la acción, y otros ni siquiera se interesen en involucrarse.

En nuestra definición de liderazgo establecimos que el objetivo de liderar es hacer que los individuos alcancen las metas establecidas por Dios. Este desafío es enorme para un líder porque, ¿cómo podrá lograr que seres humanos programados para alcanzar lo que consideran sus necesidades legítimas, acepten que al rendir su vida al control de Dios lograrán el máximo nivel de realización personal? Hasta que un individuo, centrado en sí mismo, comprenda la verdad de que su vida sólo alcanzará la realización total cuando sus necesidades personales se fundan en una con los objetivos de Dios para su vida, demandará un esfuerzo de años de parte del líder. Las buenas noticias son que el líder cristiano no lucha solo; Dios ha prometido hacer su parte. Nosotros también debemos aprender a hacer la nuestra. ¿Cómo motivar a los demás a alcanzar las metas de Dios? ¿Cómo lograr que seres ególatras y autosuficientes estén dispuestos a abandonar sus ambiciones personales para aceptar el programa divino?

El apóstol ofrece a Timoteo una formula para motivar, para transformar espectadores en seguidores, para hacer que críticos que menosprecian lleguen a ser gente que respeta: “Nadie tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Pablo reconocía la realidad de que Timoteo podría ser despreciado por algunos, que muchos podrían dudar de su competencia para guiar el ministerio. Este hecho, sin embargo, no debería ser causa de preocupación para el joven pastor, ya que al alcance de su propia mano estaba

el secreto del triunfo. Pablo le recomienda no perder de vista que es él quien debe establecer el nivel espiritual y marcar el ritmo de la iglesia demostrando, en su persona y por su modo de actuar, que él mismo es la encarnación de los valores que espera los demás imiten. Así le da una lista de seis actitudes y conductas que ejercerán una profunda influencia sobre sus seguidores.

A. Palabra: “Sé ejemplo de los creyentes... en palabra”.

Todo liderazgo comienza con una visión, por lo tanto el líder debe ser el evangelista de la visión. Debe delinear la visión de la manera más clara y atractiva y convincente delante de sus seguidores para que ellos la abracen como propia. Y ya que la visión y sus metas específicas vienen de Dios, la consecuencia es que todo líder debe ser un especialista en comunicación. Todo intento de motivación comienza en este punto.

A.1. Enseñar el plan de Dios: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura pública de la Biblia, la exhortación, y en la enseñanza“(1 Timoteo 4:13 NVI). En esta congregación salida de la oscuridad del ocultismo y la idolatría,

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