Dios No Existe, De Igor Iglesias

Dios no existe: ensayo de periodista español Igor Iglesias

Somos un animal que suscita el interés de quien lo observa desde múltiples perspectivas. Echando mano de una frase de Jenófanes, filósofo griego (ss. VI-V a.C)., las distintas culturas humanas han construido sus creencias religiosas en torno a dioses hechos a imagen y semejanza del hombre (aquí utilizaré esta palabra para referirme a la especie, no al varón). Si los caballos tuvieran la capacidad de abstracción del homo sapiens sapiens, único homo sobre la tierra desde hace 33.000 ó 28.0000 (cuando el homo neardenthalis desapareció), sus dioses (o único dios) serían equinos con poderes sobrehumanos, reflexión ésta del citado griego.

MECANISMO DE CONTROL. Negar la existencia de los dioses o de un dios concreto, incluido el Dios cristiano, judío o musulmán, no es más arriesgado que afirmarla, ya que el único argumento para mantener viva la llama de la creencia en un ser divino es la fe, un peligroso instrumento al servicio del poder terrenal, que ha ido (desde las primeras sociedades de bandas, de un modo más ingenuo, y los primeros estados, con conciencia plena de ello) haciendo posible que una parte de un grupo humano cualquiera tuviera control sobre el resto, contribuyendo, junto a otros factores, a establecer unas pautas de comportamiento de la sociedad en su conjunto, con repercusiones más allá de lo estrictamente religioso. El poder político y económico, que hoy creemos desligados entre sí y de la religión, no tuvieron unos límites tan claros en el pasado entre ésta y la política.

La religión es, pues, un mecanismo de control de la voluntad humana, que el mundo antiguo supo aprovechar para regir los designios de las sociedades, cada vez más complejas. Todas las religiones tienen ese común denominador que las mantiene vivas, incluso cuando determinados ritos, considerados paganos, han sido sustituidos por creencias nuevas, no tan diferentes de las anteriores. Sólo hay que acudir al cristianismo para observar cómo si el creyente se atiene a unas determinadas normas, de las que se dice que las ha dictado este dios concreto, la vida tras la muerte será de una forma u otra (buena o mala), en función del comportamiento tenido en la vida terrenal.

MÁS ALLÁ DE LA MUERTE. La muerte es otra de las claves a tener en cuenta. El mecanismo de control que supone una religión sobre las mentalidades y la voluntad individual y colectiva de la sociedad no es el único argumento que explica cómo es el hombre quien creó al dios equis, y no al revés. La capacidad del hombre de preguntarse el porqué de todo lo que nos rodea y concierne llevó a nuestros antepasados a dar respuesta a preguntas en apariencia sencillas, pero que requerían de una complejidad argumentativa que el hombre sólo ha podido otorgarse con el devenir de los siglos y el nacimiento de la ciencia, y esto sólo ocurrió hace un rato. Pero, ¿qué respuesta existe para explicar por qué morimos, que sentido tiene estar vivo, qué hay más allá de la muerte, de dónde venimos y adónde vamos, en definitiva? Es cierto que no tiene mucho

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