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ESPERAR EN EL TIEMPO DE DIOS

Vmirta123 de Marzo de 2014

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Ahi un canto q me gusta mucho de Jesus Adrian Romero tienen un gran significado dice: “Esperar en ti, difícil sé que es, mi mente dice no, no es posible, pero mi corazón confiado está en ti. Tu siempre has sido fiel y me has sostenido”.

El coro de ese canto nos refleja una oración que muchas veces nos es difícil hacer en los momentos de prueba y de crisis. El coro dice, “Y esperare, pacientemente”.

En ocasiones simplemente, es muy difícil esperar el tiempo de Dios.

Eclesiastés 3:1-8 es un texto muy conocido por muchos de nosotros. El texto refleja que hay tiempo para todo; que cada actividad llega a su tiempo, incluso en estos últimos tiempos. He escuchado mucho lo que algunos llaman el es decir, el tiempo perfecto de Dios. Tenemos que reconoce, que esperar en el tiempo Dios no es nada fácil.

Es algo difícil de hacer en ocasiones, especialmente en los momentos de crisis y tribulación. En el siguente estudio quisiera compartir algunos ejemplos del Antiguo Testamento que nos enseñan qué es lo que ocurre cuando no esperamos el tiempo del Señor.

Tenemos a

Rubén, el hijo que no supo esperar

Rubén era uno de los doce patriarcas, hijos de Jacob. Específica-mente él era el primogénito. En el contexto patriarcal sabemos que la primogenitura era algo muy importante, pues el primogénito recibía el honor de ser el heredero oficial del clan. El problema de Rubén no fue haber sido el primogénito, si no que intentó reclamar sus derechos antes de tiempo e irrespetó a su padre Jacob.

Génesis 35.22 nos cuenta que mientras Jacob hacía duelo por la muerte de Raquel, Rubén aprovechó para “dormir con Buha, la concubina de su padre, lo cual llegó a saber Israel (Jacob)“. El tomar la esposa de su padre en ese contexto significaba que estaba clamando su primogenitura antes de tiempo. Se estaba proclamando como el heredero principal y Jacob su padre ni siquiera había muerto.

Los años pasaron y finalmente cuando Jacob estaba a punto de morir, hizo llamar a todos sus hijos para repartir su herencia. Me imagino que Rubén estaba muy emocionado pues según él, finalmente recibiría sus derechos del primer nacido completamente. Pero Génesis 49.1-4 nos enseña que éste no recibió la bendición que esperaba, pues Jacob en su lecho de muerte le reclamó su mala actitud que había tenido años atrás, al tomar a Bilha como mujer y así intentar proclamarse como el heredero. Rubén no recibió lo que tanto había anhelado.

Acán, la avaricia no le hizo esperar

¿Nos parecemos a Rubén

Tenemos que reconocer que a veces nosotros también no esperamos el tiempo de Dios como lo hizo Ruben A veces queremos las cosas de manera “rápida e instantánea”. Estamos tan acostumbrados a cosas instantáneas como el micro-onda, el Internet, el control remoto, que queremos que Dios trabaje de la misma manera con nosotros.

Queremos que las bendiciones vengan “ya”, “aquí” y “ahora”. Hay que asimilar que a veces somos un poco impacientes cuando se trata de recibir una respuesta de Dios, mucho más cuando estamos sumergidos en momentos de crisis.

Otro aspecto muy importante a considerar es que si no esperamos el tiempo de Dios, es muy probable que experimentemos tragos amargos. Rubén paso tragos amargos por no esperar el tiempo de Dios. Lo mismo nos puede suceder a nosotros. Por ejemplo, en ocasiones un bello embarazo puede convertirse en muchas lágrimas y sufrimiento si éste no se dio en el tiempo correcto. Se pudo haber dado dentro del vínculo matrimonial, pero por “adelantarse al tiempo” éste en ocasiones llega a ser un gran sufrimiento para los jóvenes y aquellos que los aman.

En otras ocasiones nos comportamos como Sara, que quiso darle una “ayudadita a Dios” promoviendo la relación entre Abraham y Agar la esclava. Y Sara después

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