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EXPERIENCIAS DE DIOS

jbarajas86927 de Junio de 2015

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P. ÁNGEL PEÑA BENITO O.A.R.

EXPERIENCIAS DE DIOS

LIMA – PERÚ

EXPERIENCIAS DE DIOS

Nihil Obstat

P. Ignacio Reinares

Vicario Provincial del Perú

Agustino Recoleto

Imprimatur

Mons. José Carmelo Martínez

Obispo de Cajamarca (Perú)

ÁNGEL PEÑA O.A.R.

LIMA – PERÚ

2009

ÍNDICE GENERAL

INTRODUCCIÓN

Dios es Trinidad.

Dios es amor.

Dios Padre.

Dios Hijo.

Dios Espíritu Santo.

María.

El cielo.

Sed santos.

Experiencias místicas:

a) Noche del sentido.

b) El desposorio.

c) Noche del espíritu.

d) Matrimonio espiritual.

Experiencias de Dios.

Voto de lo más perfecto.

Elevación a la Trinidad.

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN

En este libro queremos presentar algunas experiencias de Dios. Él nos ama con todo su infinito amor y quiere nuestra felicidad eterna. Dios es Amor, pero un amor trinitario, pues son tres personas en un solo Dios. Y nos ama tanto que quiere lo mejor para nosotros.

Él quiere que seamos santos y desea llevarnos a las más altas cumbres de la santidad: al matrimonio espiritual. Allí seremos transformados por el amor divino, seremos divinizados en cierta manera y viviremos en una especie de cielo en la tierra.

Sin embargo, para llegar a esas alturas del matrimonio espiritual, Dios necesita purificarnos de todos los apegos a las cosas de la tierra. Hay que pasar por las noches del sentido y del espíritu, que son dolorosas, pero que son necesarias para llegar a la total purificación del alma, y así conseguir la unión total y la transformación total en Dios.

Ojalá que estas experiencias espirituales puedan animar a muchos a seguir el camino de la santidad para que se abandonen a los planes divinos y traten de cumplir en cada momento su santa voluntad.

Dios no se dejará ganar en generosidad y les hará sentir su presencia con toda la fuerza de su divino amor. Vale la pena dejarse llevar por Dios y abandonarse en sus manos sin condiciones. Confiando en su amor y en su poder, todo se hará más fácil en el camino de la santificación personal.

DIOS ES TRINIDAD

Dios es amor en tres personas distintas, permaneciendo un solo Dios. En el concilio IV de Letrán se afirmó con claridad: Firmemente creemos y simplemente confesamos que existe un solo Dios verdadero, eterno, inmenso, inmutable, incomprensible, omnipotente e inefable: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Tres personas, pero una esencia, sustancia o naturaleza completamente simple. El Padre no proviene de ninguno, el Hijo únicamente del Padre, y el Espíritu Santo de los dos a la vez; sin comienzo ni fin. El Padre engendra, el Hijo nace y el Espíritu Santo procede. Son consustanciales e iguales entre sí, conjuntamente omnipotentes y eternos.

Dice el Catecismo de la Iglesia católica: El misterio de la Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina (Cat 234). Dios es único, pero no solitario. El Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo es el Padre o el Hijo. El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado y el Espíritu Santo es quien procede. La unidad divina es trina (Cat 254). Todo es uno en ellos. A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre y todo en el Hijo (Cat 255).

Los tres hacen todo unidos. Los hombres buenos son templos de la Santísima Trinidad. Y la Iglesia es un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo .

La vida cristiana comienza con el bautismo, que recibimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Los demás sacramentos se reciben también en nombre de la Trinidad. Y en la Eucaristía, que es el centro y culmen de nuestra vida cristiana, está el Padre con Jesús (Dios-hombre) y el Espíritu Santo. Esto se expresa de modo elocuente en el momento en que el sacerdote, levantando la hostia y el vino consagrados, dice: Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos Amén. Ese momento majestuoso es como un resumen de lo que es la misa: un ofrecimiento de Cristo al Padre por el Espíritu Santo.

Por otra parte, no debemos olvidar que todas nuestras oraciones deben ir al Padre por medio de Jesús. Así nos lo dice San Pablo: Por medio de Jesús tenemos libre acceso al Padre en el Espíritu Santo (Ef 2,18). Y a su vez, todos los bienes que descienden de Dios Padre, nos vienen a través del Hijo y nos alcanzan en el Espíritu Santo .

Santa Teresa de Jesús (1515-1582) nos cuenta: Un día, después de San Mateo…, se me representaron las tres personas distintas, que cada una se puede mirar y hablar por sí. Estas personas se aman y comunican y se conocen. Pero ¿cómo decimos que las tres son una sola esencia? Y lo creemos y es una gran verdad y por ella moriría yo mil muertes. En estas tres personas no hay más que un querer, y un poder y un señorío, de manera que ninguna cosa puede una sin la otra, sino que, de cuantas criaturas hay, es sólo un Creador. ¿Podría el Hijo criar una hormiga sin el Padre? No, que es todo un poder, y lo mismo el Espíritu Santo; así que es un solo Dios todopoderoso y todas estas tres personas una Majestad. ¿Podría uno amar al Padre sin querer al Hijo y al Espíritu Santo? No, sino que quien contentare a una de estas tres personas divinas contenta a las tres y quien la ofendiere, lo mismo. ¿Podrá el Padre estar sin el Hijo y sin el Espíritu Santo? No, porque es una esencia y donde está uno están los tres, pues no se pueden dividir . Las personas veo claro que son distintas, el cómo no lo sé, pero sé que no es imaginación .

Lucie Christine, seudónimo de Mathilde Bertrand (1844-1908), una esposa y madre de cinco hijos, gran mística, en su Diario Espiritual dice el 22 de octubre de 1822: Ayer comencé la oración, diciendo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y mi alma, incendiada en amor, permaneció en contemplación. Yo vi la unión del amor y vida por la cual nuestras almas están unidas al Creador, al Redentor y al Santificador. La bondad inefable de la Santísima Trinidad me llenó toda la tarde de una alegría inmensa… Esta mañana, en la comunión, mi alma se puso a contemplar la persona del Padre, el principio eterno del cual todo existe. Y vi las relaciones que existen entre las tres divinas personas… El alma conoce, sin poderse engañar, la unidad de la naturaleza divina y ve, al mismo tiempo, la distinción de las tres personas. Ninguno de los tres se comunica del mismo modo. Podría decirse que uno no es el otro y no tiene la semblanza del otro y no obra como el otro, pero los tres son Dios .

La venerable Concepción Cabrera de Armida (1862-1937), esposa y madre de nueve hijos, también gran mística, dice: Debo vivir en contacto continuo con la Trinidad, unida a las tres divinas personas por la gracia de la encarnación mística: con el Padre, ofreciéndole al Verbo, con el Hijo para ser la delicia del Padre, con el Espíritu Santo tomándolo como el inspirador y santificador del todos los sentimientos y de todo lo que soy. Debo vivir, respirar y trabajar, en el seno de los TRES. Ellos deben constituir la atmosfera donde viva.

¡Qué grande es la Trinidad! ¡Qué bella es su unidad! El Señor me ha hecho ver cómo son las tres personas divinas, que constituyen una sola esencia, una misma sustancia, una sola divinidad… Hoy el Señor, durante la oración, me ha dado luces para entender un poco la unidad de la Trinidad. ¡Qué abismo de perfecciones! ¡Qué delicias en Dios! ¿Qué será el cielo, Dios mío?

Adrienne von Speyr (1902-1967) dice: Dios en su esencia es Trinidad. Por eso, no puede revelarse, sino en modo trinitario… El Hijo es engendrado en nosotros por el Padre, quien nos da la vida por medio del Espíritu Santo; y nosotros volvemos con el Hijo en el Espíritu Santo al Padre. En el camino del Hijo hacia el Padre, el Hijo nos transforma y el Padre nos acoge como hijos, haciéndonos participar en la misión del Hijo… El amor es la esencia común de las tres divinas personas y es, por eso, amor trinitario. La Trinidad debe manifestarse en toda nuestra vida. Todos somos misioneros de la Trinidad .

La mística Lucia Mangano (1896-1846)

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